Quince;

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Holiiiiiii! Capítulo extra de sábado, espero que estéis pasando un buen finde 🥰✨

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Ana

Marzo nos saludaba con un día bastante soleado. En cualquier momento el cielo podía taparse y empezar a llover; pero de momento, el sol aguantaba con mucha dignidad. Mis pensamientos, desgraciadamente, no se correspondían con el maravilloso día que hacía. Entonaban más con el ambiente cargado y estresante que adoptaba el bar de enfrente del instituto cada día, durante la hora del recreo.

—Así que... Una tregua —repetí en voz alta las palabras de Ruth, sin poder esconder el caos interno que me producía la nueva situación.

—Bueno, no es una tregua realmente. Eso dijimos en la enfermería. Pero por la noche, decidimos hacer una cena de hermanas y cocinamos también para mamá. En plan guay, familia feliz, you name it.

—Ganando puntos para no acabar en el monte con su padre, las cabronas —se rió Roi.

—Cállate —rió también Ruth, dándole un golpe en el hombro. —El caso es que ayer cenamos juntas e hicimos las paces.

—No... ¿No vais a competir más? —pregunté sintiendo una desagradable sensación en mi estómago.

—¿Qué pasa? ¿No estás contenta? —preguntó Ruth, frunciendo el ceño mientras esperaba su bocata, apoyada en la barra del bar.

Ricky y Mimi estaban fuera, fumando en el banco del paseo que solíamos ocupar. Y seguramente, también estarían hablando de la nueva situación entre las dos hermanas.

—Eso, Ana —indicó Roi, sorprendido desde el otro lado de Ruth. —Menudo plan de mierda, tía. Si es la mejor noticia que nos podían dar estas dos. Solo llevaban una semana enfadadas y a mí ya me parecía un mes entero.

—No, no, si yo estoy encantada —respondí, recibiendo mi café solo, en un envase de cartón. —¿Vamos?

—Sí —hizo Ruth, cogiendo el bocata que el camarero le tendía y dándole el otro a Roi. —Vamos.

Dejé que Roi diese unos pasos por delante de nosotras, y aproveché para estirar a Ruth del brazo.

—Entonces, ¿ya no quieres Ruthiam? —le pregunté disimuladamente. —¿Abortas misión?

Ruth me miró y suspiró.

—Mira Ana... Que Miriam me pone y todo eso, pero es que Miriam no vive en mi casa ni tengo que verla todos los días, ¿sabes? No te haces una idea del puto infierno que he pasado peleándome con Mimi. Y además es que todo lo provoqué yo. La apuesta inicial, la competición de después... Me metí yo sola en este percal, y también estaba en mis manos disculparme y salir de él.

Me mordí el labio y asentí; pero me sentía dividida por dentro.

Por un lado, era yo la que intentaba que las dos hermanas arreglaran sus conflictos, y seguramente, también la que peor lo pasaba cuando había movidas así en el grupo. No discutía que la situación hubiera sido complicada para Roi y Ricky, pero ellos no celebraban pijamadas ni se iban de compras con ellas; yo en cambio, sí.

Pero por el otro lado... Mimi estaba loca por Miriam; y si Ruth se rendía, no habría obstáculo que impidiera el desarrollo de aquella incipiente relación.

—Has sido súper buena conmigo, Ana —habló Ruth, cuando salimos al exterior del bar. —Ayudándome con lo de Miriam y tal... Te has entregado de pleno. Eso es una amiga de verdad —añadió, besando mi mejilla. —Pero bueno, ahora ¡a por otra aventura! —concluyó, guiñándome el ojo y dándome un codazo.

Game Over 🌙 || MIRIAM²Donde viven las historias. Descúbrelo ahora