Ana
Una vez dentro del cubículo, empecé a llorar.
Desde el principio fue un llanto fuerte.
Comencé llorando por lo que me había dicho Ruth, lo cual había estado totalmente fuera de lugar; pero luego lo hice por Mimi, porque estaba cansada de estar siempre a su lado, de forma incondicional, y frustrada de que no me viese como nada más que una amiga. Lo hice por Miriam, porque nunca había significado nada para nosotras y sin embargo, parecía que ahora todo giraba a su alrededor; y finalmente lo hice por mí, porque hacía tiempo que me estaba haciendo daño a mí misma y porque nadie parecía darse cuenta.
—¡Eh!
Intenté frenar mi llanto al escuchar aquella voz femenina, acompañada de unos golpes en la puerta azul del cubículo.
—¡Eh! ¿Estás bien? ¿Qué te pasa? —la voz sonaba considerablemente preocupada; pero no había duda: se trataba de Mireya.
No tenía nada en contra de la chica, pero bueno, yo era la amiga de las Doblas y eso era suficiente como para que nunca nos hubiésemos llevado bien.
—Nada —respondí en alto, aunque se me notaba la voz rota por estar llorando.
—¿Ana? —preguntó la chica, en reconocer mi voz. No respondí. —¿Eres Ana, verdad?
—Estoy bien, no te preocupes —respondí, intentando relajarme, mientras que cogía un cacho de papel higiénico para limpiarme las lágrimas y controlar si el rímel se me había corrido en exceso.
—No lo estás, abre.
¿Qué le pasaba a la tía esa? Joder, es que una no podía ni llorar en paz.
Bufé, algo molesta, pero abrí la puerta del cubículo, encontrándome con unos ojos claros que me miraban llenos de ternura. Creo que las dos nos quedamos un poco en shock. Ella porque mi cara debía ser un puto cuadro, y yo porque creo que nunca habíamos cruzado miradas más de cinco segundos.
—¿Qué te pasa? —preguntó la chica, apartándose de en medio cuando hice el gesto de salir.
—Es una tontería —respondí, caminando hacia los espejos.
Evidentemente, mi cara era un cuadro. Tenía los ojos enrojecidos e hinchados. Además, buena parte del rímel se había convertido en una cascada que ahora rodaba libre por mis mejillas, también enrojecidas.
—Toma —escuché a Mireya, que aunque sabía de sobras que no iba a hacerle ninguna confesión, parecía predispuesta en ayudarme como fuera.
A través del espejo vi cómo me ofrecía una toallita desmaquillante. Me di la vuelta para cogerla.
—Vaya, gracias.
—Nada —respondió ella, con una sonrisa que indicaba aún cierta preocupación.
Me limpié el caos que reinaba en mi cara y cuando me sentí algo mejor me giré hacia la chica, que no se movía de allí por nada del mundo, impasible.
—¿Mejor? —preguntó la rubia, al ver que la miraba.
—Sí, gracias —asentí con una pequeña sonrisa. —¿Esperas a alguien?
—Miriam —pronunció, simplemente. —Me ha venido la regla y no tengo absolutamente nada —reconoció. —Así que la he mandado a comprarme compresas porque ya he manchado un poco y no quiero arriesgarme a que vaya a peor.
—Me lo podías haber pedido, creo que tengo en la mochila —respondí, sin pararme a pensar bien lo que decía.
Mireya y yo no éramos amigas, ni siquiera buenas compañeras de clase. No veía por qué la chica me preguntaría si tenía una compresa, cuando entre nuestros grupos había más tensión que compañerismo.
![](https://img.wattpad.com/cover/185824089-288-k244150.jpg)
ESTÁS LEYENDO
Game Over 🌙 || MIRIAM²
Fiksi PenggemarLas gemelas Doblas han crecido compartiéndolo todo y siendo confundidas constantemente. Eso nunca ha supuesto un problema para ellas, sino que siempre le han sacado el máximo provecho y se han reído a costa de ello. ¿Pero, qué pasa cuando a través d...