Setenta y cinco;

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Ana

-¿Y de Ruth? -susurré.

-De ella, nada de nada -negó Roi, algo apenado.

Y yo suspiré, porque aquello ya me parecía demasiado. A quince minutos de haber empezado la clase, ninguna de las dos gemelas había hecho acto de aparición. Llegar diez minutos tarde era lo habitual, incluso quince, pero cuando pasaba de esa franja de tiempo, ya se sobreentendía que no iban a llegar a primera hora.

Pero aquello tampoco era lo que más me preocupaba: Mimi seguía atrincherada en casa de Patri por segundo día consecutivo y Ruth se había negado a hablar conmigo desde la discusión que habíamos tenido el día anterior.

-Creo que me acercaré a su casa después de clases -anuncié en voz baja, para no llamar la atención del profesor.

Estábamos libres de la presión a la que nos habían sometido los exámenes y, sinceramente, no iba a pasar una tarde nada relajada a menos que, como mínimo, solucionara las cosas con Ruth. Mimi estaba fatal, lo sabía, pero Ruth también sufría con la situación; nos lo había demostrado sobradamente estando tan a la defensiva el día anterior.

-Pues mira, yo me sumo -intervino Ricky, desde el asiento de atrás y con la silla contigua vacía. -¿Has hablado con Mimi?

-Sí, menos mal que ella sí me habla... Pero sigue en casa de Patri, al parecer. Por lo menos ayer por la noche lo estaba, y no tenía prisa por irse -reconocí.

-Madre mía... Susana estará flipando con todo esto -comentó Roi.

-Y que lo digas -asintió Ricky, golpeando la mesa con un bolígrafo mientras se balanceaba con las patas traseras de la silla. -Le están dando un añito a la pobre mujer... Mi madre no puede quejarse, en comparación.

-Hay que conseguir que hablen y arreglen sus cosas, pero... Creo que la misión nunca había sido tan difícil -suspiré, ladeando la cabeza ligeramente. -Ni siquiera sé si querrán escucharnos. Por lo menos Ruth...

-Ayer igual me pasé con ella, ¿no? -adivinó Ricky, poniéndose algo más serio y dejando de bromear por un momento.

Roi se mantuvo en silencio y yo hice lo mismo. No era un silencio otorgante, porque tampoco consideraba que Ricky se hubiera pasado. Él le había hablado claro y directo, al más puro estilo Ricky; pero al final Ruth estaba en una posición difícil, se había sentido atacada, y Roi y yo no habíamos mediado para remediarlo.

-Se sintió atacada -intervino Roi, prácticamente leyéndome la mente. -Y es normal, podría parecer perfectamente que íbamos a por ella. Pero ninguno de nosotros iba con mala intención. Es que joder, entre la una y la otra, no es que nos lo pongan fácil...

-Fondo norte, vamos callando... -ordenó Eva, la profe de economía.

Ni siquiera nos miró, lo dijo de espaldas, haciendo sus anotaciones en la pizarra. Parecía que, incluso cuando no contábamos con la presencia de las Doblas, éramos escandalosos.

Eva nos había dado las notas del examen, aunque no nos había comunicado la de las gemelas, que realmente era la que más nos interesaba. Más que nada porque habían hecho ese examen junto a Miriam en el aula de guardia, después del desmayo de la misma y a segundos posteriores de que les dijera que no quería saber más de ellas... A pesar de todo lo que había acabado pasando después. Pero Eva no iba a decirlas en alto sin ellas presentes, y era normal.

-¿Y Patri qué te dijo? -preguntó Ricky, en voz baja, volviendo al tema.

-¿Cuándo? ¿Ayer? -pregunté sin girarme, para no llamar la atención de Eva.

-Sí. También has estado hablando con ella, ¿no?

Yo asentí, porque desde atrás, mi amigo me veía perfectamente.

Game Over 🌙 || MIRIAM²Donde viven las historias. Descúbrelo ahora