Veintiocho;

2.2K 174 37
                                    

Miriam

Mentiría si dijera que la perspectiva de asistir a la fiesta de aquella noche no me tenía un tanto nerviosa. Estar allí con todos los amigos de Mimi... 

Vale que no era la primera vez, pero esta vez sería de fiesta, y además Mireya también estaría por allí. No quería dejarla sola durante la noche, aunque realmente ya se manejaba bastante bien con Ana. Pero no sé, me provocaba un pequeño terremoto dentro el pensar en aquella noche. Aunque a decir verdad, lo agradecía: era lo único que me mantenía con algo de vitalidad por dentro.

El examen de economía me había ido bien, nada fuera de lo normal, y sí que me había quitado un peso de encima, pero el turno de la noche anterior en el bar me había dejado cansada. Además, no podía dejar de pensar en Efrén, a quién mandaba mensajes compulsivamente durante el día.

Me daba rabia no estar totalmente feliz después de haber dado por terminados aquellos días de exámenes, pero no sabía qué hacer al respecto. Estaba un poco apagada, digamos. Y Mimi enseguida lo notó.

—Tú, rubia —me reclamó acercándose a mi mesa en cuanto el timbre que daba las clases, la mañana, y en aquél caso, también la semana escolar por finalizada, se escuchó por todo el edificio. —Te veo muy seria teniendo en cuenta que te vas a sacar un diez en economía y que esta noche hay party.

Sonreí cansadamente mientras empezaba a guardar mis cosas en la mochila. Todavía no le había contado a Mimi que Efrén estaba en Alemania y ni yo misma me sabía justificar el por qué. Ya le había compartido prácticamente todo de mi vida. ¿Por qué no podía contarle algo de lo que además, ella ya estaba informada?

—Es que no he estado durmiendo mucho esta semana...

Mimi me miró ladeando la cabeza y pasó una mano por mis rizos, mientras que yo permanecía sentada en mi silla.

—Bueno, eso se soluciona rápido —respondió con una sonrisa. —Esta tarde puedes venirte a mi casa, te hago un masajito, nos echamos la siesta...

Rompí a reír mientras me levantaba finalmente y, quedando cara a cara con la otra rubia, ponía una mano sobre la mejilla de Mimi, acariciándola con mi pulgar.

—Me encantaría eso Mimi, de verdad.

—¿Lo quieres? Lo tienes —murmuró, acercándose a mis labios y agarrándome de la cintura.

¿En serio me iba a besar en medio de la clase? 

Me aseguré, con algo de pánico, que el profesor ya se hubiera ido, y no pude evitar seguir riéndome al ver las claras intenciones de la rubia. Mimi me hacía sentir como en una nube todo el rato, era... No lo sé. Era mágico.

—Ehem... —un carraspeo hizo que me diera la vuelta, un poco sobresaltada. 

—Ay, hola Mireya —saludé, retirando suavemente las manos de Mimi de mi cuerpo.

Mi amiga estaba de pie, ya con la chaqueta puesta y la mochila colgando de su hombro. Nos observaba como un poco cortada: supongo que no estaba acostumbrada a verme tan cariñosa con una chica. Y a decir verdad, yo tampoco estaba acostumbrada a que se me viera en aquél contexto.

—Perdonad que os interrumpa —se excusó, primero mirando a Mimi y luego poniendo sus ojos en mí. —Pero Miriam, ¿quieres venirte a mi casa a prepararte para la fiesta? Si quieres te maquillo, nos peinamos juntas, y eso —propuso la rubia, con una pequeña sonrisa.

—Sí, claro —respondí sin pensarlo y sin esperarme aquella invitación. —Me parece genial.

—Pásate a las ocho si quieres, yo estaré en casa a partir de las siete y media. Cenamos juntas y eso, si te apetece.

Game Over 🌙 || MIRIAM²Donde viven las historias. Descúbrelo ahora