Mimi
Para variar, llegábamos tarde a la fiesta.
La puntualidad no era nuestro punto fuerte, por lo que no íbamos a sorprender a nadie. Esta vez, de todas formas, no era culpa nuestra sino de Ana, que había empezado tarde a arreglarse y se había negado a salir de casa hasta que su pelo estuviera perfectamente rizado.
—Ya os vale, colegas —protestó Ricky, que nos esperaba en su coche, aparcado delante de casa de Ana.
Era una de las ventajas de ser amigas del repetidor de la clase: que tenía carnet y la mayoría de veces nos hacía de chófer; incluso si aquello significaba dormir un par de horas en el coche cada vez que salíamos, para darle tiempo a que se encontrara en condiciones de conducir otra vez.
—Oye, que la culpa es de la morena —concreté yo, cerrando la puerta del coche.
—¿Y lo mucho que os alegraré la vista toda la noche? —respondió ella, con una sonrisa socarrona.
Vi como Ruth sonreía mirando a su mejor amiga, y yo hice lo mismo. Ana llevaba unos días un poco malhumorada, y verla tan a gusto y bromeando era algo que nos hizo feliz a las dos. Roi, que iba de copiloto, le dio la razón a Ana.
—No seas pelota —protestó Ricky. —Ya sabemos que sois los únicos heteros del grupo pero tampoco hace falta que tonteéis delante de nuestra ensalada.
—Ewww —soltamos mi gemela y yo, ante la imagen de Ana y Roi estando juntos.
—Joder Ricky, ¡que somos como hermanos! —soltó la chica.
—Déjalo —se rió Roi, sin echarle más leña al fuego.
Aparcamos algo lejos de la casa de Raoul, ya que la calle estaba llena de vehículos. Su hermano mayor era universitario y sabíamos que en la fiesta había una gran cantidad de amigos de este, que habían hecho uso del coche para llegar a la ubicación.
La mayoría de ellos estaban mal aparcados, incluso bloqueando salidas de las casas cercanas o dentro de la gran zona verde que había en frente de la casa. Nosotros fuimos de estos últimos, pero aprovechamos para hacernos un cubata entre los árboles y no entrar con el marcador a cero a la fiesta de los hermanos Vázquez.
—Esto no me va a subir —se quejó Ruth, viendo el contenido de su vaso, ya casi terminado.
—Anda que no, eso lo dices siempre —le recordó Ricky. —Y luego acabas metida en un baño mientras Ana te sujeta el pelo.
—Cállate imbécil —protestó mi hermana, ante las risas de nosotros cuatro.
Decidimos llenarnos otro cubata antes de entrar en la casa, notándonos más a tono. Cruzamos la carretera hasta llegar al jardín que daba entrada a la casa de Raoul.
No era la primera vez que estábamos en una de sus fiestas, así que no nos impresionó en exceso la cuidada iluminación del exterior ni el gran número de gente que rondaba por los alrededores de la casa. Aquellos dos sí que sabían aprovechar cuando sus padres estaban fuera y tenían la casa vacía para ellos.
Saludamos brevemente algunos conocidos pero tampoco nos entretuvimos mucho porque habíamos preferido dejar las chaquetas en el coche y la noche no era precisamente calurosa. Nos dirigimos a la cocina, dónde nos imaginábamos que íbamos a encontrar a alguno de los dos hermanos, y dimos con el mayor y su grupo de amigos.
—Vaya vaya, pero mirad quiénes están aquí —saludó el mayor de los Vázquez, cuando nos vio a los cinco entrar en tropel, como siempre.
Álvaro era un chico guapo, rubio, con unos ojos preciosos. Yo era incapaz de sentir atracción por un hombre, pero sabía que tanto a Ruth como a Ana se les caían las bragas al suelo solo con verlo. El chico, además, estaba soltero desde hacía un par de meses. Ya les había dicho a mis niñas que no perdieran el tiempo, que era un partidazo. Sin embargo, a Ana no la veía muy convencida, y Ruth solía decantarse por el sector femenino últimamente. Pero bueno, que yo estaba convencida de que no le haría ascos al chico si se le acercaba.
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Game Over 🌙 || MIRIAM²
Fiksi PenggemarLas gemelas Doblas han crecido compartiéndolo todo y siendo confundidas constantemente. Eso nunca ha supuesto un problema para ellas, sino que siempre le han sacado el máximo provecho y se han reído a costa de ello. ¿Pero, qué pasa cuando a través d...