5. Apariencias

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Ava

Estiro mis brazos y me repongo, me quedé dormida aquí en el sofá ayer cuando llegué de la escuela, al parecer mamá o papá me acurrucaron con una manta para no interrumpir mi sueño.

Me levanto mientras bostezo, me dirijo a mi cuarto y procedo a tomar una ducha.

Salgo del baño secando las últimas gotas de agua que se escurren de mi pelo y entonces lo escucho, ruidos ensordecedores de objetos siendo estampados contra el suelo o la pared, escucho todo, el vidrio crujirse por el impacto y bajo sus pisadas.

Frunzo el ceño y me asomo a mi ventana colindante a la que provienen todos esos sonidos, observo pero nada soy capaz de ver, el silencio se hizo paso en un momento y de pronto siento movimiento hacia mi dirección, me escondo detrás de las cortinas, puedo sentir su respiración agitada bien cerca de mi y eso me hace pensar que está asomado, me agacho y voy hacia el baño de mi habitación de nuevo en un gateo, lo que menos quiero es ser vista por esa persona, al parecer mis nuevos vecinos no son todo perfección y amabilidad de como me hizo pensar la señora Sofía Black el día de su visita.

Edwin
Minutos antes...

Esto es una mierda, es una mierda llevar viviendo dieciocho años y no comprender nada de lo que sientes, eso desata mi rabia, no entiendo nada de lo que ocurre conmigo, de lo único que comprendo es del odio, todo lo que hago lo deshata, estoy bien jodido, jodido hasta los huesos; la rabia llega hasta su límite haciéndome explotar, tomo una lámpara de mesa en una mano y la lanzo contra la pared, el ruido del impacto del vidrio es ensordecedor pero nada me importa y sigo lanzando cosas hasta que me detengo al observar por la ventana, mientras la ira se sigue apoderando de mi, observo mis manos y tengo un corte en la izquierda: sangre brota de ella, estoy jodido, lo sé.

Dejando el desastre en mi habitación atrás, salgo de ella apretando mis puños, necesito más para liberarme un poco de esto.

Camino hasta una habitación adaptada para que sea un gimnasio, me acerco al saco de boxeo que cuelga desde el techo, le doy el primer puñetazo y es todo lo que necesito para desatar mi furia, golpe tras golpe, si fuera un persona ya estuviera en malas condiciones, agitado ceso mientras abrazo al saco con la cabeza recostada a él, mis hombros subiendo y bajando mientras repito sucesivamente: los odio a todos.

_

Minutos más tarde vuelvo a mi habitación y todo sigue igual que cuando me marché.

Me visto de negro como siempre, esta vez llevo una sudadera con capucha y unos pantalones del mismo color junto con unos zapatos deportivos, me coloco la capucha y saco un cigarrillo prendiéndolo, el humo inunda mis pulmones a la primera calada, meto una mano en un bolsillo de la sudadera y la otra aguanta el cigarro; atravieso la casa, tomo las llaves del auto, salgo a las escaleras del frente del edificio y las bajo dando un último salto al acabarse los escalones. Quito la seguridad del auto, me subo, arranco el motor y salgo derrapando; voy a toda velocidad. Al pasar unos diez minutos llego a mi destino, toco el timbre y espero un momento, quien esperaba ver le recibe, me abalanzo sobre ella como una fiera y le arranco la poca ropa que lleva puesta.

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Estoy en su cama, me pongo de pie colocándome los pantalones y ella me mira con algo que no sé como describir. Esta es Stella, no es nada mío, creo que no me atrevo a decir que siquiera amiga, no es nada para mi porque no quiero, no me apego a nadie, esto es sólo sexo y lo disfrutamos los dos. Su cabello rubio platinado está revuelto, sus ojos color miel derrochan algo que no estoy interesado en saber, esta chica es una diosa, cualquier chico quisiera todo con ella pero yo no soy cualquiera; sus cejas se unen mientras pone una cara de confundida cuando voy dándole la espalda alejándome mientras me visto.

Siente Conmigo [BORRADOR]✔©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora