55. Sonrisas neón

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A

va

Él.

Edwin.

Cada acción ejecutada por él deslumbra a mis ojos que no se pierden un solo movimiento de su cuerpo. Su cabello despeinado cae por partes de su cara con despreocupación, tiene la vista hacia el frente y parece sereno porque no demuestra ninguna emoción en su rostro, uno de sus brazos está relajado sobre el volante y el otro descansa sobre su muslo derecho con sus dedos impartiendo leves golpes sin un ritmo marcado hacia su piel, su ceño está normal, no como la mayoría de tiempo que lo encuentras fruncido.

Una sonrisa bobalicona se forma en mis labios y una vez más me siento totalmente expuesta, aparto mis ojos de él y me dedico a observar hacia afuera. Pasan unos segundos y su equilibrada voz  —entre ronca y dulce— nos informa que hemos llegado. —Llegamos —mis terminaciones nerviosas vibran en cuanto dice la primera letra.

Los gemelos salen con toda una algarabía de la parte trasera del auto, le seguimos nosotros, me resulta extraño que Edwin no nos anime a entrar, pero después recuerdo que estamos esperando por el resto del grupo y me sumo a la espera. Camino unos pasos hacia él, está recostado al lateral de su coche mientras guarda las llaves del mismo en uno de los bolsillos de su pantalón. Llego por su espalda y me deslizo sobre el capó para sentarme a sus espaldas y taparle los ojos.

—¿Adivina quién es? —pregunto, fingiendo una voz excesivamente tosca, a mitad de ello se me escapa un risa.

Se reincorpora y tengo que estirar mis brazos al máximo para que mis manos sigan tapando sus ojos. —Adivinaré —deslizo mis manos hacia los costados de su cara y él se gira hacia mi con los ojos cerrados aún—. Eres la chica que le hará una abolladura al capó de mi auto esta noche —comenta, con un toque de humor y una sonrisa hermosa postrada en sus bellos labios.

—Para que te acuerdes de mi todo el día —comienzo a esparcir caricias con mis uñas por su mandíbula, él parece acatarlas bien porque suelta un suspiro y entrecierra los ojos un poco—. ¿Te gustan las cosquillas? —inquiero toda curiosa, al ver su cara de pura relajación.

Me mira por un segundo y luego asiente, no pronuncia ni una sola palabra, sólo se queda en silencio.

—Esto tiene un cobro —confieso, con una ceja alzada y cara risueña.

—Lo que quieras. —Se cae de hombros y sólo sigue disfrutando de mis cosquillas en su cara.

Trago grueso y una imagen mental que muchos catalogarían como sucia viene a mi mente y agito mi cabeza inmediatamente para tratar de espantarla y hablo. —Ya me lo pensaré mejor —expongo, aún sintiendo eso que me imaginé merodear por mi mente.

Unos murmullos me hacen bajar de mi nube de pensamientos lascivos y enfrentarme a la realidad, ¿y cuál es la realidad?, pues que el resto de mis amigos acaban de llegar.

—Ay, cállense —escucha la voz  quien parece ser Mia quejándose—. Cada vez que se ven compiten hasta por el aire que respiran. —Diviso a lo lejos el llamativo look de ella, un vestido dorado que se acopla perfectamente a su silueta y que tiene una abertura en forma de óvalo justo debajo de sus pechos, unas argollas doradas de tamaño medio, unos tacones beige que se ajustan a sus tobillos con dos lindos lazos, su cabello está atado en una coleta súper alta y perfecta, y me atrevo a decir que su maquillaje es el más hermoso de la noche, posee tonos dorados y vainilla, acompañados de un delineado blanco que rodea la cuenca del ojo y luego sigue su curso normal.

Los dos chicos ignoran las quejas de mi amiga y siguen con su disputa. —¿A caso tienes idea de con quién estás hablando? —Chase, mi mejor amigo habla dirigiendo su mirada hacia Sam—. Tu no atrapas ni a las mariposas de la luz que se cuelan en tu casa en el verano, hombre. Estás frente a un verdadero conquistador, ¿ves ahí adentro? —señala la discoteca frente a nosotros—, ahí no hay una sola mujer que se resista a mi. —Todos los que faltaban por llegar comienzan a reír y Sam sólo les blanquea los ojos.

Siente Conmigo [BORRADOR]✔©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora