41. Besos cobrados

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Ava

Ya nos adentramos en el bosque y a medida que vamos avanzando las dudas de si debí haber venido me carcomen. Él camina a mi lado a paso firme mientras su mirada está hacia el frente. Se detiene para pasar un tronco de un árbol inmenso que hay a mitad de camino, una vez arriba me extiende una mano para ayudarme a subir y sin protestar la tomo.

Se baja con gran agilidad y me extiende sus brazos para tomarme por la cintura y bajarme, a eso ya si me niego, tanta cercanía con él hará que todo mi esfuerzo porque mi corazón no se emocione se vaya al carajo, debo controlarme.

Niego repetidamente y él se aparta un poco para darme espacio para bajar. Piso mal y uno de mis pies resbala haciendo que casi caiga pero soy detenida por sus fuertes brazos. Sonrío nerviosamente mientras lo veo curvar sus labios en una sonrisa de suficiencia y luego me pone sobre el suelo.

Me toma por una mano, su tacto es suave y cálido, se siente tan bien volver a sentirlo. Camina rápidamente entre los árboles y me lleva un poco sofocada pues voy prácticamente corriendo.

—¿Confías en mi? —pregunta, parando en seco mientras gira hacia mi. Me asombra la profundidad de sus ojos oscuros.

Frunzo un poco el ceño ante sus palabras y sin pensarlo dos veces doy mi respuesta. —Sí. —Una sonrisa hermosa se extiende por sus labios rojos, él es perfecto.

Da un paso detrás de mi y procede a poner sus manos tapando mis ojos. Mi cuerpo se tensa un poco del gusto que es tenerlo tan cerca, su respiración en mi nuca hace cosquillas y no precisamente de las que dan risa. Suelto un poco de aire tratando de relajarme pero es imposible.

—Yo te voy guiando; avanza —ordena, calmadamente.

Comienzo a avanzar a pasos torpes y me hace detenerme. —Espera —se queda en silencio—. Mejor de otra manera, no quiero que te lastimes; ¿me prometes que no vas a abrir los ojos? —Asiento mientras noto como va quitando sus manos de mis ojos.

Aprieto ligeramente los ojos para no mirar nada, si permanezco mucho tiempo así me va a dar mareo así que decido apresurarlo. —Me mareo —comento, para luego sonreír con la boca cerrada.

En cuanto hablo, siento sus brazos rodearme por detrás de los muslos y la cintura, eso hace que me sobresalte un poco y aferre mi agarre a sus hombros. Me levanta en peso completamente como si fuera una pluma y no sé por qué me asombro si ayer me llevó en su espalda un gran rato. Comienza a andar y dejo caer mi cabeza ligeramente sobre su hombros, me he tomado la confianza de hacerlo y él ni chista.

Un minuto más tarde lo siento detenerse y ponerme en el suelo despacio. Me quedo con los ojos cerrados esperando que me diga cuando abrirlos, escucho el sonido del agua cerca.

—Puedes abrir los ojos —me indica con voz neutral.

Abro los ojos adaptándome a la claridad y al pestañear varias veces para aclarar mi vista me quedo perpleja con lo que veo. Frente a nosotros hay una pequeña pero considerable cascada de lo que parece ser el río, donde cae el agua hay una especie de poceta, el agua es cristalina, permitiéndome ver el fondo de la misma y gracias a la caída de la cascada se hace como una espuma, esto parece el paraíso, sin contar que el día está hermoso así nublado.

Miro a Edwin con emoción y sólo está cruzado de brazos. —Ayer vine a explorar el bosque cuando llegamos de la excursión y me encontré con esto.

—Esto es hermoso —le hago saber, repasando la belleza del lugar con la vista.

—Y aún no has visto todo. —Me pasa por el lado y comienza a caminar por encima de unas rocas que atraviesan el agua, lo miro confundida y decido seguirle los pasos.

Siente Conmigo [BORRADOR]✔©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora