51. Piropos de media noche

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Ava

Frenamos en el medio de los dos edificios de nosotros y un breve silencio se hace en el ambiente.

Él gira hacia mi su cara y de paso se desabrocha el cinturón de seguridad. -Gracias...por tan buena salida -lo dice, casi en un murmullo.

Después de el suceso en el malecón nos quedamos todo el resto de la noche ahí, conversando de todo un poco.

Mis cachetes se abultan en una sonrisa. -Gracias a ti, si no hubiera sido por tu idea no hubiera sido tan emocionante -me acomodo el cabello suelto en un solo lado-, no soy de salir tanto de casa.

-No creas, yo tampoco soy muy fiestero -se acomoda en su asiento-. De hecho hay algo que quiero conversar -comenta con gran calma. Sus manos descansan en la parte baja del volante.

-Dime -asiento, sin idea alguna de lo que pueda querer hablar.

-Quizás no sea algo muy irrrelevante -musita-, pero ya que tenemos esto -nos señala a ambos repetidamente- debo contártelo.

Mil cosas malas pasan por mi mente en un flashback, aseguro que ninguna es buena. Entre las candidatas de mis locas ideas está: Edwin con novia, Edwin cambiándome por otra, Edwin diciendo que este es el fin. En resumen: todas son cosas negativas, y las pienso porque después de pasar una noche tan maravillosa y perfecta a su lado no puede ser que no ocurra nada malo, porque creo que así es la vida.
Mis manos se desplazan con un toque de nerviosismo sobre mis muslos, mi corazón está agonizando.

-Emhh -me mira dubitativo-. ¿No recuerdas nada de lo que pasó en el baño en casa de Chase el día de la fiesta? -sus labios se fruncen un poco al pronunciar esas palabras.

La vergüenza me recorre de arriba a abajo en un instante. El recuerdo de aquella noche en el baño no es algo que vaya a olvidar a menos que me de alzheimer, aún así creo que nunca lo olvidaría.

Aunque si dejo un poco el drama a un lado, creo que lo había olvidado por completo todo este tiempo. Bueno, pues ahora acabo de verificar que sigue siendo vergonzoso el hecho de haber gemido frente a él.

Trago grueso y dirijo mi vista hacia fuera por un segundo para luego enfocarla en él. -Sí -confieso, con voz temblorosa.

Su mandíbula tensa pasa a ablandarse, sus ojos dejar escurrir cierto alivio. -Pensé que no -reclina un poco su espalda en su asiento-. Al día siguiente ni mencionaste el tema y...

-Tú tampoco -me excuso-, además, ¿qué se supone que diría? -me aclaro la garganta con sarcasmo-. Ay Edwin, recuerdo como anoche entraste al baño, me seduciste y yo como una paloma mansa gemí frente a ti -me cruzo de brazos al hablar, mi mirada está en el exterior, no puedo mirarlo a los ojos, no ahora. Estoy muy avergonzada.

Lo siguiente que escucho es su risa, lo cuál me hace mirarlo con las cejas fruncidas. -Yo no te seducí -aclara, entre una sonrisa que se me antoja demasiado caliente-. Sólo buscaba respuestas y me fui con las manos vacías. Al día siguiente me sentí...mejor olvídalo, no compliquemos la noche -aparta la mirada un instante y la duda de como se sintió esa noche me aborda. De sólo imaginar que el pueda sentir lo que yo siento por él mi pobre corazón se emociona-. Pero algo debo admitir, te veías muy bien esa noche.

Mis cachetes amenazan con estallar. Una de mis manos se va a mi pecho para fingir dolor. -Sí que me seduciste, ¿quién fue al baño a buscarme?

Sus manos son levantadas en modo de disculpas. -Siento haber provocado tales efectos en ti -sonríe descaradamente-, prometo no hacerlo de nuevo -su expresión pasa a ser malditamente caliente otra vez. Se lame los labios con inconsciencia y me provoca besarlo- hasta que seas tú misma quien me lo pida -sentencia, mirándome a los ojos.

Siente Conmigo [BORRADOR]✔©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora