29. Mejillas sonrojadas

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Ava

Muevo mis dedos rítmicamente sobre la cama, Fumaza los ve y se lanza encima de ellos para atraparlos con sus patitas...es tan tierna; comienzo a pasar una mano por su cuello para acariciarla, eso le gusta y hace que comience a ronronear.

La salida con Asher salió perfecta, no puedo pedir algo mejor, quedó acordado que nos daríamos tiempo para conocernos y ojalá que se diera lo demás. Un suspiro de anhelo sale de mis labios al pensar en él y sonrío como una tonta. Me pongo de pie y cargo a Fumaza para ir al jardín delantero del edificio, estoy sola en casa porque mamá no ha llegado, meto mi celular en un bolsillo de mi pantalón y comienzo a caminar.

Edwin

Por imbécil me pasan estas cosas, al ver a Ava y su amiga salir de la escuela pasó por mi mente la idea de llevarlas a casa, pero cualquier plan que se me cruzara se esfumó al ver a un chico pelirrojo acercarse a ellas, las saluda y mira a Ava con algo que no comprendo bien. Yo solo estoy recostado a la pared de la entrada de la escuela observándolo todo, no sé por qué algo comienza a nacer en mi interior y quisiera darle a él los buenos golpes que le debo a Tyler. Esquivo la situación y me dirijo a mi coche, entro de una vez y siento que tengo tanta confusión por dentro, ¿qué me está pasando?. Apoyo mi cabeza en el volante, mis manos también descansan en él. La escena de Ava y él juntos hace que mi pecho se contraiga, esto me está asfixiando, yo no soy este.

Arranco el auto y les paso lentamente, ella no parece reconocer el carro, veo sus ojos brillar al hablar con él. Ni siquiera recuerda lo que pasó entre nosotros aquella noche en la fiesta, es más, si ella no se acuerda yo lo haré menos, no sabes como te odio Ava Cole Thompson.

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Entro a casa, lanzo las llaves sobre la mesa, mi madre está preparando algo en la cocina. Arrastro una silla y me siento ahí, pongo mis brazos sobre la mesa y recuesto mi cabeza de lado sobre ellos en la dirección que mi madre está.

Se gira hacia mi y sonríe. —Buenas tardes pequeño resabioso.

No reacciono, sólo me quedo en silencio, ella me ve y me analiza. —¿Qué ocurre?

Cierro los ojos y exhalo despacio. —Estoy bien.

Mis ojos están entretenidos en el reloj que hay puesto en una pared de la cocina pero mi mente ha viajado al día de la fiesta, lo hermosa que se veía, como sus labios se acercaron en busca de los míos, su gemido ante mi toque...el pensamiento involuntario de como hubiera querido ir más allá pasa velozmente y me hace reacomodarme poniéndome boca abajo.

Escucho los pasos de mi madre.

—No te ves bien. —Camina hacia mi y acaricia mi pelo con delicadeza, sus dedos se entrelazan con él.

Suspiro y dejo los recuerdos vividos con ella, no sé que me ocurre, en momentos como estos me dan ganas de ir a terapia, más lo pienso dos veces y se me pasa.

—¿Qué te ocurre? —Sigo con la vista hacia abajo pero la escucho sentarse a mi lado.

Me repongo y veo dos jarras con té humeante sobre la mesa. No puedo mirarla a los ojos.

—¿Sabes que puedes hablar conmigo lo que sea? —Me extiende una de las jarras con té.

La tomo entre mis manos y siento un ardor al sujetarla, esto no se compara a lo que siento por dentro hoy. Comienzo a pasar mis dedos por el borde de la jarra. —Yo... —Las palabras se atoran en mi garganta.

—Poco a poco. —Le da un sorbo a su bebida.

—No sé que me ocurre. —Apoyo mis codos sobre la mesa y luego mi cabeza recae sobre mis brazos.

Siente Conmigo [BORRADOR]✔©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora