31. Dolores y preocupaciones

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Ava

No sé por qué mi corazón ha cogido la manía de acelerarse frenéticamente cada que su mirada inexpresiva me enfoca y acto seguido pronuncia mi nombre. Siento el calor que emana su cuerpo gracias a la cercanía entre ambos, su respiración se torna lenta y en la mía hay todo un terremoto.

Traga grueso y pasa su lengua ágilmente sobre sus labios para humedecerlos.

Extiende sus brazos alrededor de mi cuello. —Esto es tuyo. —Al terminar lo que hace, mis manos viajan a mi clavícula, donde ahora cae de nuevo el dige de mi cadena que ya daba por perdida.

Lo ha hecho otra vez, pienso para mí misma. —Gracias... —mis ojos se enfocan en los suyo— me has salvado de nuevo.

Una de sus cejas se enarca e inclina su cabeza ligeramente hacia atrás. —Creo que debo empezar a cobrar por el servicio. —Las comisuras de sus labios se elevan brevemente en un intento de sonrisa pero vuelven a su lugar con rapidez.

—Te he salvado la vida tres veces...pero seré justo, las resumiré en una sola; nadie sabe, tal vez yo necesite de ti algún día. —Me mira seriamente y eso me aterra, no puedo descifrar que es lo que está pasando realmente en su interior.

Una risa nerviosa se escapa de mi, no paro de jugar con mis dedos en el borde de mi blusa. —Yo...debo ir al baño.

Asiente con su cabeza bien despacio. —Nos vemos, Ava Cole Thompson. —Se da la vuelta y comienza a caminar alejándose de mi.

Suspiro en alivio al ver que se aleja de mi, no entiendo las razones de mi cuerpo para reaccionar de tal manera ante él, sólo sé que lo hace. Con respiraciones profundas trato de calmar mi ritmo cardíaco, sigo mirándolo a pesar de que camina de espaldas a mi, mi calma se va a la mierda al ver que sus pasos se detienen. —No lo olvides, algún día...

Se supone que uno debería ayudar a los otros porque les nace del corazón, no como este susodicho, que se ha dedicado últimamente a actuar así sólo para yo estar en deuda con él. Trato de sacarlo de mi mente a la vez que camino en dirección al baño pero es imposible, mil ideas pasan por mi mente respecto a que me pedirá.

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—Pensé que te habías ido por la taza del baño –Ruby arquea una de sus cejas—, o que andabas haciendo ciertas cosas con cierta persona...de ojos negros y una mirada penetrante. —Suelta un leve gemido y me mira para ver mi expresión.

Ruedo los ojos al escucharla. —Estaba haciendo...cosas...

Nos señala a ambas repetidamente y me mira con el ceño fruncido. —¿En serio vas a decir ciertas cosas?. Te vi hablando con Edwin. —Se cruza de brazos.

Mi cuerpo se tensa de pies a cabeza ante solo su mención. —Me devolvió mi cadena, Olivia y las arpías la tenían...casi les doy unos buenos golpes para que soltara aquel día en la fiesta. —Suspiro y miro al techo.

—¡Espera!, ¡eso no me lo habías dicho! –me toma por los hombros.

—No pasó a mayores porque Edwin vino y me sacó de ahí. Ella sólo quería provocarme y lo logró...al fin y al cabo estaba más borracha que una uva. Toda esa pantomima que armó lo hizo por dos cosas...ese día que salí corriendo del baño para no ser vista perdí la cadena y al parecer ellas la encontraron. —Hago una pausa y ruedo los ojos.

—Te has vuelto un gallito de pelea —su risa estrepitosa suena por todo el lugar, por un segundo siento varias miradas sobre nosotras—. Siempre te olvidas de contarme las mejores cosas de tu vida. —Niega repetidamente con la cabeza en señal de desaprobación.

—Ella no se defendió porque quería quedar bien frente a él, aunque eso no le sirvió de nada, bastante mala fama y reputación que tiene.

Maldita piraña.

Siente Conmigo [BORRADOR]✔©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora