Edwin
Estoy acostado en el sofá de la sala de estar, borracho de pies a cabeza. A esto le dedico mi vida, a consumirme a mí mismo hasta el punto en que mi propia realidad está distorsionada y todo es mejor de lo que en verdad.
Mi padre llega a casa del trabajo, no nota mi presencia, coloca las llaves en su lugar y se empieza a quitar su traje de prestigioso abogado, entonces se gira y me ve. Alzo las cejas en respuesta a su mirada y me dispongo a retirarme a mi habitación pero entonces me detiene tomándome del hombro.
Suspiro y me giro lentamente, sé que viene un sermón.
—¿Hasta cuándo? —pregunta él en un tono serio.
—¿Hasta cuándo qué? —Devuelvo la pregunta, desinteresado.
—¿Hasta cuando te vas a seguir comportando como un crío? Tienes dieciocho años.
—¿Pero qué hice? —pregunto, alzando la voz.
—Tienes dieciocho años, los suficientes para darte cuenta que no estás bien. ¿A caso crees que ir borracho hasta las cejas en la propia sala de tu casa es normal? —se queda en silencio esperando mi respuesta, pero no llega—. Pues te respondo yo mismo, no, no lo es. Eres lo suficiente grande para darte cuenta que tienes un serio problema.
Lo miro con la cabeza inclinada hacia la izquierda y ligeramente hacia atrás tratando de aclarar un poco mi visión borrosa gracias al alcohol.
Me aclaro la garganta. —Te recuerdo que esto soy yo, ha sido toda mi vida y no hay remota posibilidad de que cambie, yo soy esta mierda, ¡joder! —grito la última palabra de la frase.
Pasa una de sus manos ppr su cara. —Te estás destruyendo a ti mismo y a todos lo que te rodean —dice, señalándome y luego a él.
—Yo podré hacerme él de la vista gorda y ser más fuerte pero tu madre no es así, ella te sufre a toda hora.
Suelto una bocanada de aire. —Al parecer no te has dado cuenta que ya estoy destruido.
—Edwin, céntrate y haz lo que debes hacer. Hasta ahora he hecho caso omiso a todo lo que haces pero un día no voy a aguantar más y entonces te tendrás que abstener a las consecuencias.
—¿Con que amenazas? Ok, pero te aclaro que esta mierda que tomo —me inclino y sujeto— la botella es lo que me ha salvado hasta el día de hoy, así que en vez de quejarte tanto deberías agradecerle de tenerme aquí.
—Son sólo advertencias, tómalas o déjalas. Sabrás lo que haces.
—¿Terminaste? Me da igual, me largo a mi cuarto.
Le paso por el lado, directo a mi habitación. Entro y me paro detrás de la puerta en seco al cerrarla. Dejo fuertemente la botella sobre una mesita y con las manos en mi cabeza no paro de caminar inquietamente por todos lados mientras suspiro abatido y decido dirigirme al baño para espabilarme con un poco de agua en la cara. Estando ahí tomo un poco de agua y la esparzo por todo mi rostro y al alzar la vista me miro en el espejo detenidamente, entonces un toque en la puerta de mi habitación me saca de mis pensamientos.
—¿Será que no me van a dejar en paz en esta casa hoy? —exclamo en esa dirección.
—Vengo en son de paz —reconozco la voz de mi madre.
Me recuesto al marco de la puerta del baño al culminar. —¿Qué quieres?
—Sólo vengo a comunicarte algo —hace una pausa y se me queda mirando fijamente por unos cortos segundos—. Quiero que sepas que tienes dos opciones, no más. Decide: o asistir a terapia o retomar las clases.
—Ya empezamos de nuevo.
—Tienes que elegir. Estoy siendo buena y te estoy dando esta opción, no puedes estar aquí todo el día desperdiciando tu vida en cigarros y alcohol —comienza a hablar mientras ronda cerca mi—.Y ya que te niegas a asistir a terapia lo mejor es que retomes las clases. Ahí crearás una rutina, conocerás personas nuevas de tu edad y estarás mejor, ya verás.
—¿No tengo otra opción?
—No, rotundamente.
—Comienzo las clases de nuevo.
—Bueno, ya que aceptaste comenzaré tu inscripción en la preparatoria de aquí cerca. Creo que la vecina del lado tiene cerca de tu edad y estudia ahí, tal vez puedan ser buenos amigos —propone y mi estómago da un vuelco, haciendo que se estacione un malestar repentino en mi cuerpo.
La miro tratando de ignorar lo que siento. —Lo que digas.
—Más tardar el miércoles ya estarás empezando —sentencia, poniendo las manos al frente de su cuerpo.
No respondo y veo como se marcha dejándome solo. ¡Que genial!, ahora también coincidiré en la preparatoria con esta tipa, es lo último. Lo menos que quiero es hacer amigos.
De solo pensar en esas cosas ya me está entrando dolor de cabeza. Las personas son muy complicadas, y si quiero tener complicaciones me basta con las mías, así que paso.
Me acuesto boca arriba en la cama mientras pienso en todo lo hablado con mi madre, estoy jodido, bien jodido. La terapia no es una opción, yo no estoy loco, prefiero tener que soportar a mi vecina felizmente odiable todos los días a asistir a un lugar donde me me irán a tratar como un incapacitado mental.
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N/A: aquí acaba de caer una nueva actualización.
Disfruten y déjenme saber en los comentarios que creen que le ocurre a nuestro Edwin además de que les pareció el capítulo.
Abrazos y besos virtuales,★
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Siente Conmigo [BORRADOR]✔©
Teen FictionLa misteriosa y extraña enfermedad de Edwin Black Hemsworth cree que tiene todas sus emociones milimétricamente controladas, pero Ava Cole Thompson no es del tipo de chica que se oculta tras un libro y mucho menos deja de lado lo que siente; del odi...