59. El acantilado

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Ava


El despertar para mi en tiempos normales era algo que llegaba a detestar con toda mi alma, pero desde que Edwin se introdujo en mi vida me levanto cada día con más ganas que el anterior. Es sábado nuevamente y he perdido la noción de cuanto tiempo llevo aquí sobre mi cama tendida pensando en él y todo lo que me hace sentir, lo maravilloso que paso cada momento a su lado, en la sorpresa que me dio los otros días y lo que ocurrió al llegar. Me siento afortunada de tenerlo a mi lado, ya sea de la manera en que estamos.


Cierro los ojos y un suspiro involuntario se me escapa, restriego mis brazos sobre la cama, pero los abro de inmediato al sentir una sensación extraña, como si me estuvieran observando. Miro en todas las direcciones posibles hasta encontrar a Sam con la cabeza asomada en la puerta de mi cuarto. Su nariz está arrugada al igual que sus cejas en una expresión rara.

Me incorporo un poco sobre la cama para quedar con las piernas estiradas, le sonrío a mi primo. —¿Qué deseas? —le pregunto, porque si vino es por algún motivo.

Se endereza y deja caer su cuerpo totalmente en el marco de la puerta. —Mejor te dejo tener tus orgasmos mentales —bate un poco su cabeza y comienza a desaparecer, hasta que entra de un tirón a mi habitación, seguido por Sarah armando un bullicio.


—¡¿Alguien ha pedido karaoque?! —Sam y yo compartimos una mirada, pero mis ojos vuelven de inmediato a ella, tiene un gorro de cumpleaños sobre su cabeza y sostiene en una de sus manos un cepillo para el cabello—. Sí, sí, sí —comienza a simular nuestras voces en un coro de ánimos.

—¿A qué viene esa idea? —cuestiono, dejando caer mi cabeza sobre una de las almohadas que me rodean—. ¿Y ese gorro? —la miro un poco extrañada.

Mi prima frente a mi suelta una carcajada nerviosa, se quita el gorro de cumpleaños y procede a ponérselo a Fumaza, quien se lo remueve de inmediato y comienza a jugar con este. —Es una historia graciosa —junta sus manos con nerviosismo—. Resulta ser que el día que salí con Grayson terminamos por ir a una cafetería y al parecer unas personas se equivocaron…y terminaron cantándome feliz cumpleaños, poniéndome esto —señala el gorro— y haciéndome soplar las velas de un pastel, que conste que me negué, pero siguieron insistiendo y…creo que estaban borrachos o drogados —se encoge de hombros y niega un poco con su cabeza.


—¿Y? —la aliento a continuar la historia.

—Nada, que nos tocó salir corriendo a la primera que se distrajeron —contiene la risa con una de sus manos tapando su boca—, y lo del karaoque es fruto del gran aburrimiento que siento.


—Eso es de malas personas —interviene Sam, acostándose sobre mi cama con la mayor confianza del mundo—. Dime por lo menos que se llevaron el pastel —le habla a su hermana y esta sólo lo manda a callar con un manoteo y un resoplido.
—Y ya que estamos hablando de lo que hiciste ayer —señalo a Sarah, abriendo mis ojos un poco más de lo normal y ella se revuelve un poco en su sitio—. ¿A dónde fueron después de todo eso que me estás contando? —sonrío divertida, mostrando mi dentadura y apoyando mi mentón en la palma de mi mano. Mi intención es que acabe de decir de una vez por todas que entre ella y Grayson está pasando algo, aunque es evidente, pero ellos se pasan la vida esquivando las preguntas del resto del grupo respecto a eso.


Insisto con la mirada puesta en ella, esperando una respuesta a mi pregunta. Sus ojos se pasean por todas las esquinas de mi habitación como si buscara en donde esconderse, de repente comienza a toser repetidamente, llevando su mano hecha un puño para tapar su boca. Aprieto mi entrecejo y le echo una mirada rápida a Sam a mis espaldas, quien se reincorpora sobre la cama.
—¿No es obvio? —golpetea con uno de sus dedos su sien—. Se fueron a follar —escupe divertidamente, rodeando la cama para quedar al lado de Sarah, quien tiene los cachetes a punto de explotar por el color rojo intenso que los surca—. Quisiera ser uno de esos hermanos sobreprotectores… —suspira dramáticamente mirando la pared a mi espalda— pero no se me da. —Lanza uno de sus brazos sobre los hombros de Sarah, quien resopla como un búfalo molesto.

Siente Conmigo [BORRADOR]✔©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora