Ava
Ya hemos salido de la escuela y vamos caminando juntas a nuestra casas.
Ruby rompe el silencio. —Menudo día, ha estado cargado de muchas emociones.
Bufo. —Odio hacer educación física.
—Yo odio ir a la escuela —interviene Julia—, si por mi fuera no saldría de casa nunca.
Ruby me mira y alza sus cejas a la par.
Entrecierro mis ojos. —¿Qué?
—Nada...sólo que tienes un héroe de vecino, Avita. —Ahora mueve sus cejas repetidamente.
—También es idiota. —Me caigo de hombros.
Su cara aparece al frente de la mía. —¿Un idiota bien guapo eh? —Su cara refleja diversión.
Ruedo los ojos y resoplo. —Ruby, no empieces. —Arrastro las palabras con cansancio.
Ella va en el medio de Julia y yo. Extiende sus brazos pasándolos por encima de nuestros hombros. —¿Qué?, soy la encargada de que mis amigas amigas no mueran rodeadas de gatos y solteronas.
Me cruzo de brazos al escuchar eso. —¿Quién te asignó semejante responsabilidad? —Le doy una mirada divertida acompañada de una sonrisa.
—Me gusta estar soltera. —Julia se encoge de hombros.
—Tiene sus pros y sus contra —respondo segura de lo que digo.
El ruido del motor de un auto nos interrumpe haciendo que nos detengamos, al mirar hacia atrás veo que es él de nuevo, Edwin.
Sigo caminando pero mis amigas me paran en seco. —Espera, Ava, tenemos compañía —Ruby habla entusiasmada.
—Hola, Edwin —Ru es la única que habla de los cuatros hasta ahora.
Me detengo, en este momento quisiera cellarle la boca a Ruby, a veces es demasiado sociable. Tomo una respiración profunda cerrando los ojos antes de girarme para enfrentar la situación.
—Si quieren puedo llevarlas, no me cuesta nada. —Parece cortés pero su expresión seria de siempre se mantiene.
¿Desde cuándo eres tan sociable?
Trato de relajarme un poco mientras hago una meditación mental.
—Oh, gracias pero Julia y yo vivimos aquí cerca. Pero estoy segura de que Ava, –hace una pausa y me mira—, no le vendría nada mal tu ayuda.
Niego con la cabeza lentamente pero es imposible, Ruby se acerca a mi y me toma por el brazo poniéndome a su lado.
—Claro, puedes venir. —Su voz no expresa ninguna emoción.
Da unos pasos y se acerca a la puerta del lado contrario al del conductor, la abre y me indica con una mano que puedo entrar.
Mira en lo que me ha metido Ruby, la voy a matar algún día.
Miro a mis amigas y puedo ver a Ruby toda emocionada, mi reacción es poner los ojos en blanco. —Bueno chicas, hablamos más tarde en la noche. —Me les acerco y planto un beso en una mejilla de cada una y entro al auto después.
El sonido de la puerta cerrándose me hace pegar un brinco en mi lugar. Edwin entra al auto, se despide de mis amigas con una mano sin emitir un solo sonido y acto seguido sube todas las ventanillas de su costoso Toyota de color negro, como todo lo que el tiene, los vidrios son polarizados haciendo que nadie pueda ver lo que ocurre aquí adentro.
Me encuentro mirando el paisaje detenidamente el paisaje al ver el auto ponerse en marcha, concentro todos mis pensamientos en cualquier cosa menos en el hecho de que estoy aquí sola con él, por inercia las palabras salen de mi boca.
Despego mis ojos del camino y los enfoco en él. —¿Desde cuando eres tan generoso y buena persona? —Analizo cada movimiento que hace.
Veo su ceño fruncirse levemente y morderse un poco el labio inferior haciendo que se vea aún más rojo de lo normal. Toma fuertemente el volante y dobla en una curva, estoy mirando cada detalle de él descaradamente y al caer en cuenta de eso siento un calor recorrer mis mejillas haciéndome cambiar la vista a otro lugar.
—¿Por qué te gusta arruinar los momentos de silencio? —Es lo único que llega a pronunciar sin ninguna expresión en su rostro y la mirada puesta en el camino.
Me encojo un poco en mi asiento. —Odio los silencios.
Escucho una leve exhalación de su parte. —Los silencios son instantes del tiempo en que las palabras sobran y las almas deciden hablar entre sí un lenguaje exclusivo —hace una breve pausa—, la mía te estaba diciendo lo mucho que te odia.
—Ya sabía que de ti no podían venir tantas cosas buenas, en algún momento la tenías que cagar.
—Eres tan insoportable, pareces una niñita quejándote todo el tiempo. —Lo veo apretar su agarre hacia el volante y acelerar un poco.
Me dan ganas de ahorcarlo.
—Tú eres el que comienza todo siempre, ni siquiera necesitaba tu ayuda. —Me cruzo de brazos al hablar.
—¿Por qué soy tan bueno?, olvidé lo molesta que eres. —Mueve sus hombros un poco hacia atrás como tratando de relajarse.
—Quiero bajarme —murmuro ya molesta.
No responde a mi petición.
—¡Para el auto! —alzo la voz—, ¡que pares el auto o me lanzo por la puerta!
Lo veo enarcar una de sus pobladas cejas. —Inténtalo —habla calmadamente mientras sigue conduciendo y aprieta un botón que le pone seguro a todas las puertas del coche.
Lo miro desafiante tomo lo primero que veo. —¿Ah sí?, voy a aventar esto por la ventana si no te detienes en este instante. —Sujeto una bolsa de cartón con lo que parece algo de cristal dentro.
Su silencio es el detonante para mi rabia, bajo la ventanilla y lo lanzo fuera de una vez.
Un frenazo del coche me hace inclinarme por la inercia y poner mis manos en la pizarra para aguantarme. —¡¿Estás loca?!, ¿a caso quieres matar a alguien? —grita enfurecido.
Me acabo de dar cuenta que adoro molestarlo. Sus codos están apoyados al timón y una de sus manos está puesta en el puente de su nariz, acto seguido pasa la misma mano por su cabello alborotándolo un poco. Pone la primera velocidad mirándome fijamente y comenzamos a avanzar de nuevo.
_
El camino se me hizo eterno, puedo ver ya mi edificio, nos estamos acercando.
Avanzamos unos metros más, estaciona el auto y nos quedamos en un silencio que es roto por mi de nuevo.
—¿Ahora me vas a dejar ir? —pregunto mirándolo directamente a los ojos oscuros.
—Nada te lo impide. —Dirije su mirada hacia el frente.
Abro la puerta y de un tirón la cierro cuando ya estoy fuera del auto. —Imbécil. —Articulo la palabra y el parece entender perfectamente.
—Que te follen, loca. —Me devuelve el golpe.
Le saco el dedo del medio y le doy la espalda para alejarme de él.
Yo loca y él un completo imbécil.
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Siente Conmigo [BORRADOR]✔©
Ficção AdolescenteLa misteriosa y extraña enfermedad de Edwin Black Hemsworth cree que tiene todas sus emociones milimétricamente controladas, pero Ava Cole Thompson no es del tipo de chica que se oculta tras un libro y mucho menos deja de lado lo que siente; del odi...