9. Idiota mal educado

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Ava

Terminé de despedir a mis amigas y me dirijo a mi habitación. Paso por detrás de donde se encuentra mi madre y al escuchar su llamado paro en seco y ruedo los ojos mientras resoplo.

-Ava, debemos hablar -dice en tono serio.

Me coloco a su lado sentada en el sofá. -Bien, ¿que quieres hablar?

Sus manos se juntan sobre sus muslos. -¿Qué es eso de hablar de sexo? A penas tienes dieciséis años -dice, en un tono de reprimenda.

-Mamá sólo estábamos aconsejando a Ruby, solo eso. -espeto, bruscamente.

Me hace un ademán con una mano como restándole importancia a lo que acabo de decir. -Como sea, esos no son temas para niñas, no quiero volver a escucharte hablar de eso -sentencia.

-¿A caso no te das cuenta? -pregunto, toda molesta por su falta de compresión.

-¿De qué me tengo que dar cuenta? -inquiere, mamá con altanería.

-He crecido joder. Ya no soy la misma niña de cinco años que decía sí a todas tus peticiones.

-Eres una niña todavía, Ava -intenta hacerme creer.

-¡No lo soy más joder! -grito ya alterada-. El mundo sigue girando -señalo todo a nuestro alrededor- y tu te has quedado en el sigo XX, las cosas ya no son igual que antes.

-Mientras vivas en esta casa y seas mi hija tendrás que actuar bajo mis reglas y las de tu padre -sentencia severamente.

-¡Mierda!

-Ava, nada de palabrotas, soy tu madre, respétame -me regaña, manteniendo la voz neutral mientras que yo estoy toda alterada.

-¿A caso tú respetas los que digo? -Le doy la espalda y subo a mi habitación dando un portazo al entrar-. ¡Joder!

Siempre logra acabar mi paciencia, estoy cansada de su mente tan prejuiciosa. Apuesto a que papá si entendería mi posición, porque soy una adolescente y los adolescentes hablamos de estas cosas, creo que es mejor estar informado a andar despistado por el mundo.

El aire nocturno se cuela por mi ventana, necesito sentirlo y así me calmaré un poco. Me acerco a la ventana para poder respirar un poco mejor, el silencio de la noche se siente tan bien, aunque las palabras de mamá retumban todavía en mi mente. Suspiro adoptando una posición donde mi cara está apoyada en mis manos. Entonces el delicioso silencio fue interrumpido por pasos y una voz proveniente del cuarto al frente del mío.

Aparece en la oscuridad mientras se aclara la garganta y habla. -¿Podrías cerrar tu ventana antes de dormir?, es un fastidio tener que verte todos los días de mi vida antes de cerrar los ojos. Juro que escucho como roncas.

Levanto la vista dispuesta a enfrentar semejante grosería. Mi mirada choca con la suya. Es penetrante y cargada de muchas cosas, me hace sentir incómoda.

Lo recuerdo, es él, el muchacho de la mirada extraña de aquel día.

Al parecer forma parte de mis nuevos vecinos.

Sus facciones son duras, su mandíbula está apretada, sus brazos reposan todos tensos a los costados de su cuerpo. -Oye no tengo toda la noche para ti -dice sin rastro de alguna expresión.

En fin, termina su discurso sobre ventanas y dormir sin tener que cruzarse conmigo. Lo miré detalladamente mientras pronunciaba cada ácida palabra que salía de su boca, muy linda por cierto.

Concéntrate Ava, concéntrate.

Abro mi boca para responder pero lo único que logro es un tartamudeo.

Levanta una ceja inclinando su cara desafiante hacia atrás, entonces lo primero que hago es cerrar la ventana de un tirón y mis cortinas de paso, mi segunda reacción es asustarme y la tercera ya después más calmada es pensar en el motivo de su mirada tan extraña y vacía hacia a mi.

Me siento en la cama pensando en lo sucedido antes y soy interrumpida por mamá entrando a mi habitación.

-Mamá, te he dicho cien mil veces que toques antes de entrar. -Sigo molesta gracias a la discusión que tuvimos antes.

-Lo que digas -repone ella-. ¿Qué fue ese ruido hace un momento? -Mamá se dedica a inspeccionar cada esquina de la habitación, hasta al baño entra.

Dejo caer mi espalda con lentitud sobre el colchón. -Emmh -dudo un segundo en contarle o no, pero la molestia por la pelea que tuvimos hace un momento me domina-, nada solo el viento que azotó la ventana -le comunico con un leve toque de nerviosismo que ella no parece percibir.

-Bien. La mesa está servida, solo vengo a avisarte -me informa.

-No tengo hambre -contesto secamente.

La escucho suspirar. -Ava debes comer, a tu edad... -comienza a hablar pero no la dejo terminar.

-He dicho que no tengo hambre -sentencio.

-Como quieras. Buenas noches cariño.

-Buenas noches -le contesto.

-Te quiero.

-Yo también te quiero -le digo poniéndome de espalda a ella.

Se marchó entonces esos pensamientos invadieron mi mente. Mi nuevo vecino es tan extraño, sin duda no es bueno dando las primeras impresiones, el día que salí a correr y me lo encontré, hoy me ha demostrado que para él la cortesía y la amabilidad no existen.

Menudo idiota maleducado.

Siente Conmigo [BORRADOR]✔©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora