12. Me sales hasta en la sopa

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Ava
Martes.

Abro los ojos y todo está medio borroso, me estiro para espabilarme y alejar el sueño. Mis pies hacen contacto con el frío piso y me dirijo descalza hacia el baño, mientras observo a mi nueva compañera de cuarto descansar perezosamente sobre mi cama.

Minutos después voy saliendo del baño envuelta en una toalla, busco a mi amiga felina pero no la veo donde la había dejado, al girar la cabeza hacia la izquierda la encuentro encima de la cómoda mientras me observa y maulla, sus ojos gatunos derrochan diversión y en ese instante tumba con su pata una bola de cristal de adorno.

-¡Fumaza!, ¿qué has hecho? Eres una gata muy traviesa. -la regaño como si fuera a entenderme, sólo logro que me observe con sus ojos juguetones por sus pupilas dilatadas y un maullido adorable.

Decido recoger el desastre pero llego a pisar un vidrio del objeto roto y comienzo a saltar en un pie del dolor.

Entre salto y salto desequilibrado me agarro de la lámpara de pie que hay justo a mi lado tumbándola prácticamente y sin querer pisando la cola de Fumaza. El sonido del cristal estreyándose contra el piso y el maullido quejándose de mi pobre mascota resuenan por toda mi habitación. Parece como si se estuviera acabando el mundo. Vaya, al parecer me gané una cortada y un arañazo más para la colección.

Suspiro derrotada, hecha un desastre mientras estoy sentada en el piso.

Edwin

Hoy no he dormido en lo absoluto, como casi ninguno de los días de mi vida. Acabo de ver desde las sombras todo el espectáculo andante que se montó mi vecina, hasta un gato incluido y todo.

Fue inevitable no mirar, pensé que el mundo se acababa allí. Reflexionando un poco lo que acabo de hacer, me acabo de dar cuenta que estaba en toalla, por suerte le llegaba hasta las rodillas y aunque no fuera así no tuviera nada que ver, sólo posee huesos. Esfumando la patética imagen de como se había estrellado contra el suelo escucho la voz de mi madre llamándome a la distancia, acompañada de sus pasos que mientras más tiempo pasa más se acercan.

Lo recordé, hoy debo retomar las clases, salgo en dirección a mi cama y me acuesto de nuevo cerrando los ojos para simular dormir. Toca la puerta insistentemente y al ver que no respondo entra de una vez arrancándome la sábana que me cubre.

-Buenos días bello durmiente. -Llega con su tono amable de siempre.

-¿Qué quieres?, déjame dormir en paz.

-Edwin, soy tu madre y sé que no estabas durmiendo.

-¡Aaaaah!, por favor déjame vivir -respondo arrastrando las palabras.

-Sé que estás despierto desde temprano, eso si dormiste. Vamos, de pie. No permitiré llegadas tarde y menos el primer día.

-¿De qué hablas? -Me hago el despistado.

-No te hagas el desorientado, sabes bien que hoy comienzas la escuela de nuevo, ese es el motivo de que estés así.

-No quiero ir.

-Muévete, muévete. -palmea sus manos a la par de sus palabras.

-Te espero en diez minutos en la cocina. -Se marcha al terminar de hablar.

No respondo y al quedarme solo me dirijo a tomar una ducha rápida y al salir escojo mi ropa oscura usual compuesta por una sudadera de gorro, un pantalón de mezclilla, unos Vans del mismo color y la mochila.

Acto seguido ya estoy en la cocina, donde mi madre me indicó.

-Estoy casi listo, excepto por la cuestión de que no quiero ir.

Siente Conmigo [BORRADOR]✔©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora