64. Trouble

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N/A: Dale play a la canción cuando aparezca el símbolo (🎶) . Les deseo buena lectura.

Edwin

Hace exactamente un año que la vi por última vez y mis sentimientos se consolidan más respecto a ella mientras más logro entenderlos.

Ava, no hay un maldito día en que no piense en ti, y en este sentimiento que necesita ser expresado. Su respuesta no llegó de ninguna manera, pero cada día que paso albergo en mi interior la esperanza y algún motivo absurdo del por qué no recibí ni tan siquiera un no de tu parte. Admito que estoy triste por ello, pero te entiendo, entiendo que no quisieras saber nada de mi después de haberme expresado lo que sentías y desapareciera como si nada.

—Basta ya, hombre —Herian pasa por mi lado y me da una palmada en el hombro. Se sienta en el borde del escritorio mientras sostiene una tasa humeante de lo que parece por su olor ser té de menta—. Admite que la extrañas con cojones y que la amas.

—No lo escondo, lo admito, estoy enamorado hasta las trancas Herian —comienzo a guardar todo mi material de estudio de la universidad—, el problema es que no sé si ella sienta lo mismo. —Ahogo un suspiro y envuelvo unos planos. 

—Ajá, y ahí sentado resuelves mucho —bufa y retuerce sus ojos, luego le da un sorbo a su taza y se le empañan los espejuelos por el vapor de la bebida—. No te veo haciendo nada para recuperarla. —Pone su vaso a un lado y procede a limpiar los cristales de sus gafas con su sueter felpudo.

Algo en mi se activa.

Basta ya de esperar sentado desde el otro lado del país cuando puedo hacer las cosas por mis propias manos, así que me pongo de pie rápidamente y sostengo a Herian por los hombros, este abre los ojos como platos sin despegar sus labios de su taza.

—Eso es —lo sacudo un poco y me doy media vuelta para correr hacia el closet y buscar una maleta—. Voy a California.

—¿Acaso estás loco? —la voz de mi amigo se escucha alterada—. Estamos a mitad de semestre, no puedes irte así.

—Sí puedo —contesto metiendo la ropa imprescindible dentro de la maleta—. Inventa algo, no sé, que estoy enfermo…

—Dios mío perdónalo, lo está haciendo por amor —murmura mirando hacia arriba.

Al cerrar la maleta me viene a la mente una idea, así que tomo mi teléfono y agradezco no haber borrado el número de cierta persona que me será de gran ayuda, la llamo de inmediato, un par de timbres y responde.

—Sí, ¿diga? —Su voz llega a mi oído y me hace reaccionar de inmediato.

—Hola —trago grueso al imaginarme que mi llamada no es lo más agradable que pudo haber ocurrido debido a que ella es amiga de Ava—. Es Edwin.

—Lo sé, tengo tu número registrado —su tono de voz es frío y cortante—. Chase no está conmigo, tengo que colgar.

—Necesito tu ayuda.
Su risa amarga se llega a escuchar. —¿Ahora que inventas, Edwin? No pienso ayudarte después de todo lo que le haz  pasar a Ava.

—Escúchame. El silencio se adueña de la línea y me da paso para volver a hablar.
—Necesito tu ayuda —vuelvo a repetir y una bocanada de aire de su parte hace que la la llamada haga interferencia.

—No tengo nada en que ayudarte. —La llamada es colgada, y en ese entonces supe que las cosas no serían tan fáciles para mi.

Ava

Las hojas de colores otoñales caen al suelo y son apartadas por mis pies a medida que avanzo por la cera con Ruby a mi lado a una velocidad bastante perezosa. La vida ha continuado su ritmo pero sus recuerdos pasan corriendo por mi memoria de vez en cuando, sabía perfectamente que esto de olvidarlo sería un proceso demasiado lento, y aquí estoy, con el propósito de lograrlo, a pasos de tortuga pero firme.

Siente Conmigo [BORRADOR]✔©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora