IV.

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Artemisa; diosa de la caza.

-Dime Apolo, ¿Tu fuiste quien llevó a Atenea al jardín donde estábamos hablando Ares y yo?

Solté aquellos comentarios a la par que me sentaba en aquel sillón, uno de un hermoso color azul oscuro que intentaba replicar al del cielo nocturno. Más notoria era esa intención al apreciar aquellas partículas blancas que adornaban y bailaban en la tela que fue mencionada.

Recién cuando me sentí cómoda de estar sentada y viendo que mi hermano no decía palabras volví a hablar.

-Supondre que fuiste tú quien la guío.

Sus ojos hicieron un gesto de irritación junto a su frente, su nariz se torció un poco resaltando aún más los rasgos. Note como tomaba aire y tras haberlo expulsado de su cuerpo fue que mi hermano decidió entonar palabras.

-Supones bien hermana, pues es verdad. Yo la guíe hacia el. -Hablaba como si el tema no fuera de importancia, típico de Apolo- Fue fácil, pues solo tuve que intuir por tu hora de llegada y el que aún no te había visto que probablemente estaba contigo.

-Aunque lo digas con tanta ligereza Apolo, déjame decirte que sigue sonando algo rebuscada tu explicación. ¿Volviste a conectar nuestros rastros para encontrarme?

-¿Y como no? ¿De que otra forma podría haberte encontrado?

A medida que decía esto se acercó a mi, el estaba parado a mitad de la sala. Pero ahora tomaba asiento a mi lado.

Tras el sonido de un chasquido hecho por él, se hizo presente un polvo en la sala que parecía un camino que guiaba a su ser a mí. O de repente mi ser al de el. Dependiendo quien lo hiciera este era dorado o platinado, este era el rastro... El rastro de gemelos.

¿Que es el rastro de gemelos? Un don para encontrar al otro, un lazo que el y yo creamos en aquellas épocas dónde la posibilidad de morir era grande. Una época en la cual solo nosotros y nadie más que nosotros podíamos cuidarnos, por ende teníamos que tener una manera de no perder al otro por más lejos que este. Pues el rastro siempre nos guiará para estar juntos una vez más.

Un segundo chasquido se dió, está vez por mi. Para desaparecer el rastro. Mi hermano solo sonrió y rio un poco por lo bajo. Eso me molestaba un poco.

-¿Se puede saber de qué te ríes? -Pregunte sin titubeó- Se supone que ya no tenemos que usarlo, pero sin embargo tú sigues. Piensas que porque padre te ha engreído y tolerado yo también seré así.

-Hermanita, debes comprender que fue por un buen motivó.

Hablaba aún en un tono de relajó, no sabía si tomarlo por sarcasmo o no. Como si con el fuese fácil saber cuando hablaba con la verdad y cuando no, joder.

-¿Y cuál era ese motivo?

-No se si sabrás, pero me enteré por Atenea que Ares se había ido de la reunión por unos comentarios equis.

-Si, lo sabía. Los rumores vuelan rápido por el Olimpo. -Lo mire, prestando atención a su cara para ver si encontraba algún gesto que me delate si hablaba con la verdad o no- ¿Que tiene que ver eso?

-Mucho hermanita, mucho. Verás... Atenea tenía planeado hablar de un tema con Ares en la reunión o al menos eso me hizo saber, pero este se fue. Obviamente me parecía irresponsable que un tema a tratar no se tratara, jaja.

-No, no te parecía irresponsable. Te parecía que querias llevarlo con el para que se terminen peleando. ¿No es así?

-Me atrapaste. -Me mostró sus manos, fingía ser un criminal atrapado en infraganti delito- Culpable de sus acusaciones Artemisa.

This is War (Esto es la guerra) | Ares and Atenea fanfic Donde viven las historias. Descúbrelo ahora