V.

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Eros; dios del amor y la atracción.

Las flechas las esquivaba, una por una, para él y el como lo hacía demostró su práctica. Pero sin embargo, aquel hijo de puta, dejó morir a mi hermana.

Daba pasos hacia atrás, hacía adelante y hacia los lados, danzó al ritmo que las flechas de mi arco caían desde los cielos. Evitaba que pudiese avanzar más de diez metros a la redonda para sanar a alguien; pues, si el era capaz de aproximarse lo suficiente; curaría a cualquiera de su bando qué lo necesite.

Las peleas eran reñidas, algunas más que otras. Persefone aprovechando el ciego amor de su madre la había acribillado y ahora la tenía entre ramas del Inframundo atada, o Heracles; quien demostrando la clase de campeón que era no dejaba a mis hermanos gemelos atacar para nada, sino que se veían obligados a tomar distancia. Por su puesto que otro tipos de situaciones más semejantes, como la de mi padre contra el desgraciado de Apolo o mi madre con Atenea. Atenea, ¿Por qué estás en ese bando querida? ¿Por qué justo contra mi madre? No quiero que ninguna pierda, no quiero perder más seres queridos.

Harmonía ya era demasiado dolor de por sí.

Por eso es que aquél, que como la trajo la dejo morir, era mi rival ya elegido desde que Thanatos nos comentó la verdad a Anteros y a mí. Anteros, el también quería pelear contra el o Apolo; mejor dicho, ambos deseábamos pelear contra el hijo mimado de Zeus. Solo que aquel bastardo estaba reservado para padre.

-"Eros." —Me preguntó en su momento Anteros, antes de salir con el dios de la muerte al campo de batalla—

-"¿Si?"

-"Haz qué sufra, pero~"

-"Sin dejarlo morir," —Interrumpi— "puede que aún podamos revivir a Harmonia o a cualquier otro tras la batalla si él sigue vivo."

Sin darme cuenta las flechas que cargaba se me habían acabado. El hijo del rubio notando ésto y viendo que su padre estaba empezando a perder la batalla contra el mío intento correr contra él, yo bajé en picada desde los cielos como el águila que coge a la serpiente del campo y dándole un golpe con mi arco lo lleve a los suelos mientras aterrizaba con cierta elegancia.

El impacto de mi arma fue en su mandíbula, un diente con saliva voló a causa de esto; Asclepio se sobaba la boca hasta que se curó por su cuenta, yo solo me aproxime a la par qué sople los cabellos rozados de mi frente para que no interrumpan mi vista.

-De Poseídon, de Helios y los demás dioses lo puedo entender Asclepio. —Hable en un tono que delataba algo de rencor al ritmo que camine hasta donde él— Pero tú.

Mi rival se paraba mientras hablaba, pues su padre gritando su nombre lo motivaba, queriendo ignorarme me dió la espalda para correr. Lástima que lanzando mi arco lo volví a tumbar para luego pisar su espalda con mi pie retomando el arco entre mis manos.

-Pero tu estuviste esa noche, tu los escuchaste orquestando todo. Helios aunque sea tenía la excusa de estar afuera y no oír, pero tú. Tú maldito...

El golpe de mi arco en su nuca se dejó oír, si el arma hubiera sido de un material indeseado o hecho por las manos más tontas probablemente se habría de romper por el impacto dado. Claro que no era el caso, mi arco fue hecho por Hefesto con lo mejor.

This is War (Esto es la guerra) | Ares and Atenea fanfic Donde viven las historias. Descúbrelo ahora