Hades; rey del Inframundo.
Me encontraba tomando un café acompañado de la discordia, los hijos de Ares habían salido a entrenar, Macaria volvió a su reino y Meli pues estaba en su cuarto esperando la noche para atormentar mortales con el pseudónimo de "la llorona".
-¿Cómo va la búsqueda por parte de mis hermanos gemelos rey Hades? —Pregunto ella, que ahora se veia completamente distinta a como llego. El pasar tiempo con Deimos y Fobos la ayudo— ¿Han tenido algún éxito?
-Lastimosamente tengo que decir que no Eris, no han encontrado nada todavía. —Aproveche y tome un poco de café— Pero ellos no son los únicos, mis jueces y demás subordinados se han entregado por completo a buscar rastro de él.
-Espero que aparezca pronto rey, ya hace más de un menos que tengo el castillo para el terminado... Si solo me deja salir a buscarlo.
-Ya hablamos de eso Eris, acordé con tu madre que en lo que es la búsqueda tu no ibas a participar.
Sino muy probablemente ya hayas recorrido todo el mundo, tenía que mantenerte lejos de su búsqueda. Pero tampoco pensé que acabará ella sola de construir un castillo tan magnífico como el que hizo.
-Mi madre entenderá, solo déjeme buscarlo. No quiero que sea tarde y el Olimpo junto a esa perra de Atenea lo atrapen primero. —Su tono fue agresivo y con resentimiento— Tengo que salvarlo de ellos.
Inmediatamente golpee la mesa, un poco de café se escapó de las tazas, ella me miro algo sería mientras yo permanecía firme.
-Si tu sales te van a perseguir a ti porque los llevaras hasta el, la tierra es reino de nadie así que si es necesario usarán la violencia y por las leyes tu madre no podrá reprochar nada. Te perderíamos a ti y a tu amado Ares, mi sobrino. ¿Es eso lo que acaso quieres Eris?
Se quedó en silencio unos segundos, cambiando por completo esa actitud que parecía ser desafiante contra mi. Tenía que controlarla, mantenerla a raya de todo esto, de cierta forma porque consideraba que va a impedir lo que parece un capricho del destino y de otra forma... Para cuidarla de que su corazón no sufra.
-No, pero tenemos una promesa. El me lo prometió señor Hades.
-Lo sé, pero no podemos vivir de promesas Eris. Estás muchas veces se pueden romper y no por quienes las hacen, sino por externos.
Otra vez volvía a quedarse callada, mirando cabizbaja solo arrimo su silla y levitando se fue hasta la puerta. Estando ahí me habló algo resentida.
-Usted sabe lo que son las promesas Hades, después de todo su esposa vive comprometida a pasar seis meses aquí y otros seis haya. —Oi como la puerta se abrió— Mínimo intente empatizar conmigo por favor, solo quiero que Ares sea feliz.
La puerta finalmente se cerró con ella yéndose, yo solo bebí un poco de mi café mientras por la ventana apreciaba los paisajes del Inframundo. Afuera estaba cerbero que jugaba con unas almas. Me preguntó que estaría haciendo ahora mi sobrino... ¿Estaría feliz? ¿Enojado? ¿Hacía lo correcto jugando con la suerte y pensando que una mejor compañera para el sería Atenea que Eris? Es que ni siquiera yo tenía una respuesta para algo así.
Acabando mi café y caminando por mi sala encendí la tele y cogí el teléfono, al instante contesto mi hermano Hestia.
-Hola hermanito, ¿Que sucede?
-¿Que? —Rei un poco— ¿Ya te olvidaste? Hoy tenemos una partida de videojuegos.
-Cierto, me estaba olvidando de eso. ¿Te parece si me das unos minutos? Estoy terminando de hablar con Hermes, ya sabes, mi sobrino me cuenta todo lo que hace.
-Dale, no te preocupes. Devuélveme la llamada.
Colgué, me senté en el sillón mientras miraba el techo esperando a que Hestia me llame de vuelta, mientras tanto solo pensé en nada. A veces pensar en nada era bueno.
Para cuando su llamada se dió yo ya estaba listo, pasamos unas horas jugando múltiples veces pues ella se quejaba de que hacía trampa y quería la revancha. Conversamos de todo como siempre, ella me contaba que Atenea había vuelto en la mañana, que le alegraba ver a su sobrina intacta pues se preocupaba más de ella desde que Ares casi la mata. ¡Ja!, Si supiera con lo que su sobrina soñaba... Se volvería loca, ella, Apolo, y Zeus probablemente perdería la cabeza. Probablemente se atrevería a decir que Hypnos mentía junto a sus hijos con tal de defender a su preciada hija. Pero bueno, yo solo deje que mi hermana me siguiera contando hasta que pasamos a la parte de los tributos. Para el fin de mes tenía que darle un porcentaje de lo conseguido por las almas que llegaban. Acordamos el día para que ella venga y tras terminar una última partida colgamos.
Me pare y apague la consola, tras eso camine hasta la puerta y al abrirla un subdito estaba ahí. Le pregunté que sucedía y me dijo que teníamos visitas del Olímpo.
-A ver, si es Zeus dile que se vaya al diablo y si es cualquier otro solo di que yo ando ocupado. ¿Entendido?
El subdito me escucho bien, pero no respondió. Estaba que temblaba del susto y no entendía el por qué.
-¿Y bien? —Pregunte mientras se colmaba mi paciencia— ¿No vas a decirles que no puedo recibir a nadie?
-Es qu~, es q~
-¿Es que que?
-Las visitas no son para usted señor...
¿Que? ¿No eran para mí? ¿Entonces para quien era? No, ¿Quienes me visitaban? ¿Por que venían al Inframundo si no era para una audiencia conmigo?
-¿Quienes han venido? —Pregunte tajante—
En cuanto recibí su respuesta lo hice a un lado, baje las escaleras rápidamente pues no podía creer que ellos vinieran al Inframundo, gente como ellos eran quienes menos aguantaba y aún así tenían el coraje de estar aquí. Más les vale tenía tener un motivo fuerte para estar aquí, que tuvieran que contarle a sus hermanos gemelos de la forma mas rápida posible e irse. Porque sino eran capaz de hostigar con sus malos chistes y temas del amor.
Finalmente cuando llegue hasta donde ellos estaba y abriendo la puerta salvajemente el primero de estos, el que tenía las alas de pavo real se volteo con una sonrisa. El segundo con alas de hada seguía con su cara inexpresiva y entonces uno hablo por los dos.
-Hola tío Hades, espero que esté bien. ¿Cómo están mis hermanos?
-Hola Anteros, hola Eros...
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This is War (Esto es la guerra) | Ares and Atenea fanfic
Romance"La guerra es el origen de todo", dijo alguna vez Heráclito. Y esto no será la excepción, pensamientos distintos, una rivalidad que ya debe de acabar y un destierro. Aquellos polos opuestos ahora tendrán que lidiar con su mayor interrogante, ¿Que se...