VIII.

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La cita pt. 2

Atenea; diosa de la guerra.

Eros, ¿Por qué tenías que lanzar ese comentario de como vestirme? No, ¿Por qué te hice caso? Tu papá está que me devora con la mirada y encima le dije que quería ir bailar... Por mi bella madre, ¿Que podrá estar pensando de mi Ares?

Seguro que quiero jugar de él, muy probablemente era eso, con todo lo que pasó era normal si pensaba así.

Fue entonces que el coche se frenó y el dijo lo que menos quería oír en ese momento.

-Listo, llegamos.

No me dió tiempo ni a responder pues cuando reaccione el ya se había bajado del vehículo e iba a mi puerta. Sus pasos los sentí como el de un asesino de una película de terror buscando a su víctima la cual encontró cuando abrió la puerta.

Su mano estaba extendida, su rostro mostraba una pequeña sonrisa y sus ojos reflejaban su seguridad, seguridad que yo no tenía aún habiendo ido al spa, la peluquería, la tienda de ropa más cara que encontré y ni con los foros de internet que de citas solo hablaban de citas en plan romántico. ¡Y encima el muy desgraciado se veía bien aún así!

Al final y antes de que me pregunté algo cogí su mano, con su ayuda salí con cuidado de aquella carcasa que tenía por coche y que encima estaba orgulloso. Pero bueno, es su coche, su tesoro...

Nos dirigimos a la discoteca, se notaba que era de buena calidad pero me preguntaba cómo esperaba que nos fuéramos a saltear la larga cola. Tremenda sorpresa que me di cuando al llegar a la puerta el guardia de seguridad lo reconoció.

-¡Henry! ¡Que gusto verte! Y vienes acompañado... —Su tono de voz paso a uno travieso, eso hizo que encogiera un poco mi cabeza—  Curioso, mayormente te veo así al salir.

-Omar por favor, es una persona especial. No pienses mal.

¿De verdad dijo que yo era especial?

-¿Cómo Jenny?

-No Omar, no como Jenny y no la menciones a ella ni a nadie por favor. —Creo que aquel nombre no le gustaba, probablemente la tal Jenny era una ex amante o algo así— Ella no es así, se llama Minerva y aunque te parezca un bombón cotizado es difícil de conquistar.

Okay, me empecé a sonrojar. Ares llevaba desde que lo ví en la recepción sonrjando mi maldito rostro. ¿Será que Eros tenía razón...? ¡No! ¡No! Es por lo que es mi primera cita, no es que ese cupido alado tuviera razón.

-Minerva.

-¿Ah?

-Ven, hay que entrar. —Sin esperar respuesta mía empezó a llevarme con cuidado por la entrada del local— La noche es joven y muy pocas veces salgo a un lugar como esté.

Una sonrisa dibujo su rostro mientras entramos por ese pasillo de colores neones, mientras de fondo una música algo distorsionada se escuchaba y esperaba a que nos adentremos más para oírla con claridad. Sin embargo, eso que dijo... "Muy pocas veces salgo a un lugar como esté", hizo que de una respuesta sin pensar.

-Pues tu amigo Omar no dijo lo mismo.

Pareció que mi comentario no fue lo bastante importante pues seguimos andando, atravesamos otra puerta y frente a nosotros un montón de personas bailaban al ritmo de la canción que sonará en el momento. Recién ahí el volteo a verme y cogiendo mi mentón me hizo tener que mirarlo a los ojos, esos que aún eran color carmesí.

This is War (Esto es la guerra) | Ares and Atenea fanfic Donde viven las historias. Descúbrelo ahora