Capitulo 8.

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Réquiem armonioso.

I.

Ares.

Lunes.
5:49 PM.


Caminaba por mi casa impaciente, de un lugar a otro, cogía algunas ropas y las metía a la maleta. Hoy era el día en que me iba de París, dejaba la ciudad y a quienes conocía, mi reputación de soltero y otras cosas más, ver a Alan o Brina sería más complicado pero no imposible, lo imposible si era con gente como Ben o Shirley. En su caso solo sería posible si decidía volver a París, de suerte eso estaba en mis planes y los de Atenea.

Atenea, era por ella que dejaba todo esto atrás. Para seguir con ella, por Gaia... Aquella noche había sido magnífica.

Su cabeza acostada en mi pecho tras haber hecho el amor mientras se sentía protegida por mi fue todo lo que necesitaba en esta vida, no quería nada más teniendo a ella ahora. Fue una pena que por la hora y el hecho de que estaba a punto de amanecer qué tuviera que irse y yo también. Era difícil despedirnos tras lo sucedido, sus cabellos tan alterados por el acto como el mío, la espalda llena de arañazos, sus arañazos. Su piel llena de mis besos y marcas, obviamente en zonas no visibles. Sus cantos de angel...

La renuncia a sus votos como virgen.

En verdad me amaba y yo a ella, el hecho de haberse entregado por iniciativa y no porque la convenciera lo dejaba en claro. Supongo que era lo que el tiempo nos tenía guardado para nosotros. No podía encontrar otra excusa sin contar los sentimientos.

Jajaja, muy probablemente se lo contó a Eros y Anteros, capaz y a Artemisa también. ¿Cómo habrían de reaccionar ante la noticia? Me imagino a mi hijo Eros queriendo pegar el grito al cielo, Anteros tapando la boca del primero para que no lo haga; eso sí, gusto de oír a Atenea contar cómo pasó. En el caso de Artemisa creo que muy probablemente se quedaría impactada, incrédula, luego puede que lo acepté y hablen, que le pregunté cómo le pareció a Atenea la noche. Que se yo.

Por ahora tenía que alistar mis maletas y demás cosas, mi preocupación hasta este mismo día fue mi Camaro. Que de suerte Alan se ofreció a llevármelo en dos días, le dije que no era necesario, podía contratar un servicio. El me dijo que le permitiera hacerlo, después de todo con Brina iban a recorrer el país y sea donde sea que esté muy probablemente les quedaba de paso. Sin poder decirle que no tras todo lo que hizo por mí le dije que estaba bien, le entregué las llaves del coche y ese asunto quedó concluido.

Algo curioso del día fue ver al sol ocultarse temprano, recién iban a ser las seis. Pero este ya no estaba, el cielo se veía como si fueran las ocho, ¿Por qué Helios hizo eso? Jum, la verdadera pregunta era como los humanos iban a justificar tal fenómeno.

En cuanto termine todo y viendo que aún me quedaban dos horas para tener que esperar a mi novia decidí preparar algo para cenar y después salir al aeropuerto. Íbamos a ir en esa moto que tenía alquilada o comprada, nunca le pregunté respecto a su vehículo.

Salí del departamento, unos vecinos me saludaron y me preguntaron si era verdad que me iba, el dueño del edificio por lo visto salió con el chisme. Les dije que si, que planeaba mudarme, que París me pareció una ciudad que no necesitaba más de mí, ellos y ellas se reían al oír ese comentario de mi parte y añadían que el barrio perdía su atracción turística al perder a Henry Sade. Algo que a mí me entró en mucha gracia.

Baje por las escaleras llegando a la calle, fui al supermercado más cercano que encontré, estando ahí compré salsa de tomate, fideos, condimentos, carne molida y una botella de vino. Iba a preparar fideos con albóndigas.

En la cola de la caja no me demore mucho, dónde casi me demore fué al salir pues por accidente(por no decir que el maleducado del anciano) un vagabundo me chocó y casi se me cae la bolsa de compras. No sé que dijo, pero creo que fueron unos insultos, lo más llamativo de este no era sus ropas sucias, eran los ojos amarillos que tenía.

Dando por tirar a la basura seguí caminando, doblando una calle me llamo la atención la música de un artista callejero. Este tocaba demasiado bien su instrumento, no usaba partitura alguna, maravillo a varios de los transeúntes con el poder de su lira. Lastima que de gustos musicales yo sabía poco.

Otra cosa de resaltar de regreso a mi casa fue la aparición de un extraño Lambo dorado que todo el mundo chequeaba, incluído aquellos ladrones de la zona, uno intento romper la ventana de un codazo frente a todos para llevarse tremendo vehículo de cuatro ruedas. Pero por lo visto su codo era la débil de lo que su físico aparentó, pues apenas se dió el impacto se fracturó el pobre ladrón. Entre lágrimas y babas se alejo de aquel hermoso vehículo.

Yo seguí en lo mío, me encontraba a dos esquinas de mi depa, ese que pasado este día dejaría de serlo.

Subí las escaleras de la calle, abrí la puerta principal y entre, camine por las escaleras hasta llegar a mi piso y ahí abri la puerta de mi piso. Entre y dejé las cosas en la mesa de la cocina, me remangue las mangas y cogiendo un mantel negro busqué las cosas que necesitaba para iniciar a cocinar. Estuve así como por media hora, ya casi eran las siete.

Y entonces fue que un animal alado se posó en mi ventana.

-Ya estabas tardando Zeus. —Hable mientras dejaba caer los fideos a la olla— Me pregunto si tu intención era que no me de cuenta de que eras el vagabundo. O si era precisamente eso lo que buscabas lograr.

Una leve luz alumbró el lugar, sus pasos que hasta el día de hoy tras ocho meses de no oírlo seguían siendo igual de identificables.

-Creo que hasta tu sabes esa respuesta Ares.

-¿Dónde están Apolo y Helios? —Pregunte tajante, dándome media vuelta y mirando a aquel idiota que era llamado rey— Me sorprende la obviedad que tuvieron los tres para venir acá.

-Oh, ellos están subiendo las escaleras. —Dijo mientras se dirigía a la puerta— Voy a dejar está puerta abierta para que pasen, espero no te moleste.

-No, lo que me molesta es que hayan tenido que venir los tres.

-¿Tres? Ja, ja, ja. Déjame decirte algo «hijo» Somos un total de cinco.

¿Cinco? Entonces había dos que vinieron y estos si se ocultaron, ¿Pero quienes eran?

-¿Quienes son esos dos que faltan?

-Sera mejor que los veas.

De manera idónea la puerta se empujó, de esta entro primero Apolo seguido de Helios, ellos no me generaron nada, me daban completamente igual. El problema fue cuando entraron los otros dos.

-No...

This is War (Esto es la guerra) | Ares and Atenea fanfic Donde viven las historias. Descúbrelo ahora