Capitulo 10.

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I.

Arena y Tiempo.

Artemisa; diosa de la caza.

Ya había pasado el tiempo desde aquella batalla en las faldas del monte. Desde qué tras el enfrentamiento entre dioses el Olimpo tomo un nuevo rumbo, con Ares como su rey.

Jaja, ¿Quien lo diría? El dios que aspiro por mucho tiempo al trono, pero que por amar a una diosa ya no le interesaba fue puesto ahí por decisión de sus dos tíos.

No se va a negar qué, al inicio, como cualquier nuevo capitulo; todos tuvimos inquietudes, dudas. Algunos hasta llegaban a acusar al «gobierno» de Ares como una dictadura. Pero a medida que pasó el tiempo, a medida que el Olimpo, los dioses en este, las criaturas, se dieron cuenta que no era el mismo cruel dios que peleaba por diversión; sino qué, era un dios dispuesto a atender todo lo que estuviese bajo su poder. Ahí, siendo aconsejado por nuestro tío Hades y Poseidon. Prestando atención a estos y sus consejos, siendo Hades su mano derecha y Poseidon la izquierda. Mi hermano se había vuelto un hombre que empezaba a ser admirado.

Aún cuando él mismo no se perdonaba los pecados de su pasado, como la muerte de aquellos sátiros y centauros cuando toda esta locura estalló. Cada mes que pasaba desde ese día tan recordado, el visitaba a las familias de las criaturas. Se arrodillaba a estos frente a todos, se lamentaba siendo que él estaba por encima de todos ahora, compartía el tiempo con ellos. Pues como una vez me dijo, el conocía demasiado bien ese tipo de dolor. De ser olvidados...

Pero no solo se quedó ahí, sino que llegó a cumplir su promesa por Estigia.

Cuando había hecho lo que tenía que hacer el se postro frente a todos los dioses de rodillas; pero ninguno, notando en él esa sed de poder que Zeus tantas veces comentó, ninguno deseo asesinarlo. Los primeros de nuestros enemigos que dieron su fe en Ares de el día que tomo lugar la pelea fueron Heracles y Hefesto, o mejor dicho. Resulta que estos ya habían estado al tanto de ciertas cosas, cosas con las que en la batalla fue que se limitaron a usar todas sus fuerzas. Luego vino Hermes, Dionisio, estos un poco tímidos porque tenían la idea de que Ares se iba a cobrar las veces que ellos se metieron con Afrodita. Ni yo sé bien que pasó, solo se que Ares hablo con Hefesto y tras eso con Dionisio y Hermes, las cosas se tornaron a bien. Aunque con un debido respeto por la nueva jerarquía en el Olimpo, claro está.

Ni siquiera el mismo Helios que por mucho tiempo busco la venganza de su hermana, venganza que se apagó contra Ares para nacer contra Apolo cuando una Atenea ya estable comento todo.

Pero el dios del sol aún tendría que esperar por su venganza, Apolo y Asclepio having escapado en pleno enfrentamiento de Ares y Zeus.

Y no solo eso, también estaba que la "estabilidad" de Atenea duro poco.

Según la palabra de los mejores médicos que había en el Olimpo, palabras que hicieron un shock en Ares. Atenea estaba muriendo de una manera lenta, que las heridas causadas por el rayo de Zeus no tenían una cura. Al menos no una que ellos pudiesen dar, como si podría Asclepio.

Era una pena que ese sobrino mío se haya ido de manera tan cobarde con su padre.

Por eso Ares se ausentaba los últimos dos días de la semana, salía junto a Anteros, Eris y los gemelos a buscar a los mejores médicos. Iban de lado a lado, pero no encontraban nada. Las esperanzas en muchos de ver a Atenea con nosotros por toda una eternidad se disipaba, en todos menos Ares que seguía buscando ahora sólo.

¿Pero como podría salvarla? Si la misma Hecate dijo que el único posible de ayudarnos era Asclepio. ¿Que milagro podría darse para qué él dios de la guerra, corrijo, para que el rey del Olimpo salve a su amada?

Pues si, aún no eran esposos. Porque Ares le dijo en su terquedad que el día que ella esté fuera de todo peligro será el día en que Ares le pida matrimonio.

Entonces mis pensamientos se vieron cortados por una voz.

-Estas pensando mucho tía.

Dijo el dios erote a mi lado, sentándose mientras caminaba con dificultad. El pobre dios del amor no solo perdió las alas el día de la batalla, también había perdido la movilidad en ciertas zonas.

De buena suerte aún podía caminar, pero con algo de esfuerzo.

-¿Tú crees? —Le pregunte, dejándome de apoyar en el balcón— Solo estoy pensando en todo lo que ha sucedido, Eros.

-¿En como papá se volvió rey pero ahora vive la peor tragedia jamás escrita en los libros? Una carrera contra reloj por salvar la vida de mami dos...

Soltó un suspiro, miro al piso algo triste. Sin contar a los dos protagonistas de como Eros dijo, está trágica historia jamás escrita, creo que él era quien también sufría mucho. Después de todo fue él con Anteros que lograron hacer que dos almas tan diferentes decidan unirse, pero que ahora se veían en la peor de las pesadillas.

-Tu padre dijo que iba a salvarla.

Comenté intentando sonar positiva.

-Si, pero sin saber el paradero de tu jodido hermano y de tu sobrino no llego a ver una luz al final del túnel. —Se esforzó en dar un paso más, se apoyo en la pared pues ese paso le dolió— Ouch... —Se sobó la pierna afectada— Y no solo no sabemos el de ellos, sino qué~

-Tampoco sabemos el de tu abuela, de Hera.

Eros hizo un puchero en su rostro, expulsó aire de sus pulmones molestos mientras apoyado en la pared se dejaba caer al piso para quedar sentado.

-El imbécil de Zeus aún no dice nada. No entiendo porque papá no lo mató, por lo que me comentaron, se alzó aún con el rayo atacando su pecho y uso la lanza.

-No lo mató porque no era su objetivo, Ares no deseaba caer en el mismo abismo de locura y rabia que Zeus; Eros.

-El ya había matado en el pasado antes, ¿Cuál podía ser la diferencia?

-¿Que su corazón se libro tal vez de todo mal por el amor? Deberías saberlo tú. —Exprese algo burlona, caminando hasta él y tomando asiento en el suelo a su lado— Eres él dios del amor, tu mejor que nadie debería pensar esa idea. ¿No crees?

Me miró por unos segundos, en mi rostro le mostré una ligera sonrisa que el no llego a corresponder. Solo agachó cabeza y dejo que una mariposa que pasaba por el lugar se estacioné en su mano.

-Ya no me siento el dios del amor Artemisa, he perdido mis alas... Ya ni puedo apuntar bien, y parece que a Anteros le va mejor siendo él el líder de los Erotes. —Freno sus palabras un momento, después volvió a hablar— Aunque sea tengo como alegría que él no me decepcioné.

Cogí su mano libre, intente darle consuelo con unas palabras. Pero su respuesta fue solo apartar está de mi agarre, él ya no tenía esa actitud tan alegre desde la noticia de Atenea. Bueno, muchos ya no estábamos tan alegre cada que el recuerdo de saber que un día se iría mientras la vemos sonreír viene a nuestras mentes. Sin duda nada era ni sería como antes.

Un claro ejemplo era lo que estaba sucediendo en el Inframundo y el Tártaro...

This is War (Esto es la guerra) | Ares and Atenea fanfic Donde viven las historias. Descúbrelo ahora