Despedida de París.
Pt. 2Ares.
Salíamos del cine, la película había sido buena a mi parecer, supongo que para el resto también pues mujeres entre lágrimas y hombres ocultando su tristeza aplaudieron apenas los créditos invadieron la pantalla. A mí lado recostada estaba Atenea quien dejó soltar unas cuantas lágrimas, por mi parte yo no pude apreciar tan bien el final pues a mitad de la película hubo lo que yo considere una pista que tenía que aparecer al final. Pero nunca apareció.
Salimos abrazados entre un montón de personas, gente de la alta clase, por un momento me asusté pues ví a muchas de las jóvenes por las que bailé a cambio de dinero. Digamos que estaba en un lugar donde no quería estar. ¿Que hacía si me saludaban y mi novia preguntaba de dónde las conocía? ¿Acaso iba a responder con un "ah, es que baile para ellas amor y con una que otra me acosté"? Diablos no. Se que estaba mal, que tenía que decirle, pero digamos que se me hacía complicado. A veces quería ser directo y soltarlo, otras veces preparar el terreno para decirlo, da igual. Al final nunca se lo decía.
Llegamos a mi vehículo, la ayude a subir y luego hice lo mismo yo. Encendí el vehículo y esperé ese clásico minuto con ella, nos vimos un rato. Al ver que ella no decía nada y yo por estarle mirando tampoco tenía palabras para decir me acerque a ella, junte su nariz con la mía y la frote como si fuéramos dos niños jugando. Ella se rió y me preguntó porque lo hice, yo le dije que no tenía idea, solo se me ocurrió hacerlo.
Entonces hizo una pregunta con respecto a la película.
-¿Que tal te pareció? —Me pregunto mientras buscaba mi mano, yo se la entregué— No puedo creer que no hayas llorado, si no fuera porque se qué me amas diría que eres un monstruo sin sentimientos.
-Ja, ja, ja. Atenea, es que. Ya te dije, yo esperaba otro final.
-¿De verdad pensaste que un alien iba a rescatar al chico?
-¡El chico dijo a mitad de película que creía en aliens! —Ella empezó a reirse— Oye, estoy hablando en serio.
-Amorcito. —Dijo ella mientras intentaba dejar de reír— Eso fue el remate de un chiste, no iba para nada más.
-Me siento estafado... —Espute mientras hacía algo de puchero—
-No te sientas así, anda sonríe para mí. —Me robo un beso de los labios— ¿Ves? Es esa sonrisa tuya que tanto me encanta.
No pude evitar sonreír aún mas, ella también lo hizo. En el estacionamiento estuvimos todavía un rato más, ella se había llevado las palomitas y la soda. Yo no entendí porqué, ella me dijo que no lo haría pues no me gustaban las palomitas y que cuando tengamos un hijo que no me atreva a querer enseñarle a odiar las palomitas.
Nos reímos muy fuerte por ese comentario, ya que yo no aceptaba esa idea, le dije que me bastaba con que Eros comiera palomitas cada que nos veía románticos como para que nuestro hijo también lo haga. Ella cedió un poco y me dijo que ya, que iba a pensar en permitir que le enseñe a odiar las palomitas a nuestro hijo imaginario.
Hijo que muy pronto me gustaría tenerlo con nosotros, ser una familia como tal. Una "normal" y no la que fue siguiendo aquel ciclo de odió.
Arranque el coche y abandonamos el estacionamiento. Tome la ruta larga para ir tomando con ella soda mientras oímos en la radio las canciones del momento, cantamos cada una a todo pulmón mientras evitamos como podíamos que se cayeran las sodas o sus palomitas en el coche, cuando era una canción que conocía por completó tocaba el claxon. Fue todo tan gracioso y nos encerramos en aquel mundo dentro del Camaro que no nos dimos cuenta que íbamos despertando a los mortales por las calles que cruzamos. Un patrullero nos detuvo, de suerte siempre llevaba mis papeles, decían que tenían sospechas de que estábamos en estado de ebriedad, les demostramos que no por el alcoholímetro. Tras eso decían que de repente consumimos algún estupefaciente, total, que nos querían llevar si o si. Atenea lo soluciono, saco su cartera y dandoles dinero que en su vida jamás verían caer así de fácil en sus manos se largaron felices. Diciéndonos:
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This is War (Esto es la guerra) | Ares and Atenea fanfic
Romance"La guerra es el origen de todo", dijo alguna vez Heráclito. Y esto no será la excepción, pensamientos distintos, una rivalidad que ya debe de acabar y un destierro. Aquellos polos opuestos ahora tendrán que lidiar con su mayor interrogante, ¿Que se...