IX.

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Hades; rey del Inframundo.

Los soldados me iban escoltando en el carruaje real junto a las princesas del Inframundo y los hijos del más reciente protagonista en el mundo de los dioses, había sido informado que mi esposa; Persefone aún no podía salir del Olimpo por órdenes estrictas de mi hermano que ahora quería tener todo estrictamente controlado. Si la demora se hacía larga tendría que asfixiarlo con leyes, lanzar una sospecha de secuestró(y conociendo a esté, sería capaz con tal de tener al Inframundo de su lado).

Por ahora tenía otro asunto del que preocuparme, la larga Noche había venido al Inframundo en una inesperada y secreta reunión, con ella la discordia.

En todo el trayecto logré que mis sobrinos cerrarán la boca, que no pensaran en hacer una tontería, lo único que les ofrecí a cambio de eso era el ver a la misma Noche y reencontrarse con Eris. No sé si haya sido por el deseo de ver a una primordial o por qué querían ver a alguien importante en sus vidas como Eris que aceptaron sin más. Mientras tanto mis hijas me preguntaban a qué se debía la visita de aquellas mujeres, era normal que tuviesen la duda, pero la más interesada era Melinoe pues Macaria al ser la reina de los Elíseos junto a su... A su... A Thanatos, es que entendía mejor o al menos se hacía una idea de porque ellas podrían visitarnos.

Cuando llegamos y bajamos todos tanto ellas como Deimos y Fobos me acompañaron por el castillo hasta llegar al salón donde ellas nos esperaban, lastimosamente habían sido muy estrictas.

"Queremos conversar únicamente con el rey del Inframundo y la estirpe de Ares."

Y a diferencia de Zeus o Poseídon, pues yo no planeaba generar una pelea con una primordial en el seno de mi reino. Esto molesto incómodo a Melinoe que con su silencio me hizo saber su oposición a mi negación, en cambio Macaria se rehusaba, era mayor y reina, si. Pero no reina del Inframundo sino que de los Elíseos.

Finalmente frente a mi y tras conversar a mis dos hijas mandé a dos subordinados abrir las puertas, estos lo hicieron mientras que uno tercero al ritmo que los muchachos y yo íbamos entrando nos nombraba con un montón de títulos que no planeo citar. Apenas entre y me acerque pude apreciar como la Noche y Eris estaban sentadas al otro lado de la mesa gigante que se trajo para la reunión, de la madre ví una sonrisa que era por educación, en cambio en su hija fue que me lleve la sorpresa. Se veía completamente distinta, con los ojos rojos como si siempre estuviera llorando, con dos bolsas oscuras debajo de estos mismos que parecían moretones a mi parecer, su cabello que recordaba liso y fino se veía descuidado por las puntas rotas y lo desnivelado que estaba, muy probablemente debido a que se arrancó mechones, y en sus manos un tic por tocar la mesa pues estás se agitaban demasiado. Parecía que iba a pararse a saludarme cuando con el solo levantamiento de la ceja por parte de su madre fue suficiente para que no lo haga y volviera a sentarse. De mi lado solo espere tranquilo y los chicos también lo hicieron, creo que sabían que por más Eris fuera una vieja amiga con la noche no había confianza que tomarse sin su permiso.

Entonces fue que ella, la madre de muchos "males" en la tierra según los mortales decidió que iba a hablar tras pararse.

-Hades, rey del Inframundo y los muertos. Me alegra demasiado que haya decidido recibirme ante mi tan inesperada visita.

Dijo aquella mujer de completa oscuridad, esa que solo tenía la iris de sus ojos de un color dorado que ni completos estaban, porque simulaban dos lunas medias.

-El gusto es todo mío diosa de la Noche, es un honor para mí, mis hijas, mis sobrinos y cualquier ser de mi reino que una diosa primordial como usted nos haya decidido visitar.

Pronuncie las palabras mientras me iba hincando una rodilla, seguido por Deimos y Fobos que hicieron lo mismo. Irónico, el rey del Inframundo arrodillado en el salón de castillo dentro de los dominios de su reino.

Entonces los pasos se hicieron oír, ella y su hija rodearon la mesa para acercarse a nosotros y estando frente a nosotros la Noche extendió su mano para que yo, alzando la mirada y cogiendo está dejara un beso mientras miraba a aquellos ojos tan raros.

-Llameme Nix, no deseo que se gasten palabras de más por puro formalismo barato. —Sono sería, me estaba dando la confianza de llamarla así pero aún no era garantía de nada— Puedes pararte rey del Inframundo, —Alejo su mano de mi y con esta misma hizo un ademán para que me ponga de pie, inmediatamente obedecí— No es bueno que un rey se arrodillé en su propio reino, menos uno al que puedo decir es el más «decente» de entre los tres.

Yo solo la oí y asentí, evitando qué se pudiese ofender si interrumpía sus palabras siendo que no estábamos aún sentados en la mesa. Ella se dirigió dónde los gemelos y el proceso se repitió, solo que está vez les pidió no hacerlo al ser la descendencia del ser amado por su hija.

Inmediatamente todos pasamos a sentarnos en la mesa, estando ahí yo me senté en una cabecera con el gemelo pelirrojo a la derecha y el pelinegro a la izquierda. Frente a mi la Noche con Eris a su mano derecha, está estaba a la izquierda de el gemelo pelinegro. Diablos, cuando hable de ellos por separado debo intentar reconocer quién es quien.

Pero por ahora tengo que centrarme en la visita.

-Bueno Nix, ¿A qué se debe tu llegada y la de tu hija? —Fui directo al tema que había que tocar, no porque me diera la gana, sino porque la Noche odiaba perder tiempo—

-Me agrada que no pierdas el tiempo Aidoneus, pues yo no quiero que tú pierdas el tuyo. Vengo a proponer un trato.

¿Trato? ¿Tendría que ver con respecto a su mensaje que envío al Olimpo?

-¿Qué involucra ese trato?

-Qué el Inframundo se abstenga de la búsqueda de Ares y se niegue a colaborar con el reino del mar o del Olimpo.

Así que era respecto a eso, interesante.

-¿Y que conseguirá el Inframundo a cambio?

-Una verdadera protección en las entradas del Tartaro y una alianza de defensa ante un ataque por parte de Zeus y su reino. —Un humo tan negro como ella apareció por debajo de sus pies, este se levantó hasta estar a la altura de la mesa e hizo la forma de un tablero de ajedrez— Y te aseguro qué, si la alianza se tuviese que llevar a cabo y si tú lo deseas, pues puedo acabar con él usando mis propias manos.

¿La Noche estaba hablando en serio? ¿Estaba ofreciendo una alianza a cambio de mi sobrino? No, esto era imposible de creer, no había forma. Tenía que haber una mentira o engaño, algún truco sucio.

-¿A qué se debe que des tanto por una sola vida Nix? ¿Que te está llevando a hacer tremendo "regaló"?

-Esa pregunta no me corresponde tanto a mi, yo solo cumplo los deseos de mi hija Hades. Que ella te responda.

En cuanto dijo eso mire a Eris, ella estaba ahí quieta como una estatua escuchando todo lo hablado, me miraba de una forma algo perturbadora. Fue entonces que cuando su madre le hizo una señal ella hablo.

-Digame rey Hades, ¿Que estaría dispuesto usted a hacer si la vida de su más grande amor peligra? —Cada palabra parecía salir de su boca con dolor y angustia— En mi caso, estoy dispuesta a que la misma Noche que muchos de ustedes consideran imposible actúe a su favor lo haga, pues como madre ella se dispone a cumplir con mis caprichos egoístas. Usted recibirá la alianza de defensa del reino de la noche y yo, —No mencionó al reino de la Noche, así que entonces esto era realmente por ella— Tendré conmigo a Ares y podré llevármelo lejos de todo, a un castillo en dónde será feliz por toda la eternidad.

This is War (Esto es la guerra) | Ares and Atenea fanfic Donde viven las historias. Descúbrelo ahora