II.

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Atenea; diosa de la guerra.

-¡Hefesto! ¡Heracles!

Pegue el gritó al cielo mientras la sorpresa invadía mi cuerpo, me acerque rápido a ellos y les tome el pulso. Un pequeño alivio nació en mi al confirmar que si lo tenían.

-¿¡Por qué los han atacado!? ¿¡Que tienen en la cabeza!? —Grite exigiendo saber—

-¿Que tenemos? Cerebro. —Respondío la diosa de la discordia— Y ojos, dientes, nervios, entre otras cosas. —Usaba el sarcasmo—

Ella estaba ahí levitando, fingiendo estar sentada en la nada; los gemelos hijos de Ares solo se apoyaron cada uno en una pared; mientras mi tío, el rey Hades caminaba hasta acercarse a mí.

Intento tocar mi hombro con su mano pero yo repudie la acción, aleje mi hombro de su mano y él al notar mi rechazo solo guardo está en el bolsillo.

-Sobrina, escuchá.

-¿¡Por qué atacaron a Hefesto y Heracles tío!?

Interrumpí mientras preguntaba desesperada, exigiendo el saber sus motivos para actuar así, para atacar de una manera tan cobarde.

-¿Y por qué no? Queremos conversar contigo, no con ellos "princesita". —Interrumpio Eris quien se acercó volando y haciendo mofa de mi título— Es más fácil así, evitando qué ellos puedan interrumpir. Aunque claro, hubiese preferido que mis preciosos gemelos los boten por el balcón.

Una sonrisa se dibujo en su rostro.

-¿Tus preciosos gemelos? —Pregunte—

-Ah, cierto. Que son tus hijastros, perdón, que me había olvidado. —Hablo en insultó— Me olvide que tú y su padre eran algo especial.

"Algo especial", sí, una mentira especial diría yo.

-Su padre solo me vió como una enemiga de quién vengarse, yo en cambió...

Fue entonces que una bofetada se me dió, la mano culpable de eso fue la de Eris quien me miraba sería solo me dijo unas palabras.

-Escucha a tu tío y luego habla.

Se apartó apenas me dijo eso, se acercó a dónde los gemelos y con ellos miraban a los dioses noqueados, por los que yo me preocupaba que estén bien. Mi tío me extendió una de sus manos, queriendo seguro el ayudarme a pararme, por un momento dude y con sentido; esto parecía un ataque a traición contra Hefesto y Heracles para atentar contra mi.

-Sobrina. —Dijo mi tío— Te pido que tomes mi mano y te pares, siéntate si deseas en la orilla de tu cama. Pero la conversación será algo larga y que estés de rodillas ahora no ayudará mucho a su movilidad; más cuando probablemente la necesitemos.

¿Necesitar? ¿Para que?

-No tío, tengo miedo de dejarlos aquí y apenas ellos puedan —Señale con mi dedo al dúo de gemelos— los finiquiten para asegurar que el peligro fue erradicado. Son hijos de Ares, quien sabe si comparten sus mañas y desean acabar con dos de los que le hicieron jodida la vida a su padre. No confío en esos chicos...

Deimos estuvo a punto de decir algo, lo escucho al igual que Fobos o Eris, pues yo no me límite a hablar bajo, era mi cuarto, mi palacio, mi hogar. Y ellos vinieron a atacar como cobardes justo cuando su padre también viene.

Había gato encerrado en todo ésto.

-Entonces sobrina, te pido que confíes en mí.

Fui inyectada de mis pensamientos por las palabras de mi tío, el que enfocó sus ojos en mi mientras aún extendía su mano.

-¿Cómo sabré que ellos no intentarán herir o matar a Heracles y Hefesto apenas me alejé?

-Porque si es así, lo cual dudo, haré que tanto Deimos y Fobos paguen con la misma moneda. Te lo juro por el bienestar de mis hijas.

Tío, tus hijas son lo más preciado para tí. Espero no arrepentirme, pero dudo de que mientas con respecto a eso...


Unos minutos después.

Mi tío no dejaba de hablar, de contarme todo lo que el sabía, de revelarme todo lo que conocía. Yo la escuchaba incrédula mientras apretaba la tela de mis pantalones por la rabia e impotencia de haber sido tan credula.

Por su parte Eris volaba alrededor del cuarto, como si estuviese acostada y el viento la llevará era como se desplazaba; de remate comía una manzana.

Deimos y Fobos en cambio estaban callados, apoyados contra una de las paredes del cuarto atentos a si Heracles despertaba; tenían la orden de mi tío de volverlo a dormir si es que recobraba la consciencia antes del tiempo. Pues en una batalla de frente era muy probable que ninguno le pudiese ganar.

-No. Entonces Eros, Anteros y Artemisa...

-Están prisioneros, pero no por mucho. —Expreso mi tío dándome un poco de esperanza— He enviado a los jueces del infierno junto a Thanatos a rescatarlos.

-¿E Hypnos? ¿Donde ha enviado al dios de los sueños junto a sus hijos?

No tuve respuesta suya mediante palabras, mi tío Hades solo me miró y luego miró por la ventana de mi cuarto; algo especial había para Hypnos si es que no partió junto a su hermano y los jueces.

Entonces el ruido de una manzana cayendo fue preludio de que Eris diría algo.

-Y bien "princesa", ¿Ahora entiende porque Ares hizo lo que tuvo que hacer?

Quería responder a su pregunta, me habría encantado decirle que sí, pero no podía estar alegré; no cuando Ares perdió a su hija solo como una advertencia... Y el monstruo del crimen era mi padr~, era Zeus.

¿Cómo es posible que Nix sabiendo de aquello no hizo nada para evitarlo? ¿Cómo es que Harmonia no tuvo problemas con eso? ¿Que era eso que mi tío hizo entrenar tanto a Deimos y Fobos?

No sé, solo sabía que con todo lo dicho. De que mi relación con Ares no era un secreto para la discordia, pues tuve que hablarle.

-Eris. —La nombre sin deseo de responder a su interrogante—

-¿Que Atenea?

-Gracias por dejarnos ser felices.

En su rostro primero se asomo el asombró, uno pequeño y fugaz que dió paso luego al de una sonrisa. Ella solo se acomodo boca arriba ahí levitando con las manos en su nuca relajada y me dijo: "no hay porque 'princesa'."

Después de eso mi tío Hades se agachó, cogió mis manos y mirándome me hizo una pregunta.

-Di sobrina, ¿Cuál es el plan?

This is War (Esto es la guerra) | Ares and Atenea fanfic Donde viven las historias. Descúbrelo ahora