X.

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Ares.

Helios recién se alejaba por el poniente, con el se aleja el peligro de ser detectado, estoy seguro que Zeus le estaba pidiendo encontrarme pues los días eran más largos.

Mis tripas empezaron a hacer ruidos de hambre, mi mano la lleve a mi estómago, lastimosamente la comida se me había acabado y tenía que esperarme hasta que ése se fuera y empiece el anochecer. Solo tenía que ser unos minutos más los de mi espera. Diablos, todo esto era bien raro, era más fácil cuando con solo decir quién éramos nos daban alimento, bebida y sacrificios. Ahora solo era sinónimo de locura, de enfermos mentales. Y ni hablar de sus prendas actuales, ¡Por Gaia! Un hombre de casco blanco con un mini escudo que lo hacía "agente de la ley" me freno y dijo que estaba haciendo exhibición. ¿Exhibición de qué exactamente? Bueno, no lo sé, desde que esa virgen se embarazo de una paloma los humanos se hicieron muy tímidos. Me di cuenta que iban a repetirme lo mismo todo aquel que llevara ese mini escudo llamado «placa» y pues a un mísero mortal que ví era de mi altura le pedí prestado su pantalón, zapatos y chamarra, apenas y ahora mi vestimenta negra se veía, de remate todo lo que me tuve que poner era muy incómodo. Mis pies se sentían presos al no poder tocar el piso, mis brazos ajustados pues la chamarra no me daba movilidad, y el pantalón me apretaba en la entrepierna.

Pero bueno, tenía que hacerlo para camuflarme con ellos. Pensé que conocía muchas cosas de la actualidad pero habían varias que no, por ejemplo que no se les era normal verme con mi tono de piel al punto que me querían llevar a centros de curación, no, "hospitales". Así que tuve que adaptar uno normal. Lo irónico es que la preocupación varia según el tono, porque mientras por mí se preocupaban había gente de tonos oscuros a los cuales acusaban de cosas injustas. ¿Atenea no se encarga de nivelar la justicia?

Dejando de lado todo éso. Por fin Helios se perdió y el azul nocturno rodeo los cielos, aunque sin la luna, sin Selene... Apolo de verdad te haré pagar por lo que le hiciste a ella.

Fui al pequeño rincón de lo que era ahora un piso de una casa que se llamaba "departamento" y cogí unas de las prendas que cogí prestado para cambiarme. Tenía que buscar algo de comida y ver si por esta zona aún tenía tesoros enterrados que poder usar para que no me boten de aquí, porque era el único lugar donde me aceptaban sin más, en otros me pedían un montón de cosas como unos papeles, un plástico con mi foto, una mancha de mi dedo y así.

Ya en la calle empecé a caminar, algunas personas me miraban, en su mayoría mujeres que se susurraban cosas entre ellas mientras y en su minoría hombres que parecían incrédulos ante mi estatura.

Llevaba conmigo algunas monedas que cogí de un edificio que era un banco por ahí aún en grecia, me habían dicho que ahí podía pedir prestado dinero y solo tenía que devolverlo a futuro así que entrando por una pared cogí unos cuantos billetes que ahora eran monedas.

Finalmente entre a un súper mercado, no entiendo porque se llamaba «super» si solo parecía más tecnológico. Pero en fin, la cosa es que tenía que comprar con lo que me alcanzará. El problema es que lo comprado no me saciaba y encima tenía que repartirlo para todo un día.

En su medida compré dos pollos, un trozo de carne, algo de vegetales y una botella de vino barata que para nada se comparaban a los vinos de Dionisio.

Hice el pago en una caja registradora y salí, estando afuera aproveché para pasear un rato debido a qué en el dia era imposible. Pase por un parque, por un puente con un río, hasta llegar a unos callejones de dónde unos gritos empezaron a provenir y me asome por una pared a ver qué era.

-¡No me toquen! ¡No, no quiero! -Sonaba desesperada, era una joven que frente a ella tenía a dos hombres y diría que un ogro pero no, también era hombre- Por favor, se los ruego, tengo pareja. ¡Déjenme ir!

This is War (Esto es la guerra) | Ares and Atenea fanfic Donde viven las historias. Descúbrelo ahora