VII.

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La cita pt. 1

Ares.

Un día después.

No sé que estaba haciendo sinceramente, esto fue muy raro. Mi hermana, Atenea, la sabionda me invito a una cita. Planeaba decirle que no, pues le dije que necesitaba tres días para pensar en todo esto, pero puedo jurar que se aprovechaba de que estoy siendo estúpidamente noble con ella para con su pena hacerme decir que si. Ella solo sonrió y se retiró rápido de mi departamento apenas escucho mi respuesta, dijo que Helios probablemente estaba que le pisaba los talones y que fuera al hotel "Fraternite".

¿Ares, yo, por qué estás haciendo esto? ¿Que espero conseguir? No, ¿Que espera ella conseguir con una cita? ¿Que la perdone más rápido? ¿Que me vaya a convencer de entregarme a algún reino como el del tío Hades o de los nórdicos con sus 7 o 9 mundos? Por favor, no.

Ya casi se iba Helios y yo solo pude bañarme. Demonios, tenía dos problemas o mejor dicho tres, porque uno se podía dividir en dos. El primero era que no sabía que tipo de cita era, ¿Así qué qué tenía que esperarme? Luego estaba el otro, mi variedad de ropa era casi nula a no ser que contará la de mis peleas o la sexy que tenía por bailar a las mujeres. Y eso no era todo, pues como dije se podía dividir, ¿Que sucedía? Que tenía que separar la ropa limpia y que olía bien con la que no...

Nota mental, debo lavar más seguido mi ropa.

La cosa fue que al final me decidí por un polo negro con cuello "v", un pantalón azul noche tipo jean que como siempre me quedaba apretado y más de dónde necesitaba libertad, un reloj que no funcionaba pero que creo nadie se daría cuenta y unos botines negros como para variar.

Con todo eso y buscando en mi celular el como llegar al hotel un ataque de vergüenza me dió, creo poder adivinar que clase de cita sería con solo saber dónde estaba alojada.

-Por la putamare...

Exprese para mí mientras golpeaba la mesa, algunos platos sucios que estaban encima de esta rebotaron un poco. Un susto me dió pues pensé que se caerían para romperse, de suerte no pasó.

Dandome cuenta que lo mejor era evitar pensar mucho cogí mis llaves, las del carro, me eche perfume y salí del departamento hasta llegar a mi coche. Subí a este y cuando lo encendí para luego esperar el minuto que calentaba el motor unos pensamientos vinieron a mi mente.

¿Y si mejor no voy? ¿Que pasa si al final desea que pague yo? ¿Tendré que usar la tarjeta de crédito?

¡Ares! ¡Controlate hombre! ¡Tu nunca has sido un cobarde! ¡Demuestra tu valor! Has podido cortejar a la misma diosa de la belleza y ante las mujeres siempre fuiste deseado, ¡Puedes manejar una cita de 0% interés romántico con una virgen que su útero es como Rusia en invierno!

Diciéndo todo aquello finalmente pise el acelerador y arranque el vehículo, sin querer tome el camino largo(o probablemente queriendo pues sentía algo de vergüenza de pasar por una calle tan adinerada, pero... Eso no me pasó la vez que salí de la mansión de la otra vez). Finalmente llegué y estacione el coche frente a la entrada, un empleado se ofreció a estacionarme el vehículo y le respondí con un no inmediato. Pues nadie más que yo podía manejar mi Camaro. Creo que este se asusto pues solo se retiró y entre a la recepción del hotel, ahí una chica rubia me atendió.

-Buenas noches, bienvenido al hotel "Fraternite". —Sonaba como una puta robot— ¿En qué puedo ayudarlo?

-Este, vengo a buscar a la señorita Minerva.

This is War (Esto es la guerra) | Ares and Atenea fanfic Donde viven las historias. Descúbrelo ahora