IX.

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La cita pt. 4

Ares.

-Anteros, ¿Que haces aquí? ¿Que haces con ese cuchillo?

-Vengo a cumplir con mi deber como dios del amor correspondido papá.

Di unos cuantos pasos atrás, era la primera vez que ví a un hijo. Estaba volando tras la ventana y lo reconocí de forma inmediata, fui a abrir está para que pasará, pero lo primero que hizo fue lanzarse en ataque contra mi el cuál apenas pude esquivar. Fue entonces que nos paramos y observé que en su mano llevaba un cuchillo.

-Hijo, ¿De que estás hablando? ¿Acaso tu madre te envío? —Pregunte mientras con mis ojos buscaba algo con que defenderme— Yo no planeo moverme de aquí, te lo voy advirtiendo.

-No papá, mamá no me envió pues ni piensa en ti. ¡Pero de este departamento si saldrás!

En cuestión de segundos el había volado contra mi, intento cortarme con el cuchillo pero con la tapa de una olla pude cubrirme. Aún así la tapa no quedo bien del todo pues el arma que empañaba mi hijo atravesó la tapa.

Rápidamente saco está de la tapa y volvio a atacarme, está vez no me quedo más que esquivar. El vení atacando como un lunático, de cierta forma cómo yo, lo peor es que no podía atacarlo pues aún tenía el alcohol subido en mi cabeza.

-¡Hijo! ¡Basta!

-¡No! ¡Basta tu papá! —Grito mientras una patada me cayó en el pecho, empujándome contra la refrigeradora— ¡Es que en serio eres imbécil!

Levanté mi mirada rápidamente, ví como el volvía a embestir, su cuchillo estuvo a nada de cortar mi cuello cuando la palma de mi mano lo freno. De esta un poco de sangre empezó a brotar.

-¡Ella se arriesgo! ¡Tu le habías correspondido! ¿¡Para que!? —Empujo un poco el acero contra mi carne, sentí como está se incrustaba— ¿¡Para que una tal Jenny te hiciera alejar de ella!? ¡Y encima se parece a mamá!

-¡Espera! ¿Tú cómo sabe~ ¿¡Me viste con Atenea!?

Inmediatamente hice la pregunta el alejo el cuchillo, dando paso a qué la sangre brote libre por mi mano. Al instante quiso conectarme una patada a la cara la cual esquivé mientras apretaba mi muñeca para evitar que sangre mucho, la puerta del refrigerador quedó hecho añicos. Recomponerla me saldría un ojo de la cara...

-Si, yo y Eros te vimos. —Fue sacando su pie de la refrigeradora— Ahora el está consolando a la pobre porque llora por un imbécil.

-¡Yo no sabía que quería besarme realmente! ¡Seguro fue por el alcohol! ¡Era una cita amistosa!

Su cuchillo salió volando, rozando mi hombro y dejando un ligero corte para finalmente quedarse clavado en la pared que estaba atrás de mi.

-¿¡Pero que clase de cita es amistosa!? —Extendio sus brazos mientras creo que me reprochaba— ¿¡Crees que una mujer sale con "un amigo" vestida así!? ¿¡Que por algo le molesta que mencionen tus conquistas ese amigo Omar!? ¡Ya veo porque eras dios de la guerra violenta!

No quise responder, no tenía forma, sea lo que sea que diga sonaría idiota. El también lo sabía pues no me exigió responder, solo golpeó la pared dejando una gran marca de su golpe. Tras eso me miró y habló un poco más calmado.

-Papá, tienes que ir por ella.

-Esta molesta Anteros, lo mejor es dejarla sola por hoy.

Un golpe certero impacto en la boca de mi estómago, este no me dolió demasiado pero si algo. Mi hijo golpeó apenas yo finalice mi oración. Obviamente la respuesta no fue la correcta.

-Entiende esto querido padre, si esperas hasta mañana muy probablemente sea tarde. —Fue alejando su puño de mi, llevo su mano a mi rostro y me dió unas palmadas como si fuese su amigo— Tienes que ir a su hotel, he visto esa mirada en sus ojos, la forma en que te dijo que el problema era que no sucedía nada. Pa...

-¿Que Anteros, que?

-No dejes ir esta oportunidad, no lo hagas por favor. Ella se nota que siente algo por ti, no diré que aún siendo que es obvio pues debe salir de su boca. Pero si te diré que debes darte está oportunidad. —Poco a poco fue volando con sus alas para ponerse a mi altura— Tu rostro en el Olimpo reflejaba una soledad e infelicidad de tu parte pues no tenías a alguien que se te entregará, y no solo en carne como mamá. Sino que también en otros aspectos. Puedes decirte que acá estás bien y todo lo que quieras, así como decías antes que en la guerra te sentías mejor que nadie, pero en esta vida muchos nacen para estar acompañados y es tu caso. Intenta sentar cabeza padre... Ella es indicada para tí.

Solo di unos pasos atrás, me apoye en el mueble de la cocina mientras el seguía mirándome. Pensé un momento en sus palabras, dudaba de estás pues en toda mi vida solo fue en estos últimos ocho meses que Atenea me mostró afecto. Pero no dejaba de tener razón... ¿Tenía que ir a buscarla?

-Anteros...

-Padre, deja de ser un troglodita por un minuto y piensa que tanto puedes ganar. ¿O es que me vas a decir ahora que no puedes ver a Atenea con ojos de amor cuando con la mirada te la desnudabas y estaban cediendo ante el beso?

Tenía razón, pero no solo por eso. También podía ser por el hecho de que no la deje tirada en mi puerta cuando me busco, o cuando acepte su cita siendo que podía decirle que no. Eran varios momentos en los qué cedí o la trate bien.

-¿Y si me rechaza ahora?

-Eres Ares, o Henry, dependiendo que prefieras. Y ella te mira de una forma única. ¿Tu crees que te botara sin darte la oportunidad de que te corrijas? —Su voz sonaba agradable, jugaba con sus palabras, usaba su capacidad de convencer probablemente— Vamos hombre, pensando un poco.

Solo respiré y camine por las llaves de mi coche, las cogí y fui a la puerta. Mi hijo me seguía por detrás y creo haberle oído decir "yes". Baje con el las escaleras del departamento mientras algunos vecinos salían asustados a preguntarme si paso algo pues oyeron ruidos, les dije que una cucaracha empezó a volar y exagere en matarla. Esto hizo reír un poco a Anteros, era mejor que ría a qué se enojé.

En cuanto estuvimos en el coche y arranque rumbo al hotel un montón de pensamientos vinieron a mi cabeza. De que si estaba haciendo bien, si sería lo mejor para ella y para mí, que sucedería a partir de ahora, y la promesa a Eris...

Eris, ¿Por qué no me encontraste tu? ¿Me estarías buscando? ¿Tu madre te dejaría hacerlo tú misma? ¿Realmente estabas construyendo aquel castillo con tus propias manos para vivir los dos o ya habrías encontrado a alguien más como seguramente hizo Afrodita?

-Papá.

-¿Que pasa hijo? —Le pregunte mientras pasaba una curva—

-Noto dudas en tu corazón, por favor. Déjalas de lado por hoy. Solo haz caso y se plenamente tu con ella. No te preguntes nada más, solo deja que fluya.

Probablemente lo decía pensando que era por dudas con su madre, pero no era asi. Era por una mujer a la que le prometí intentar amar, pero que haciendo esto solo la iba a lastimar. Pero ya no había marcha atrás o eso creo, cielos, cuántas cosas quería creer en ese momento.

-¿Entonces tengo que subir a su cuarto o tú me llevarás volando?

Una risa salió de él mientras me miraba.

-Jaja, no... Irás a la piscina. Van a nadar juntos en lo que es la ciudad del amor porque así lo deseamos los dioses del amor.

This is War (Esto es la guerra) | Ares and Atenea fanfic Donde viven las historias. Descúbrelo ahora