This is War (Esto es la guerra) | Ares and Atenea fanfic

VII.

Despedida de París.
Pt. 1

Atenea; diosa de la guerra.

Estaba emocionada, el mensaje de Ares me había llegado por sorpresa. Pensé que todo eso de despedirnos que aquella ciudad era una idea que botar al tacho de basura mental, ¡Pero no! Al final me pidió que fuéramos. Así que lo mas rápida que pude me fui a mi hotel, el "Fraternite" e intentando no demorar mucho pero tampoco haciéndolo mal me depile, me bañé y peine lo más rápido que pude.

Demoré en cambiarme pues tenía un montón de vestidos que podía usar, todos tan bellos cuánto más los apreciaba. Al final viendo el celular y que en este había un mensaje que decía: "Estoy abajo" tuve que coger el primero que alcance, ya vestida cogí mi cartera y me heche un poco de perfume. Abriendo la puerta me frene y mire unos segundos a mi cama, ahí abajo todavía seguía la sorpresa que tenía para él. Me preguntaba si hoy era un buen día para dársela.

Al final baje, el estaba ahí. Podía jurar que se veía hermoso(bueno, siempre lo estaba). Aquel traje que le compré le quedaba tan bien entallado con su hermosa figura que se manejaba. Las estatuas de los mortales no le hacían honor al cuerpo que realmente portaba.

Tímidamente me acerque a él, pues no tenía idea de si quería ser cariñoso conmigo o guardaría cierta distancia por lo acontecido con respecto a Harmonía.

-¡Hola! —Dije algo emocionada— Me alegra que nos podamos despedir de París.

Acerco su mano a mi rostro, sin consultarme se apoderó de mi mentón e inclinando ligeramente su cabeza sembró un beso en mis labios mientras con su otra mano secuestraba una mía. En cuanto alejo sus labios de los míos me sonrió y me habló.

-A mi también amor. Hay que apurarnos, dentro de nada empezará la película.

-¿Sabes? Sinceramente la película no importa mucho mientras te tenga a ti esta noche de despedida.

Él volvía a sonreír, mi comentario romántico parece que le gustó, tras eso me dijo que notaba algo diferente en mí. "¿De verdad?" fue lo que le pregunté, pues ni yo me había dado cuenta de eso. Bueno, que no le dimos mucha importancia y al final fuimos a aquel Camaro viejo que nos esperaba, pero claro, era su Camaro.

Me ayudó a entrar, era tan gentil como siempre, en cuanto me senté aún tenía mi mano apresada a la suya. No la soltó hasta dejarme un beso en está para ir al asiento del piloto.

Ahí sentados teníamos que esperar a que su motor se caliente.

-Hazme acordar de comprarte un Camaro más moderno para tu cumpleaños Ares.

-¡Ja, ja, ja! ¿Estás loca? —Me pregunto— Podrías comprarme hasta un Lambo y te juro que seguiría manejando este vehículo.

Ahora era yo quien empezó a reírse, el apego que le tenía a este coche me daría celos si es que tuviera vida. De suerte solo era metal y cuero que se usaba como transporte.

-Te juro que voy a romper tu Camaro si es necesario.

-Ni te atrevas preciosa, te amo. Porque este coche llevará a nuestros hijos en un futuro. Así que pido te vayas a retractar.