VIII.

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Artemisa; diosa de la caza.

Martes en la tarde.

-Hermana, hermana.

Oí los ecos de una voz que me hablaba, voz que conocía pues era de mi hermano. Apolo intentaba despertarme y movía uno de mis hombros.

-Hermana despierta, ya es tarde. —Empeco a agitar mi cabeza, yo no quería despertar. Tenía sueño— Levántate, son las cuatro de la tarde y aún no has comido nada.

-Apolo...

Dije olvidando toda esperanza de que me dejara dormir, el no se iba ir hasta levantarme.

De a poco empecé a abrir los ojos, el se sentó a un lado de la cama y cuando ví que ya estaba despertando dejo de mover mi cabeza. Yo bostece mientras me acomodaba ya que estaba boca abajo, lo primero que hice fue estirarme, después frote mis ojos. Algo cansada lo miré.

-Dime hermano, ¿Que te trae al aposento de tu bella hermana? —Pregunte bromeando— ¿No ves lo feliz que dormía?

-Si, te ví durmiendo cómoda hermana. Pero ya son las cuatro y no puedes seguir durmiendo. Te hará mal si te acostumbras a ese horario.

Que lindo era cuando se preocupaba, cuando mostraba que aún siendo a veces un caprichoso era alguien con sentimientos. Eso me generaba sonrisas que no pude ocultar, ésto no era la excepción así que lo hice. El soltó una pequeña carcajada y me preguntó a qué se debía.

-¿Y eso?

-Nada. —Respondi— Venga ven, dame un abrazo hermano que te quiero.

Estire mis brazos, apenas lo hice el me miró un poco consternado e hizo una pregunta boba.

-¿Quien eres tu y que has hecho con mi hermana?

Jugando le di una cachetada suave, el exagero demasiado el impacto y se dejó caer al piso. Yo me rei mientras me iba parando de mi cama y me dirigía a mi vestuario a cambiarme el pijama.

-¡Bobo! —Le dije entre risas— ¿Es que tú hermana ya no te puede abrazar?

El se fue levantando del piso mientras se sobaba de dónde fingía dolor. Apenas dejo de hacerlo me dió una respuesta muy de Apolo.

-Osea si, pero es que no cualquiera puede tocarme hermana.

Su comentario fue muy egocéntrico, me animaría a decir que como el. Pero eso le iba a ofender, pues para el no había nadie que se le iguales.

-Ays, soy tu hermana. No fastidies. —Hable mientras entraba al vestidor— Quédate ahí. Me cambio y regreso contigo hermano.

No respondió, pero supe que seguía ahí ya que sus pasos para mí eran únicos y no los oí. Busque entre mi montón de ropa algo decente pero al ver que no tenía las ganas de ponerme algo decente pues me puse mi ropa deportiva y salí mientras me hacía una cola en el cabello. Algunos mechones de salían de este.

Camine hasta donde el y estirando los brazos dije "Tara", el me miró algo raro y me preguntaba porque. Sin aguantar las ganas le pregunté.

-¿Que sucede hermano?

This is War (Esto es la guerra) | Ares and Atenea fanfic Donde viven las historias. Descúbrelo ahora