Capítulo 3

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La campana que marcaba el final del almuerzo resonó por los pasillos. Me levanté de la mesa mientras Charlie seguía hablándome del último partido de los Yankees.

—En serio amigo, esa última carrera fue épica...

—Ya lo sé viejo, yo también lo vi. —respondí por enésima vez.

—Pero, es que nunca me imaginé...

Opté por no prestarle atención y llegué hasta mi casillero mientras él seguía hablando del home run. De repente abrió los ojos como platos, y exclamó:

—¡Dios mío, tengo detención! La maestra me va a matar. Adiós, amigo.

Me dio una palmadita en el hombro y se fue corriendo. Negué con la cabeza y me reí. Estaba organizando los libros cuando escuché una voz femenina:

—Andrew.

«Ay no», pensé.

Levanté la vista, sin mucho entusiasmo. Sí, lo de siempre: una chica rubia de ojos verdes recostada a un lado de mi casillero, jugueteando ligeramente con un mechón de su cabello. Tuve que contenerme para no poner los ojos en blanco.

—Hey, hola —contesté—. Hum... ¿Te puedo ayudar en algo?

Ella sonrió.

—Mi nombre es Rebecca, pero puedes decirme Becky.

—Un placer. —dije sin apartar la mirada de sus ojos.

Esperó un momento antes de continuar:

—Oye, me estaba preguntando si...

Alcé las cejas.

—Bueno... ¿Te gustaría pasar por mi casa uno de estos días y... no sé, tomar algo?

No respondí. Ella apartó la mirada unos segundos, después clavó sus ojos en mí y dio un paso al frente. Instantáneamente, yo di uno hacia atrás. Suspiró.

—Es que, verás, he escuchado mucho de ti y creo que eres un chico interesante. Me gustaría que nos conociéramos.

—Bueno, pues te lo agradezco mucho. Pero creo que podemos conocernos sin necesidad de ir a tu casa y tomar algo. Me encantaría, pero la verdad es que estoy un poco ocupado.

Ella avanzó un paso nuevamente, y por pura cortesía, no me moví.

—De acuerdo, pero...

Se echó el cabello hacia atrás, y puso las manos sobre mis hombros.

—Si en algún momento...

Le eché un vistazo a mi reloj.

—Oye, lo siento mucho, pero tengo que irme. Un placer conocerte, Rebecca.

Le tomé las manos para apartarlas con la mayor delicadeza de la que fui capaz, cerré el casillero de un portazo, di media vuelta y me fui a clase.

Santo cielo, ¿por qué siempre me pasaba eso?, ¿por qué no podían entender que no estaba interesado en ninguna relación sentimental?

Entré a mi aula y el profesor de Ciencias Sociales me fulminó con la mirada.

—Tarde Collins.

—Lo lamento, profesor. Tuve un pequeño... contratiempo.

Sonreí tímidamente.

—Muy bien, solo por esa excelente redacción...

Ventajas de ser el alumno predilecto.

Elisa's POV

—Te lo dije Eli, completamente inaccesible. —exclamó Becky frustrada.

—Cálmate, no es para tanto —le dije—. Apenas le hablaste, no puedes esperar que a la primera interacción te...

—Ni siquiera una sonrisa Elisa, ni siquiera.

Yo sí esbocé una sonrisa. Nunca había visto a mi amiga así.

Apenas terminó la jornada nos fuimos a mi casa para comentar la buena nueva y, por supuesto, mis padres y mi hermano la recibieron con mucho entusiasmo. Ahora yo estaba sentada en el sofá con un pote de arequipe entre las manos, mientras ella se paseaba de un lado a otro lamentándose por su fracaso.

—Y fue tan... cortante.

—Becky, ¿recuerdas la clasificación? Al 99% de los chicos se les entra por los ojos, pero todavía queda un 1% decente. Parece que Andrew forma parte de ese grupo. ¿No se supone que lo conoces?

Me atravesó con la mirada.

—Disculpen chicas, les traje palomitas.

A Becky le cambió la mirada de inmediato.

—Gracias Chris —dijo endulzando la voz.

«Oh, no Becky, a mi hermano no».

Él le dedicó una sonrisita, sonrojándose.

—¿Lo ves? —gritó ella señalándolo.

Chris quedó completamente patidifuso.

—¿De qué hablan?

—Nada hermano, solo que Becky está traumada porque su amor platónico no cedió ante sus encantos y tú sí.

Él frunció el entrecejo.

—No me digan que ya empezaron otra vez con eso.

—¿Con qué? —dije haciéndome la inocente.

—Lizzy, es el primer día. Dijiste que te querías enfocar completamente en tus estudios y...

Señalé a Becky con la cuchara.

—Fue su culpa.

Ella se llevó las manos al pecho haciéndose la ofendida.

—¿Disculpa? Fuiste tú la que se metió de lleno en el asunto, yo nunca...

—Sí, sí, sí... —la corté untando la cuchara nuevamente con el arequipe.

—Elisa, hablo en serio —me reprendió Chris.

Le dediqué una gran sonrisa.

—No te preocupes, cielo.

Él negó con la cabeza.

—Tú sabes que eso no funciona conmigo.

—Por supuesto que no —dije haciendo un puchero.

Él se echó a reír.

—Vale, supongo que no tengo derecho a meterme en tus asuntos, pero espero que sepas lo que haces, y que no te metas en problemas.

—De acuerdo.

Becky carraspeó así que golteé a verla.

—Me gustaría saber cómo planeas conquistar a Andrew.

—No te voy a decir Becky, somos contrincantes ¿recuerdas? Y se supone que tú me llevas ventaja.

Ella frunció el entrecejo.

—El jueves es el partido —dijo como para sí misma.

—¿Partido?

—Tal vez pase un poco antes a desearle buena suerte y...

—Becky, ¿de qué estás hablando?

—Andrew juega en el equipo de béisbol de la escuela, bueno, en realidad juega en cualquier cosa en la que haya una pelota, el caso es que hay un partido importante el jueves. Creo que ese día haré mi próximo intento.

—Oye, ¿no crees que le estás dando demasiada importancia?

Ella me miró sorprendida.

—Quiero decir que, nunca le habías hablado ni siquiera, y ahora estás obsesionada.

Becky se dejó caer en el sofá a mi lado, resoplando.

—No se te olvide que tú también estás metida en esto, así que más te vale que...

—Calma amiga, todo a su tiempo. Todo a su tiempo.

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