Capítulo 12

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Andrew's POV

Elisa abrió la boca para argumentar, pero terminó volviéndola a cerrar. Apoyó las manos sobre una mesa y se mordió el labio inferior, aún con la mirada fija en mí. Por un momento creí que me mataría, pero un segundo después, sonrió.

—Sin duda alguna, no eres un angelito —dijo.

Le guiñé un ojo y no fue hasta que escuché los grititos ahogados que me di cuenta de lo que acababa de hacer. Por todos los santos, ¡le guiñé un ojo!

La campana sonó sacándome de mi trance, y apenas si dijeron unas palabras ambos profesores cuando todas las chicas se reunieron alrededor de Elisa, y todos los chicos se reunieron a mi alrededor.

—¡Dios mío, Andrew! ¡No puedo creerlo! —exclamó Charlie.

—¡Por fin! ¡Por fin! ¡Alabado sea el Señor! —gritó Matt.

—¡Esto es histórico! —dijo otro chico con el que no recordaba haber hablado nunca.

—¿Desde cuándo se conocen, eh? Porque es...

Me empecé a marear. Las preguntas se arremolinaron en mi cabeza y me empezó a faltar el aire. De alguna manera logré salir del salón y me recosté contra la pared. Los demás no tardaron en llegar, pero Charlie vino al rescate.

—Chicos, por favor. Conserven la calma. Si lo matan no nos podrá contar, así que...

Negué con la cabeza y puse los ojos en blanco. Divisé una papelera a pocos metros y fui hasta allí, saqué el papel que nos habían dado al principio y lo boté. La inscripción quedó hacia arriba, por lo cual se veía claramente un: "A favor".

Charlie llegó a mi lado y se quedó mirando el papel.

—¿Estabas a favor? Pero... Tú... ¡No puede ser! ¡Andrew! ¡Estabas a favor y...

Le tapé la boca y le susurré al oído:

—¿Te importaría decirlo más fuerte, por favor? Creo que la profesora Hopkins no te oyó.

Él empezó a patalear, pero no lo solté.

—Maldita sea Charlie —exclamé cuando me dio una patada en la espinilla—. ¿Te puedes calmar? Mira, te prometo que te lo voy a contar todo, ¿de acuerdo? A ti y a Matt. Absolutamente todos los detalles.

Charlie asintió enérgicamente y yo lo solté de a poco.

—¡Matt! ¡Ven aquí! —gritó—. ¡Andrew nos va a decir lo que pasó!

Me di una palmada en la frente. Dios, ¿por qué no podía tener amigos normales?, ¿era mucho pedir?

Matt llegó corriendo, obviamente todos los demás chicos detrás.

—Disculpen —exclamé—. Lo siento mucho, pero los tres tenemos que hacer hoy un trabajo así que...

Tomé a Charlie de la chaqueta, a Matt del brazo y los arrastré hacia nuestro salón. Agarré todas mis cosas rápidamente y ellos hicieron lo mismo. Luego los saqué ignorando sus protestas y llegados al parqueadero, los monté a los dos en mi auto. Me subí y arranqué.

—Bien. Te escuchamos. —dijo Matt frotándose el brazo.

—¿Pueden tener un poco de paciencia? En mi casa les cuento.

Una vez más pasé por alto sus protestas, encendí la radio y la puse a todo volumen. Unos minutos después estábamos frente a mi casa. Me bajé de un salto y ellos me imitaron. Abrí la puerta y saludé:

—Hola familia.

Mi madre salió de la cocina y me dio un beso en la mejilla.

—Hola cielo, ¿cómo te fue?

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