Capítulo 5

1K 62 3
                                    

Elisa' POV

Becky estuvo molestándome todo el día del jueves, y en la mañana del viernes, seguía echando su perorata. Yo no le presté atención. Ya sabía lo que iba a hacer, tenía al objetivo en la mira, y la estrategia muy clara en mi cabeza.

—... ¿Ya viste a dónde te llevó tu orgullo, no? Y además... ¿A dónde vas?

Me acababa de levantar de mi mesa al ver que Andrew estaba parado justo donde yo quería, acompañado por otro chico. No le respondí. Caminé con paso firme y cuando llegué a su lado, puse una mano sobre su hombro.

—Disculpa.

Él suspiró y me miró buscando algo entre su chaqueta.

«Santo cielo. Acabo de entender a Becky»

Sí, la primera vez que lo vi pensé que era guapo, pero ahora que estábamos frente a frente estuve a punto de olvidar el plan y echar todo al traste. De lejos me había dado cuenta de que tenía ojos claros, pero de cerca, resultó que eran aguamarina. No azul celeste, ni verdes: aguamarina, y para colmo, su piel pálida hacía resaltar muchísimo más el color. Tenía el cabello castaño, desordenado con ese toque despreocupado y atractivo tan típico de los deportistas; era alto y se notaba que era fuerte y rápido.

Me reñí a mí misma, forzándome a concentrarme, y luego agradecí silenciosamente que él solito me ayudara y me sacara de mis milésimas de segundo de modo hormonal. Y es que me miró un momento a los ojos antes de desviarse hacia mis manos, como si buscara algo, y luego sacó un esfero de su bolsillo.

Volviendo a ser Elisa Windfrey, la hija de Afrodita, sonreí para mis adentros. Me había esperado que hiciera exactamente eso, lo había visto firmar un millón de autógrafos a todo el que se le acercaba. Pero ese no era el plan.

Me hice la que no entendía que estaba haciendo, paseando la mirada del bolígrafo a sus ojos.

—No, yo... —dije en un tono de completa confusión que resultó perfectamente convincente— Solo quería preguntarte dónde puedo encontrar el aula de filosofía.

Hasta con cara de póker se veía guapo. Esbocé una sonrisa tímida y me disculpé diciendo que había llegado el día anterior.

—Oh.

Andrew bajó el lapicero con una expresión que me hizo saber que lo había hecho sentir como una pulga. Luego, me examinó atentamente.

Fase 1: lograr que se muestre aunque sea un poco interesado. Se evidencia con una sonrisa, una mirada pícara o cuando te presta más atención de la que debería.

«Sí. Punto para mí»

Estaba imaginándome la cara de Becky, pero tenía que seguir en el papel. Aparté la vista como si me hubiera puesto incómoda y con eso lo devolví al planeta Tierra. Me señaló dónde quedaba el aula, y yo volteé a mirar, reprimiendo una sonrisa. Le di las gracias y lo pillé de nuevo con esa mirada extraviada.

—Sí, no es nada.

Me dedicó una sonrisa perfecta por la que, estoy segura, muchas chicas habrían matado. Me cuidé de no corresponderla tan abiertamente y me alejé por el pasillo, hacia el salón que ya sabía dónde estaba.

***

—¿Qué demonios fue lo que le dijiste? —me preguntó Becky como si quisiera asesinarme.

—Fase 1, lista.

Ella me taladró con la mirada. Después la suavizó.

—Te sonrió —dijo como si estuviera a punto de llorar—, se quedó mirándote.

FléchameDonde viven las historias. Descúbrelo ahora