Capítulo 21

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Andrew's POV

—Me sirven. —dijo Lisa sonriendo y extendiendo la mano hacia mí.

—Pero...

—Me sirven. —repitió.

La miré con el ceño fruncido, y muy lentamente me llevé la mano a los bolsillos del pantalón. Saqué un pequeño fajo de billetes y los puse en su mano.

—En realidad no sé lo que planeas hacer pero...

Una enorme sonrisa le iluminó el rostro, avanzó la distancia que nos separaba y se colgó de mi cuello.

—Gracias. —susurró en mi oído.

Sentí como si alguien hubiera sometido a mi estómago a una descarga eléctrica.

«¡Reacciona! ¡Muévete! ¡Haz algo!», me gritó mi subconsciente.

Y estoy seguro de que fue mi subconsciente, porque la parte racional de mi cerebro había dejado de funcionar. Antes de que lograra poner en marcha de nuevo los pensamientos lógicos, Lisa se apartó de mí y empezó a caminar hacia la caja registradora. Becky y Daniel se fueron detrás de ella, y después de otros tres segundos de aturdimiento, los seguí mecánicamente.

Lisa se detuvo a unos pocos pasos, aferró ambos libros contra su pecho y le echó un vistazo al chico que estaba atendiendo en caja. Me ubiqué a su derecha, mientras Becky y Daniel lo hicieron a su izquierda. El chico estaba metido de cabeza en su celular, de modo que no nos prestó atención. Lisa esbozó una sonrisa traviesa y de repente, supe cómo tenía planeado ahorrarse nueve dólares.

—Ay, no. No estarás hablando en serio.

Un brillo juguetón apareció en su mirada y sin apartar los ojos del chico se soltó la cola de caballo dejando caer libremente sus rizos sobre los hombros. Cubrió la distancia que nos separaba de la caja con Becky detrás. Daniel me lanzó una mirada de desconcierto y yo, por toda respuesta, suspiré y seguí a las chicas.

Lisa puso los libros sobre el mostrador, se inclinó y apoyó los brazos sobre él.

—Hola. —dijo suavemente.

Me sobresalté. Había escuchado ese tono muchas veces. Un tono que solía estar acompañado de una sonrisa, una mirada sugestiva, y un jugueteo de cabello. ¿Pero en ella?

El chico levantó la mirada, aburrido, y apenas vio a Lisa, sonrió de medio lado y respondió con el mismo tono:

—Hola princesa.

Lisa esbozó una sonrisa. La misma sonrisa que utilizó cuando se paró en esa mesa... Empujó suavemente los libros hacia el chico, quien los tomó sin apenas prestar atención. Tenía sus ojos puestos en ella. Una pequeña llama se encendió en mi pecho, apreté las manos en puños y fruncí el ceño.

—Serían... —dijo el chico desviando brevemente la mirada hacia la pantalla—. Cuarenta y dos dólares.

Becky le pasó el resto del dinero a Lisa, disimuladamente. Ella lo tomó, desenrolló el que yo le había dado y se puso a contar lentamente.

—¡Oh! —exclamó de una forma tan convincente, que hasta yo me lo creí.

Se llevó las manos a los bolsillos del short, buscando un dinero que no estaba allí.

—Dios, no... —posó sus ojos en los del chico y le dedicó una sonrisa tímida—. Lo siento, yo... ¿Me ayudas? —preguntó extendiendo los billetes.

El chico los tomó, se mordió el labio y dijo:

—No sabes cuánto me gustaría pero...

Entonces Lisa hizo algo que no solo dejó al chico boquiabierto, sino a Daniel y a mí de paso. Se llevó una mano al cabello, y se envió lentamente el mechón hacia atrás; un gesto muy común en ella que ya de por sí siempre me dejaba embobado, pero encima de todo se humedeció los labios y se mordió el inferior. Tomó un papel y un esfero que estaban sobre el mostrador y le dedicó una mirada cargada de intensidad al chico.

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