Capítulo 32

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Elisa's POV

Dejé escapar un larguísimo silbido.

—Mis condolencias —dije.

—Vamos, no puede ser tan malo. —repuso Daniel, no muy convencido.

—Eh... Imagínate ir a un centro comercial con diez compradores compulsivos.

Él asintió levemente.

—Okay. Digamos que lo soportaría.

—Genial, ahora multiplícalo por diez mil.

—Gracias —dijo Becky escéptica, cruzada de brazos.

Daniel me miró horrorizado. Yo sonreí, y por molestarlo y asustarlo un poco más le eché la bendición.

—Bueno, que se cuiden. Ojalá sobrevivas Dan, si lo logras ya sabes que eres bienvenido en mi casa también.

Andrew se rió detrás de mí, mientras Becky empezaba a arrastrar a Daniel hacia la salida. Él me dio una última mirada angustiada y luego siguió a mi amiga.

—¿Vamos? —preguntó Andrew.

Asentí.

—Pero hoy vamos en mi auto —añadí rápidamente.

Él alzó las cejas.

—¿Por qué? Se supone que el chico tie...

Puse los ojos en blanco y pasé por su lado, yendo hacia el estacionamiento.

—Haces muchas preguntas, Ro...

Me callé de inmediato.

«Nada de Operación Cupido, ¿recuerdas? Simplemente vas a mantener esto como si nada hubiera pasado. Amigos, y punto»

Una de las razones por las que lo invité, sabiendo que mi hermano llegaría a casa pronto. Necesitaba que Chris me ayudara a trazar muy bien esa línea.

***

—Hola mamá —saludé.

—Hola cielo... ¡Oh! Hola Andrew, ¡qué gusto verte!

—Lo mismo digo —contestó él, esbozando una sonrisa.

—Oye, en un rato van a venir Becky y Daniel, ¿está bien? —le dije a mamá.

—Claro, no hay problema. Aunque creo que tu hermano va a llegar en...

La puerta se abrió.

—Sí, justo ahora.

—Ese viejo amargado... —entró rezongando Chris—. ¿Cómo se le ocurre...?

Vio a Andrew y frunció el ceño.

—¿Qué está haciendo él aquí?

—Christopher... —dijo mamá entre dientes—. Ya habíamos hablado de esto.

Chris suspiró y esbozó la sonrisa más hipócrita del universo.

—Hola, Andrew. Qué bueno que has venido. ¿Quieres que te sirva un poco de té?

—De manzanilla, por favor. —contestó este, divertido.

No pude evitar que una enorme sonrisa me cruzara el rostro. Mi hermano lo fulminó con la mirada, dejó caer la maleta en el sofá y empezó a caminar hacia la cocina.

—Y unas galletas tampoco quedarían mal —añadió Andrew.

Chris se volteó y abrió la boca, a punto de insultarlo, pero mamá clavó los ojos en él y dijo:

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