Capítulo 42

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—¿No se supone que estabas castigado, Andrew? —le dije desde la ventana.

Él alzó la vista y se hizo el ofendido.

—Sí, hola linda. ¿Cómo estás? Yo también me alegro mucho de verte.

Sonreí.

—Hola Andrew. Ahora, ¿qué estás haciendo aquí si se supone que no puedes salir en una semana?

Él se encogió de hombros y se metió las manos en los bolsillos.

—Seeeh... Mamá ayer me dijo algo que no tendría ningún sentido si en serio me dejaba castigado.

—¿Y qué es?

—Que no dejara que nada me aparte de ti.

Me quedé mirándolo, intentando averiguar si realmente su madre le había dicho eso o si lo estaba utilizando como excusa.

—Esta mañana la convencí de que ese "nada" incluía los castigos de madre. —concluyó con una sonrisa.

Me apoyé contra el marco de la ventana, sin apartar mis ojos de los suyos.

—¿Y bien? Ya sé que soy muy guapo, pero no te puedes quedar ahí mirándome eternamente. ¿Así que vas a bajar a abrirme o quieres ir a algún lado?

—De una u otra manera tendría que bajar, genio —le respondí—. Esa pregunta no tiene lógica.

Él esbozó una sonrisa.

—Muy bien, entonces tomemos la opción lógica: baja.

Puse los ojos en blanco mientras negaba con la cabeza, cerré la ventana y bajé las escaleras. Les avisé a papá y mamá que saldría y aproveché que mi hermano estaba metido de cabeza en la nevera para escaparme. Salí de la casa y le sonreí a Andrew.

—Me vas a hacer perder un preciado día de lectura.

Él me correspondió la sonrisa.

—Y mira lo feliz que estás.

Le saqué la lengua como si fuera una niña pequeña y me subí al auto.

—Muy bien, ¿y cuál es el brillante plan de hoy? —pregunté cuando lo puso en marcha.

Él tardó un momento en responder.

—Quiero que veas algo.

Suspiré.

—De acuerdo.

Encendí la radio, como si fuera mi propio auto, y me puse a buscar una buena canción.

—Déjala ahí. —pidió Andrew, justo en la que me iba a detener.

Imagine Dragons. Radioactive.

Sonreí.

—Tienes buen gusto, Andrew.

Él se encogió de hombros, con la mirada fija al frente. Unos minutos después reconocí la vía.

—Oh, ya sé a dónde vamos. —dije.

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