Capítulo 34

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—¡Feliz Navidad! —exclamaron mamá y papá apenas Chris y yo bajamos las escaleras.

Sonreí y los abracé a ambos, deseándoles lo mismo. La semana que faltaba se había pasado volando, y esa Navidad iba a ser la más agitada de mi vida. Íbamos a celebrar por la mañana en familia, y luego cada uno de nosotros tenía sus propios planes. Papá y mamá se iban a pasar el día juntos, Chris tenía una fiesta con sus amigos de la universidad, y yo había quedado con los chicos en una pista de patinaje sobre hielo, antes de ir al baile de la escuela.

Creo que jamás un chico me había dado tanta pelea para convencerlo de algo: Andrew seguía insistiendo en que no quería ir al baile, y cuando le dije que queríamos ir a una pista de patinaje faltó poco para que saliera corriendo. Pero finalmente logré que dos días antes del baile invitara a una chica de mi curso llamada Helen a ir con él, y por un momento creímos que íbamos a tener que llevarla al hospital porque estuvo dos minutos completamente inmóvil, sin creerse lo afortunada que era. Después lo convencí de que viniera a patinar con Kelsy, para que yo le enseñara a ella, pero él solo aceptó hasta que le prometí que no lo iba a hacer patinar a él.

Estábamos al pie del árbol, abriendo los regalos, y yo ya había apilado unos diez libros nuevos que iban derechitos a mi estantería. Me levanté con seis en mis brazos y comencé a maniobrar para subir las escaleras. Abrí la puerta de mi cuarto con la mano libre y empecé a acomodarlos por título, y a abrir espacio para los que faltaban.

—Creo que deberías abrir espacio para uno más.

Di un respingo enorme, y me di la vuelta rápidamente. Andrew me dedicó una de sus sonrisas cegadoras.

—¡Dios mío! Casi me matas del susto —exclamé—. ¿Cómo entraste, eh?

Él se encogió de hombros.

—Creo que ya me gané el favor de tus padres. No el de tu hermano, pero...

Sonreí.

—¿Y qué haces aquí?

Él señaló con la cabeza un paquete que estaba sobre mi cama. Me acerqué con recelo y lo examiné.

—¿Es para mí? —pregunté.

Andrew se rió.

—No, de hecho es para Chris. Tenía ganas de desearle una Feliz Navidad.

Lo miré fijamente.

—Anda, ábrelo. Lo tengo ahí hace semanas, no me hagas esperar más.

Tomé el paquete lentamente y reconocí de inmediato la forma de un libro.

—Oye, no tenías que... —empecé.

—Shh... Ábrelo y después me dices lo que quieras.

Suspiré y comencé a quitar el envoltorio con cautela. Mi corazón se puso a latir aceleradamente.

—Dios mío, Andrew, pero si... Este no... Ni siquiera ha salido...

—¿Qué tal si miras la primera página? —propuso sonriendo.

Lo examiné con la mirada. Me acababa de regalar un libro que ni siquiera estaba en venta aún, ¿y quería que mirara la primera página?

—Vamos Lizzy, quiero ver tu reacción.

Hice lo que me decía y mi corazón se detuvo de golpe.

—Andrew... ¿Cómo...

—Léelo.

Mis ojos recorrieron una y otra vez la página, sin creer lo que veían.

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