Capítulo 31

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Andrew's POV

Arranqué las guirnaldas de un tirón y las dejé caer en el bote de basura, que ya estaba repleto de florecitas y otras malditas cosas cursis que no habían servido para una mierda. Recorrí la terraza con la mirada de nuevo, buscando algo que hubiera pasado por alto, y cuando me aseguré de que no quedaba nada por recoger, solté el bote en una esquina con tan poca delicadeza que se tambaleó peligrosamente y terminó regándose por el suelo. Le di una patada sin preocuparme por el enorme desastre que acababa de formarse y me recosté contra el borde del balcón, mirando hacia la ciudad.

—Hey, hola.

Me giré rápidamente y vi a Lisa en las escaleras, sonriendo.

—Hola —susurré.

—Supuse que estarías aquí —dijo caminando hasta mí y siguiendo mi ejemplo de recostarse contra el borde.

—¿No tenías Literatura ahorita? —pregunté.

—¿Tú no tenías entrenamiento? —contraatacó con una sonrisita de suficiencia.

Seeeh, la temporada empieza en enero así que... Creo que todavía puedo hacer lo que quiera sin morir degollado.

Lisa se rió y posó sus ojos en la vista de la ciudad. Nos quedamos en silencio un rato, sin que llegara a ser incómodo.

—¿Vas a ir al baile? —preguntó de repente.

—No. Son un asco.

«Especialmente cuando no puedes ir con la persona que te gusta porque un maldito desconocido se te adelanta...»

Lisa esbozó una sonrisa y negó con la cabeza.

—¿Qué? —pregunté.

—Eres muy extraño, Andrew.

—Creo que lo tomaré como un cumplido.

Ella se rió y clavó sus ojos en mí.

—No, en serio. Creo que...

Se quedó callada un momento y luego apartó sus ojos de los míos.

—¿Qué?, ¿qué sucede?

—Debes ser el único chico popular en el planeta Tierra que no va a fiestas, ni a bailes, que no se fija en nadie...

Dejé escapar una carcajada.

—Lo sé, me lo han dicho demasiado.

Ella se mordió el labio.

—Solo tienes un problema.

—¿Cuál? —pregunté divertido.

Lisa me recorrió de arriba a abajo, y por un momento me hizo recordar la primera vez que la vi, cuando me dio exactamente la misma mirada.

—Esa sonrisa arrogante que tienes en este preciso momento. —dijo ella sonriendo a su vez.

Si no la conociera, podría jurar que me estaba coqueteando. Anda, pero eso no implicaba que yo no lo pudiera hacer...

—¿Por qué? —repuse sin molestarme en borrarla.

Ella puso los ojos en blanco.

—¿Soy la única persona con la que haces eso?

—¿Qué? —dije haciéndome de rogar, aunque sabía perfectamente de qué estaba hablando.

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