Capítulo 28

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El silencio en la mesa se volvió insoportable. Todos se habían olvidado de comer y tenían la mirada fija en nosotros dos. Algo se instaló con fuerza en mi corazón, como una estaca que empezaba a presionarme demasiado fuerte.

—Probablemente es lo más cursi que he dicho en toda mi vida. —dijo por fin Andrew con una sonrisa.

Acercó la mano a mi rostro y me colocó un mechón de cabello detrás de la oreja, con dulzura, con suavidad, con...

«No, no Elisa. No pienses en eso»

—Pero es cierto. —concluyó en un susurro, sus hermosos ojos aguamarina clavados en los míos.

La estaca se hundió en lo más profundo de mi corazón.

«Fase 7, irremediablemente completa», pensé con tristeza.

Suspiré y me aparté con suavidad, clavé la vista en mi plato y comencé a juguetear con los espaguetis sin llegar a comerme ninguno. Todos seguían callados, y era perfectamente consciente de que todas las miradas estaban puestas en mí. Me atreví a levantar la vista un milisegundo, y mis ojos dieron con los de Becky. Me interrogó con la mirada y yo le comuniqué un "después te explico" de la manera en la que únicamente las mejores amigas pueden hacer.

En mi mente comenzó a librarse una sangrienta batalla:

«Deberías decirle... No, no soy capaz... Pero es lo correcto... Pero me da miedo... ¿Y qué importa? Es tu amigo. Tienes que decirle... Justamente, es mi amigo...»

Me sobresalté cuando sentí la mano de Andrew sobre la mía, y antes de que pudiera decidirme si mirarlo o no, fui salvada por la campana. Me levanté y me despedí, rehuyendo por completo las miradas de todos, cogí mi libro y me alejé rápidamente. Entré al primer baño que encontré y me miré al espejo. Mis ojos se veían grises, y tenían un brillo que amenazaba con derramar lágrimas en cualquier momento.

—Tranquila, tranquila —me dije cerrando los ojos.

Reanudé la batalla en silencio hasta que finalmente me decidí. Abrí nuevamente los ojos y me incliné sobre el lavamanos.

—Muy bien, lo dejaré pasar —me mordí el labio y añadí intentando convencerme a mí misma—. No es tan grave. Estoy exagerando. Lo dejaré pasar.

***

—Señorita Windfrey. ¿Se puede saber a qué se debe esta impuntualidad?

Hice mi mejor esfuerzo por esbozar mi sonrisa de siempre.

—Lo lamento profesor. Tuve un pequeño contratiempo.

Este me miró ceñudo y luego hizo un gesto hacia mi pupitre.

—Muy bien, que no vuelva a suceder.

Apenas me senté, percibí la mirada de Becky y Daniel taladrándome. Los ignoré completamente.

—Bien, como estaba diciendo, espero que traten bien a su nuevo compañero y si alguien sería tan amable de prestarle los cuadernos sobre todo lo que hemos visto...

Diez chicas levantaron la mano inmediatamente, y a mi mente le costó un momento regresar al planeta Tierra y entender de qué compañero nuevo estábamos hablando. Lo busqué con la mirada y cuando mis ojos se cruzaron con los de James, le sonreí.

—Sí, mm... ¿Elisa? ¿Podrías ayudar con eso? —me preguntó el profesor.

—Claro —repuse distraídamente.

Diez manos se dejaron caer estrepitosamente sobre el pupitre y diez pares de ojos se esforzaron en convertirme en piedra. Le eché un vistazo a James nuevamente, y comprendí por qué. Sí, era lindo. Bueno, más que eso a decir verdad. Los años después de la última vez que nos vimos le habían sentado de maravilla. Y era nuevo...

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