Capítulo 50

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Elisa's POV

Esas palabras, esa sonrisa. Fue lo único que necesité para que la realidad de lo que había hecho me golpeara en la cara.

«Lo besé. Besé a Andrew Collins. Besé a mi mejor amigo. Besé a un chico que, se supone, está enamorado de mí... Maldita sea, ¡soy una estúpida!»

Y no solo eso. Me hice pasar por su novia, lo cual no sería tan grave si él no tuviera tanta razón.

«Idiota, idiota, idiota»

Nos habían visto y el chisme se iba a regar como pólvora. Nos habían visto y toda la escuela creería que éramos novios. Y si quería seguir con esa estupidez que acababa de empezar, no podía desmentirlo. No hasta que Derek se fuera, al menos. No hasta que se terminara el torneo. No hasta dentro de tres semanas...

«¡Oh, carajo

—Eh... Yo... —empecé—. Supongo que...

Andrew se rió.

—Tengo que volver con los chicos. No puedo jugar, pero soy el capitán y el entrenador está demasiado estresado como para dar un buen discurso motivacional. Así que supongo que me tocará hacerlo a mí. —dijo como si nada.

Asentí lentamente. Él me dedicó una sonrisa, se acercó y me dio un beso en la mejilla.

—Nos vemos —se despidió y pasó por mi lado dejándome hecha un completo lío.

Becky se esperó cinco segundos para perderlo de vista antes de empezar a gritar como loca:

—¡Lo besaste! ¡Dios mío, lo besaste! ¡Oh, por todos los santos! ¡Lo be-sas-te!

Escondí el rostro entre las manos, maldiciéndome a mí misma. Becky me cogió por los hombros sin ninguna delicadeza y clavó sus ojos verdes en mí.

—¿Qué se siente?

Estreché los ojos hacia ella.

—¿Qué se siente besar a Andrew Collins?

—¿Qué? No... Yo no...

—Demonios, Elisa. ¿Me vas a decir que no sentiste nada?

«En primer lugar, hace solo dos segundos que me volví plenamente consciente de ello...»

Me aparté y enredé las manos en mi cabello, sin dejar de pensar en lo idiota que era.

—Santo cielo... Debiste haber visto. Todo el mundo se quedó mirándolos. Es que...

—¡Ya basta, Becky! —grité.

Ella se calló de inmediato y se quedó mirándome, esperando una explicación.

—¿No escuchaste lo que acaba de decir? —pregunté alterada empezando a caminar de un lado para otro—. Prácticamente...

—Prácticamente ahora tienes novio —dijo ella sonriendo.

—¡Exacto!

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