Capítulo 9

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Estaba completamente loca. Definitivamente había perdido la cabeza. ¿Estaba faltando a clases por ir... con Andrew?

Era un idiota, no era broma, ni tampoco parte de la estrategia. ¿Quién se creía como para darse tanta importancia? ¿Cómo era eso de "necesito una explicación"?, ¿acaso se la merecía? Es más, ¿por qué le interesaba? Que estuviera acostumbrado a que todas las chicas cayeran a sus pies no significaba que yo lo hiciera. Y sí, al diablo que estuviera en plan de conquista con él precisamente de esa forma, era un idiota arrogante. Aunque bueno, también un idiota adorable. La forma en que dijo que le terminaría diciendo que sí y todo eso, de cierta forma fue bon... ¿Qué estaba diciendo? Fue arrogante. Fin de la historia.

El caso es que, ahí estaba, sentada con Andrew en el patio de la escuela mientras el resto del instituto estaba en clase.

«Estoy demente.»

—Bien —dijo Andrew posando sus ojos en mí—, te escucho.

Me quedé callada. Él era el interesado, que preguntara puntualmente y si veía una muy buena razón para responderle, lo haría.

—Ok, ya veo. Entonces... ¿por qué hiciste el reto?

—¿Por qué te interesa?

Lo sé, estaba siendo bastante fría, pero es que estaba molesta. Casi pude ver los engranajes girando en su mente y entonces esbozó una pequeña sonrisa.

«Ay, no. Eso no es bueno»

—Porque te quiero recordar que a estas horas la noticia se habrá regado por toda la escuela, y todo el mundo te va a reconocer por eso. ¿Aún sabiéndolo, decidiste hacer el reto? Me parece un poco absurdo.

Idiota x 10

—Sí. No importa lo que digan los demás, eso es su problema. Ahora, repito mi pregunta, porque no la respondiste. ¿Por qué te interesa?

—Porque no es muy fácil encontrar a personas que sean ellas mismas sin importar lo que digan los otros.

Idiota adorable x 100

—Ahora —prosiguió—, lo que me hace ruido es que no creo que hayas sido tú misma. ¿Cómo es que te expones a los demás siendo algo que no eres?

Idiota x 1000

—No me conoces. ¿Cómo sabes que no mostré lo que soy?

—Porque si fueras la chica que se paró en esa mesa, en estos precisos instantes me estarías coqueteando.

Idio... Bueno, tal vez no era tan idiota. Sí tenía cerebro.

Una sonrisa se formó en mis labios sin pedirme permiso.

—Bien —suspiré—. Hice el reto porque soy demasiado orgullosa, ¿de acuerdo? Se supone que debía coquetearle a cinco chicos en frente de todos, y obviamente dije que no. Entonces una chica me empezó a molestar y todo eso, así que no me resistí y le dije que podía hacer mucho más que eso, y... Ya ves.

Andrew asintió levemente, luego sonrió.

—Pues lo lograste. ¿Sabes lo difícil que es hacerme bailar?

Me reí.

—Bueno, espera —me dijo—. Ahora necesito saber qué fue lo que le dijiste al director.

Le dediqué una sonrisa de satisfacción.

—Ya te lo dije. Cuando saliste se desahogó y yo actué como buena psicóloga.

Él negó con la cabeza.

—Eres un caso.

—¿Y tú qué le pretendías decir?

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