Capítulo 51

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Me escondí detrás de la pareja de tortolitos en que se habían convertido Becky y Daniel. El día anterior había sido casi imposible salir al estacionamiento y entrar a mi auto para ir a casa. Corrección: fue imposible. Porque cuando estaba a punto de lograrlo Andrew me raptó, me subió al suyo y me llevó a la casa de Matt.

Sus padres estaban de viaje así que no hubo ningún impedimento para organizar una tremenda fiesta a la que fue prácticamente toda la escuela. Los tuvimos a todos encima de nosotros interrogando desde cuándo estábamos saliendo, por qué no habíamos dicho nada, etc, etc, etc. Y mientras yo fulminaba a todos con la mirada y pretendía soltar por millonésima vez que no éramos novios, Andrew se negaba a borrar la maldita sonrisa del rostro y a desamarrar los brazos de mi cintura, informando alegremente que ya llevábamos dos semanas. Hasta que finalmente el muy idiota logró lo que quería: finalmente desistí y me resigné a aceptar la bonita historia de amor que él se acababa de inventar.

Ya había tenido suficiente y no tenía ganas de que esa mañana una marea humana se me viniera encima y me impidiera llegar a tiempo a mi clase de Literatura. Obviamente, no sirvió de nada.

—¡Elisa! ¿Qué tal va eso con Andrew, ah?

—Oye, ¿desde cuándo son novios?

—Elisa, ¿cómo te lo pidió?

Dejé escapar un larguísimo suspiro e hice lo posible por ignorarlos. Salí de detrás de mis amigos, ya que esta vez no me habían resultado nada útiles, me les adelanté y seguí caminando hasta mi salón. Y resultó que, cuando después de cinco minutos logré llegar, me entraron ganas de pegarle un puñetazo a Andrew.

—¿Qué estás haciendo? —murmuré obviando los grititos emocionados detrás de mí.

Andrew esbozó una de sus sonrisas perfectas provocando que todas las chicas suspiraran. Estaba recostado contra el marco de la puerta, con las manos metidas entre los bolsillos... Esperándome. Se acercó a mí y me tomó de las manos. Tuve que contenerme para no fulminarlo con la mirada y soltarme.

—Estoy cumpliendo con mi gran papel de novio —susurró para que solo yo pudiera oírlo.

—Te lo estás tomando demasiado en serio —dije entre dientes arrastrándolo dentro del salón y cerrando con seguro.

Mala idea. Ya había personas en el aula y se estaban acercando. Volví a abrir la puerta pero no tuve tiempo para hacer nada porque Becky y Daniel entraron de inmediato y volvieron a cerrarla.

—Creo que alguien está disfrutando demasiado esto —exclamó Daniel mirando a Andrew.

El aludido esbozó una sonrisa y yo puse los ojos en blanco.

—Sí, sí, sí. Qué lindo —dije abriendo nuevamente y empujándolo lo más delicadamente posible—. No te emociones tanto, ¿sí, Romeo?

—Awwww —exclamó la multitud afuera.

Él me guiñó un ojo y yo me obligué a sonreír, antes de cerrar la puerta y dejarme resbalar por ella.

—Ay, por Dios —murmuré.

Becky sonrió de oreja a oreja.

—¿Sabes qué? Tú también deberías aprovechar y besarlo todos los días. —exclamó.

Le di una mirada asesina.

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