Capítulo 39

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Mi corazón se puso a latir a mil kilómetros por hora.

«Ay, santo cielo... No puede ser verdad»

—Andrew, ¿qué estás...?

Él sonrió y se llevó un dedo a los labios.

—No le digas a tu hermano, ¿sí?

«Demonios. Me está... Me está...»

—Oye, yo no...

—Dios, eres más difícil de lo que creí. ¿Me dejas ir por partes, al menos? —dijo.

«Maldita sea»

Debería decirle que no. Debería contarle toda la verdad de una buena vez y alejarme de él antes de que fuera demasiado tarde. Pero tal vez ya lo era...

Respiré profundamente.

—Andrew, tengo que decirte algo.

—En teoría esa es mi línea, Lisa. El problema es que ya lo hice —repuso—. No fue muy romántico, ¿verdad? Prácticamente te lo escupí en la cara.

Escondí el rostro entre las manos.

«Tranquila. Respira, respira...»

—No, no Andrew. No se trata de eso. Es solo que...

—Solo que yo estoy enamorado de ti, pero tú no de mí. Okay, capito, eso ya lo entendí.

«Carajo. Otra vez...»

Alcé la vista, clavé los ojos en los suyos y me mordí el labio.

—Oops, eso tampoco fue romántico, ¿cierto? —dijo con una sonrisa.

Suspiré.

—Andrew, por favor...

—Cálmate, solo déjamelo a mí.

—No, no Andrew. No puedo...

Andrew puso los ojos en blanco.

—Okay, está bien. Jamás te dije eso, nunca tuvimos esta conversación y simplemente vamos a comenzar de cero.

Estreché los ojos hacia él, pero él se contentó con sonreír, aclararse la garganta y tenderme la mano.

—Andrew Collins, preciosa. Es un placer conocerte.

No pude evitarlo.

Sonreí.

***

Solo hasta un rato después me puse a pensar que si estuviéramos viéndolo desde mi punto de vista de la Operación Cupido, Andrew Collins acababa de pasar a la Fase 2. Me había logrado arrancar una sonrisa coqueteándome. Una sonrisa de verdad.

Y, Dios. Eso me asustó. Me asustó demasiado.

Estábamos sentados en el pasto, y yo no podía dejar de pensar en que él estaba actuando tal y como yo lo hice cuando fuimos al parque cerca de su casa. Cuando apenas nos estábamos conociendo. Cuando yo seguía completa y totalmente enfocada en conquistarlo. Dejé escapar un suspiro, reprendiéndome mentalmente a mí misma por enésima vez. Finalmente terminé por desconectarme completamente de lo que Andrew me estaba diciendo y perderme en mis pensamientos.

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