Capítulo XXXIX

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La Waverider realizó un pequeño corcovo antes de detenerse en la atmósfera de Gondorf. Lyla se asomó a la escotilla y observó los paisajes que el planeta ofrecía, muy similares a los de la Tierra, lozanos, reverdecientes y riquísimos en vegetación que era, por otra parte, visiblemente distinta en colores y formas. A lo lejos se veía una ciudad; la capital. Las casillas se aglomeraban en torno a un gigantesco castillo con torres y picos, hecho a base de piedra blanca. Era majestuoso, monumental. Ningún rey o reina humano habría podido siquiera imaginar semejante magnificencia. Poseía rasgos distintivos de los gondorianos, que siempre apelaban al lujo y a lo extravagante en su forma de vestir y actuar, no menos que en la arquitectura.

El mar se extendía desde el puerto hasta el horizonte lejano, curvándose en una bahía de arenas blancas y aguas turquesas, encrespadas en aquel momento por el viento estival. Cientos de barcazas, veleros y armatostes de navegación de todo tipo flotaban amarrados en los muelles, y una aglomeración de techados rodeada por un tumulto de gente dejaba en claro que el comercio era prolífero en aquella zona del mundo.

La joven se giró hacia Ava Sharp al oírla aproximarse. No se sentía muy a gusto en compañía de aquella mujer; estaba demasiado perdida en su propio rencor, y Lyla sabía a ciencia cierta que, cuando viese a su madre, trataría de cometer alguna locura que le otorgase la ilusión de poder saciar su dolor y hambre de venganza. Y en cierta manera comprendía, pero le habría gustado que fuese más abierta a una negociación. Respetaba mucho a las leyendas, y estas respetaban mucho a Ava. Era terca como una mula, sí, y estructurada, e impulsiva. Pero bajo todo ese nubarrón, era posible detectar un corazón honesto y bien intencionado. Por eso no podía condenarla, pese a que las hubiese atacado a ella y a Lena.

- Detesto este lugar – dijo la mujer, entrelazando las manos detrás de la espalda.

- Tienes razones para hacerlo – asintió Lyla –. ¿Nunca han intentado viajar al pasado para cambiar las cosas? Podrías traerla de vuelta, o incluso ir más allá... Podrían llevarme a la Tierra cuando Neriza la atacó.

Ava soltó una risita cínica.

- Veo que no estás muy informada acerca de los viajes en el tiempo. Las cosas no funcionan así. Cuando realizas un cambio de esa magnitud, las cosas pueden alterarse, si no es de una forma, de otra mucho peor. Por supuesto que, cegada por la ira, quise recuperarla apenas me enteré. Por suerte mi equipo estaba allí para detenerme.

Lyla se esperaba esa respuesta. Cuando la Kara futura los visitó, les explicó que estar con ellos era un riesgo tremendo, y que podría llegar a repercutir en el futuro si no tenía cuidado. Hasta entonces no se había cuestionado realmente si su accidente en el agujero negro no habría tenido que ver con esa advertencia.

- Es probable – contestó Ava encogiéndose de hombros cuando se lo contó –. Es difícil saberlo con certeza ahora, pero de cualquier forma pudo hacernos un favor. Si hubieras muerto en la guerra, no estarías aquí para volver a enfrentar a esa cabrona.

- Creí que no te agradaba que estuviese con ustedes... - Lyla sabía que eso no era cierto, pero había aprendido que, para charlar con los humanos y otros seres no sensitivos, debía disimular todo cuanto percibía. Quería ganarse a Ava, y si debía victimizarse de esa forma para hacerle recordar que ella no era el problema, así lo haría.

- No confundas las cosas – replicó la mujer, mordiendo el anzuelo –. Mi problema no es contigo, niña, aunque nunca vayamos a ponernos de acuerdo con respecto a esa asesina a la que llamas madre.

- Llegaremos a un acuerdo cuando recibamos las debidas explicaciones. Escucha, tú no la conociste. Nunca viste cómo hacía reír a todos, y cómo animaba hasta el más triste de los días. No importa lo que digan; yo me niego a creer que la mujer que se ponía caramelos en los dientes, hacía caripelas y bailaba y cantaba todo el tiempo se ha convertido en lo que el resto dice.

Nuevos comienzos-  II Parte (Supercorp)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora