LXIII

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Las risas y la calidez resonaban en la sala en conjunto con el tañido de los cristales de las copas de los que ya habían llegado, augurando una velada encantadora. 

 Lyla estaba sentada con los codos sobre la mesa y el mentón en las palmas, oyendo y observando la pantomima elaborada por una tía Alex algo borracha en referencia a lo que ocurría en ese instante en el muelle.

- ¡Me han dejado plantada!- dijo levantando un dedo hacia el techo. Ella interpretaba a Amelia.

- Te equivocas, amor mío- Dijo Magguie dando un salto desde detrás del sillón con una mano en el pecho y una extendida. Interpretaba a Diana-. ¡Aquí me ves, arribando en mi barcaza de guerreras amazonas con un único cometido!- dió otro salto caricaturesco, como si estuviese subiéndose al muelle, y se arrodilló ante Alex con aire Shakespeareano- pedir... Tu mano.

Alex comenzó a brincar como una niña e imitó el acento apresurado de Amelia.

- ¡Madre mía! ¿Estoy alucinando?- miró alrededor-. ¡Esto es como en una película de esas que me dejan llorando una semana! Ay, ¡qué monada! Estaba hacía tiempo entre que me lo pides tú o te lo pido yo... Entre que se podía y no se podía... Pero mira qué guapa estás, con tu manto blanco y tus brazaletes y tu pelo negro ondeando al viento...

Magguie carraspeó.

- ¿Eso es un sí o me tendrás aquí arrodillada el resto de la noche?

Alex se arrodilló junto a ella y tomó sus manos.

- ¡Mil veces sí!- la besó- Aunque...- se hizo la pensativa- ¿Tendré que poner una sucursal en Temiscira?

Lyla aplaudió y Kara se unió a ella.

- Bravo, bravo... Aunque creo que te faltaron unas diez líneas para alcanzar a la tía Mel en su mínima expresión...

- Yo creo que estuvo excelente- dijo Kara en tanto se aproximaba a la heladera en busca de unas aceitunas-. Al igual que la idea de Diana... Mel nos hablará de eso durante el resto de su vida.

Las demás asintieron en concordancia, justo cuando sonó la puerta.

- ¡Yo voy!- se apresuró a decir Lyla, nerviosa a más no poder.

El foco de Estela relampagueaba de ansiedad desde el momento en que salió de su casa. Nunca la había percibido de esa forma. Quiso serenarla desde la distancia, pero no hubo caso.

Abrió la puerta y la vio temblando allí de pie. El corazón se le derritió. Le ofreció una sonrisa alentadora, reprendiéndose por tener que ponerla en ese aprieto, y tomó su mano para alarla hacia adentro.

- Joder, entonces tu tía, la que rellena los silencios, no va estar, ¿verdad?- preguntó mirando alrededor.

Lyla se carcajeó y ladeó la cabeza justo al tiempo en que Alex aparecía detrás de ella- cerveza en mano- y la ojeaba con una ceja en alto.

- ¿Tú eres la novia de mi sobrina? - dijo con un gesto redomadamente serio.

Estela la miró hacia arriba y se quedó en pausa, como si le hubiesen receteado el disco duro. Lyla apretó su mano y se volvió hacia su tía.

- ¡Afloja ese ceño, por Rao! Que se creerá que eres de lo peor.

- Es de lo peor- dijo Maggie abrazando a Alex por detrás - Hola, Estela. Al fin te traen a conocer al clan... 

Kara se aproximó desde la cocina con un vaso de jugo de frutillas y se lo ofreció a su nuera con una sonrisa, guiñándole un ojo. 

- Siéntete como en casa, pequeña - le dijo -. Los demás están por llegar.

Nuevos comienzos-  II Parte (Supercorp)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora