XIX

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Sentada a la mesa, Lyla contemplaba los picos de la ciudad lejana con una sensación de inestabilidad corroyéndole las entrañas. Más abajo, algunos jardineros trabajaban inclinados en las flores de colores que resplandecían bajo el sol perpendicular. Los patios del palacio eran brillantes, hermosos, muy acordes al gusto de Cat y de Amelia combinados. 

Tras ciertas indagaciones, descubrieron que Disda'hurnica era una infiltrada de la causa Anti-Neriza, contratada para acabar con Lena definitivamente. La hurniana había aprovechado la oportunidad para cumplir con su tarea en tanto Kara salió de la nave, y estuvo demasiado cerca de conseguirlo. 

El suceso trastornó a Kara en más de una manera. La forma en que acabó con Disda tan irreflexivamente la había dejado acongojada. La matanza era un extremo al que jamás había estado dispuesta a llegar, pero cuando pensó que Lena estaba muerta, todas sus capas de moral y cordura la abandonaron de una sola vez, y el resultado fue verdaderamente macabro. No demostraba su malestar, pero Lyla se fijaba en ella de vez en cuando, en tanto le parecía que había guardado silencio por demasiado rato, y la sorprendía en una mueca o con los ojos perdidos en el recuerdo. 

Después estaba el hecho de que no se despegó de Lena un solo minuto durante los días siguientes, como si creyese que alguien podía intentar volver a atacarla, que seguía indefensa como cuando era un cuerpo en una camilla.

Lena le repetía una y otra vez que se sentía igual que siempre, que el peligro ya había pasado, pero eso no allanaba sus temores. Para dejarla más tranquila, se sometió a una serie de análisis que dieron como resultado lo mismo que ella sentía: estaba bien, sin disfunciones ni nada fuera de lo normal. 

Con la destrucción de la nave colmena, pereció también el aparato que había concebido La Sombra que debilitó a las Danvers - Luthor. Sin embargo, ahora que estaba claro que sus enemigos tenían armas como tal en su contra, la Liga de la Justicia debía dedicarse a pensar en artefactos capaces de proteger a sus integrantes más poderosas. Lena y Alex trabajaban en ello. 

Mientras tanto, la vida se reenganchó en un punto algo impreciso para Lyla, que sentía como si hubiese vuelto a una existencia muy lejana que había continuado en su ausencia, olvidándola. 

Shera había partido hacía dos meses a Waven'hurn, y si bien hablaban de vez en cuando a través de la pantalla, comenzaban a hacerle falta sus ojos atentos y su voz firme y tranquila. En Niat había empezado a acostumbrarse a ella, a su cuerpo en las noches, a sus ronquidos súbitos y espeluznantes, a sus despertares cariñosos y su conversación tanto como a sus preguntas intrusivas pero sagaces. 

Le había prometido que pronto iría con ella. Si Lyla no iba, en su lugar, a Waven'hurn, se debía a que sus madres necesitaban tenerla cerca, y la verdad era que también le preocupaba lo que sucedió con Disda. La amplitud de la red que se cernía sobre su familia era un misterio aún para ella. Ya no era seguro de dónde podrían salir sus enemigos, ni de qué manera lo harían. 

Sus tías la buscaban a diario. Caminaba con Cat por los jardines, respondiendo a sus preguntas resueltas e incisivas como mejor podía. Con Alex era más fácil: la escuchaba con paciencia y no la juzgaba por el pasado. Lyla percibía cierta negrura en su foco, que no se había restaurado desde la muerte de Maggie y probablemente jamás la abandonaría. Alex era la única capaz de comprender las fronteras de su dolor por Estela, por eso era más confortable su presencia, y también su silencio. 

Amelia era una bolsa de gatos como siempre, pero la hacía reír, y eso resultaba grandioso. Siempre tenía alguna anécdota bajo la manga, ya fuese acerca de Diana o de Kara y Lena cuando eran jóvenes. Su chispa la refrescaba, la extraía de sus pensamientos. Amelia, a sabiendas de su estado impreciso y complicado, la había raptado para enseñarle a coser, confeccionar y diseñar: como resultado, Lyla había roto tres de sus máquinas favoritas. Era rápida como Lena para aprender, pero torpe como Kara.

Nuevos comienzos-  II Parte (Supercorp)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora