Al posarse frente a la nave colmena, Lyla se detuvo un momento y analizó a quienes estaban dentro. Seis personas en total: entre ellos Musia, Ertim - uno de los miembros más poderosos de la causa, también Courtiano, dueño de la mitad de las ciudades del planeta -, Gad'gar, un marciano refugiado en las lunas de Cárcavar -agente metamorfo útil para misiones de alto riesgo-, Samalasi, de Silas, que solía trabajar para el gobierno, un hurniano cuyo foco conocía y, por último, un alguien a quien Lyla no había percibido antes, cuya lectura le hizo encender todas las alarmas. No era usual: había en ese ente un compás energético que no pertenecía a la materia de ese mundo. De todas maneras, no era poderoso, así que no se inquietó demasiado.
Las compuertas se abrieron y solo las cinco cabezas de la causa salieron a su encuentro. Musia iba vestida con una armadura courtiana blanca, de sedas compresas muy pesadas, hechas para los cuerpos largos y potentes de los de su planeta. La expresión en su rostro era la misma de siempre: locuaz y ambigua, capaz de adoptar la forma que fuese necesaria según un objetivo específico. Ahora que Lyla había pasado un tiempo alejada de ella - y considerando la razón por la cual se había alejado -, esa expresión adquiría de repente una connotación diferente, apática y ladina. Si antes Musia no le había parecido confiable, ahora estaba verdadera y firmemente convencida de que no podía darle la espalda ni por un segundo.
Lo que más le llamó la atención fue ver allí a Detrik'hurn, la antigua mano derecha de Febn'hurn. Shera le había contado que fue él quien le dio el arma para matarla.
Había gato encerrado.
- Lyla, qué bueno verte - dijo Musia, sonriéndole con afabilidad -. Tienes buen aspecto, sin dudas te has recuperado.
Lyla se acercó, incapaz de descifrar aquella actitud serena y el comentario que iba envuelto en su falsedad.
- He tenido tiempo para hacerlo - replicó, depositando sus ojos en Detrik'hurn de forma desafiante -. ¿Están aquí para intentarlo de nuevo?
El hombre se enderezó y guardó silencio. Fue Musia quien tomó la palabra.
- Disculpa nuestros métodos- sonrió-, a veces para probar que las armas funcionan, hay que, de hecho, probarlas.
Lyla separó los pies y tensó los músculos.
- ¿Para qué querían un arma contra mí?
- No solo contra ti, y decidimos que tampoco es necesario matarte- dijo Detrik -. Tú nos eres útil.
Haciendo cálculos con lo poco de lo que disponía, Lyla no conseguía entenderlo.
- ¿No <<solo>> contra mí?
Los cabezas de la causa intercambiaron miradas, sin ser por Musia y Detrik, cuyos ojos seguían fijos en Lyla.
- No solo contra ti- confirmó Musia, sin especificar-. Cuestiones prácticas, ya ves, emblema de todo buen científico. Necesitábamos tu sangre y también saber que existía algo que puede detenerte.
- Ya veo - Lyla se cruzó de brazos -. Así que ese numerito que montaste cuando me desperté, eso de no saber quién era...
- Vamos, no te hagas la ofendida- Musia se acercó a ella -. Todavía no comprendes el rol importantísimo que tienes en esta guerra. Cambiarás de parecer cuando empieces a ver los resultados. ¿O olvidas por qué iniciaste este camino en primer lugar? Tú deseas lo mismo que nosotros, y nos ayudarás a contrarrestar a quienes piensan detenernos.
Lyla achicó los ojos. En su momento, el crecimiento de la causa anti- Neriza ya había llamado su atención de forma negativa. El hecho de que un grupo como el de Musia se hubiese formado hablaba de la facilidad con que podía instigarse a las masas a la revolución. Supo, al conocer a muchos de los allí presentes, que su razón de aborrecer a Neriza y llegar a aquellos términos eran sus propias vivencias: haber perdido a un ser querido o a sus familias enteras durante la guerra. Ella misma había sentido ese enardecer de las ansias de venganza, pero ahora su perspectiva estaba en medio de una transición. Sí creía que la causa pro- Neriza debía eliminarse, pero podía hacerse sin tener que llevarse por delante a sujetos inocentes, como ocurrió con Shera. La justicia debía estar dirigida únicamente a los que merecían la carga de su haber inclemente.
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Nuevos comienzos- II Parte (Supercorp)
Fanfiction"- Debes tener cuidado con lo que decides. Ser un héroe es un trabajo de por vida, y puedes perderlo todo en el transcurso (...). - No tengo miedo. La sonrisa de su madre flaqueó. - No todo es sobre miedo y valentía. El peor de...