Capítulo X

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Lyla y Estela tuvieron que meterse a hurtadillas en el campamento. Por suerte, nadie había dado el grito de alarma ante su ausencia. Todo estaba en absoluto reposo y silencio, como si incluso el viento siguiese sumido en el más profundo sueño.

Abrieron la puerta de la cabaña solo luego de que Lyla se hubiese cerciorado de que los focos de quienes se hallaban en su interior seguían durmiendo. Luego de que las dos pasaron y cerraron, se quedaron paradas una frente a la otra durante unos instantes, haciendo sendas muecas de diversión. Había sido una noche mucho más maratónica de lo que podrían haberse imaginado, y con un desenlace muy significativo. Lyla, sobre todo, no veía la hora de poder alejarse de esos predios e ir con sus madres y con la liga para enterarse de las determinaciones que hubiesen podido tomarse con respecto a la batalla en la que había participado. Luego de explicarles a todos lo que le habían dicho los alienígenas cuando descendieron del cielo, los héroes mayores decidieron que lo mejor, por el momento, era que Lyla retornara al campamento. Ellos interrogarían a los atacantes y descubrirían la razón de su interés en la hija de Númex y Supergirl.

Soltando un par de risitas silenciosas, ambas jóvenes se retiraron a sus camas y se cubrieron con las frazadas. Afuera, el sol mañanero comenzaba a asomar por encima del campo amarillento, y los gallos y aves de los alrededores empezaban a interpretar su diurno concierto. Pareció que pasaron tan solo unos minutos antes de que uno de los profesores entrase a despertarlos.

Lyla y Estela resaltaron esa mañana entre sus compañeros por ser las menos entusiasmadas con los deportes y competencias del día. Una noche sin dormir podía llegar a hacer estragos incluso en una adolescente kryptoniana mitad Númex, y mucho más considerando que no estaba acostumbrada a ese tipo de desvelo tan extremo.

-          ¿Dirán algo si volvemos a la cabaña a sestear? – preguntó Estela, bostezando.

Estaban las dos sentadas en un tronco caído junto a la tirolesa. Sus compañeros hacían fila frente a ellas, entusiasmados por volver a montar en la atracción dirigida por los guías del campamento.

-          Yo creo que sí – Lyla imitó su gesto y se pasó las manos por el rostro –.  Nunca había tenido tan pocas ganas de nada...

-          Con lo de anoche, yo tampoco las tendría... No me has dicho cómo se llaman esas cosas.

-          No lo recuerdo bien... Hal los nombró la primera vez que los enfrenté... Venían de un planeta llamado Derretob, así que serán algo así como Derretobianos.

-          Son bien feos – opinó Estela. –. Y bien antipáticos también.

Lyla soltó una carcajada.

-          Por primera vez estoy de acuerdo contigo en algo semejante. – Contestó.

Cleo se acercó con una expresión risueña desde la subida que debía hacerse luego de la tirolesa y se sentó junto a su amiga, probablemente descartando por completo la posibilidad de que hubiese estado interactuando con Estela pese a su cercanía.

-          ¡Tienes que intentarlo, Lyl! – Exclamó -. Es súper divertido... ¡Parece que vuelas!

Estela sonrió de lado desde su posición.

-          Tal vez más tarde – dijo Lyla, elevando las comisuras en una mueca de cansancio –. Tenemos semana y media aún para desquitarnos. 

-          ¡Estás réquete-muy rara hoy, amiga! – comentó Cleo, estudiándola con una ceja en alto –. Siempre eres tú la que me tiene que arrastrar a la acción. ¿Te sientes bien? ¿Te duele algo?

-          No, no. Estoy perfectamente, Cleo. Solo... –Miró a su alrededor con pereza – ¿te habías detenido a ver el paisaje?

-          ¡Pf! La última vez que me fijé en el correr de los últimos tres días, seguía siendo el mismo. ¡Vamos! – Tomó su brazo y se paró –. ¡Que ya te estás empezando a parecer a otras personas a las que no conviene parecerse! – Miró a Estela despectivamente – ¿Y tú por qué no juegas? ¿Es que temes que se te rompan las uñas postizas? – Desvió los ojos hacia Lyla en un gesto de complicidad, y no fue menor su sorpresa al ver que su amiga no le seguía el juego.

Nuevos comienzos-  II Parte (Supercorp)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora