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- ¡Por tan poco! Carajo, ¡maldita suerte! - Lena golpeó el marco de la ventana de su cuarto y dejó la marca de su puño, volviendo en sí debido al daño innecesario que acababa de causar y reflexionando unos momentos -. Tendrían que habernos avisado. ¡Debieron decirnos que los acompañáramos! ¿Qué iban a hacer ellos solos?

El aviso había llegado en la mañana junto con un informe detallado de los hechos y la investigación que había deparado en ellos. Las dos mujeres estaban en un sueño profundo debido a su reciente regreso de un asunto urgente en el cual convenía su presencia como delegadas. Llevaban varios días tratando de negociar la paz entre dos planetas que se lanzaban granadas estelares cada dos minutos, y el proceso había sido arduo y tedioso.

- Estábamos al otro lado del Unitarium - le dijo Kara desde la cama -. No hubiésemos llegado al congreso. Además, deberías confiar en el equipo. Son buenos y lo han demostrado.

Lena exhaló y caminó hasta la cama para dejarse caer en ella. Kara se inclinó para abrazarla y traerla hacia sí, aunque tuvo que detenerse cuando sintió un tirón de dolor en toda la espalda.

Preocupada, Lena se dio la vuelta y la ayudó a volver a recostarse contra las almohadas. Apartó el cabello de su rostro y levantó su blusa para ver cómo estaban las cosas.

- Sigues sanando muy lentamente - dijo, observando los moretones morados que había en sus costillas y en su torso.

- Sanará - determinó Kara, apoyando una mano en su mejilla y sonriéndole -. Vamos, quita esa expresión de susto. Ya hablamos con los médicos y con los guardianes.

- Y no dijeron nada preciso - protestó Lena -. Solo que ser herida por una gema no es cosa fácil, y que ni la piel más resistente puede librarse airosa. Pero en cuanto a la recuperación...

- No es necesario preguntarles. Me siento mejor cada día, y ya no sangro - guardó silencio, pensativa -. ¿Crees que ella también haya salido herida?

Era una cuestión que ambas habían evaluado, pero no compartido la una con la otra, porque era difícil, doloroso, rememorar el enfrentamiento y los costos del mismo. Por más daño que hubiese hecho o errores que hubiese cometido, jamás habrían podido odiar a Lyla. Su amor por ella era demasiado fuerte, y su preocupación, después de tanto, había crecido exponencialmente.

- Los guardias a quienes nos entregó dijeron que estaba bien - Lena se envolvió en las tibias frazadas y se pegó contra ella, buscando el calor de su cuerpo. En esa época, el frío se filtraba a través de las paredes y los suelos de la fortaleza, pegándose a la piel y a los huesos. Era grato tener con quién mitigarlo.

- A veces pienso en lo sola que debe sentirse evadiéndose de esta manera, hundiéndose en una oscuridad de la que nosotras cada vez somos menos capaces de sacarla - dijo Kara, abrazándola con fuerza y sacudiendo la cabeza, como queriendo deshacerse de aquel período confesional aparentemente involuntario -. Pronto la encontraremos, y ya habrá tiempo de pensar en soluciones. Esa chica, Shera, lleva las cosas bastante bien, ¿no crees? Dirige al equipo como si doblase su propia edad y experiencia. Y es lista. Eso de añadir una adivina y un periodista de las redes oscuras... Es un plan descabellado, pero parece que funciona.

- La elegimos por esa razón - dijo Lena -. Aunque... si he de ser sincera, hubo algo más que me hizo detenerme en su expediente.

Kara la miró. La conocía lo suficientemente bien.

- Es parecida a Estela, ya - observó, abstraída.

- Sí, creí ver algo de ella en sus ojos - confesó Lena -. En su postura y en sus expresiones... - la miró de reojo -. No es exactamente su doble, pero aún así resulta muy curioso. Y creo que el hecho de que sea la portada de la investigación podría jugar a nuestro favor. Al menos en el factor sensibilidad.

Nuevos comienzos-  II Parte (Supercorp)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora